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Reportaje:

Uzbekistán estudia en Galicia

Los alumnos de Asia Central dan a conocer sus países en un encuentro universitario

A Jasur Ismoilov nunca le ha interesado la profesión de sus padres, editores de dos periódicos -cada uno tiene el suyo- de la ciudad de Bujara, en Uzbekistán. Reconoce que prefiere "los negocios, los viajes, los hoteles" y se le nota, porque se toma muy en serio la tarea de mostrarles a los estudiantes de la Universidade de Santiago las maravillas de su país. Su formación en turismo le ayuda: "Mi país posee cuatro lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, una de las ciudades más importantes del Islam y más de 200 tipos de pan", resume. Como Jasur, un centenar de estudiantes extranjeros expusieron el miércoles en el claustro de la facultad de Xeografía e Historia productos típicos de sus países. Celebraban el International Day, con el que querían deshacer tópicos incómodos sobre los intercambios internacionales.

Tommaso: "Es más útil ir al carnaval de Verín que a una clase teórica de gallego"
"Cuando digo que soy francesa, creen que vengo de París", se queja Anastasia.

Jasur no hablaba apenas español cuando llegó a Santiago y todavía hoy, un año después, echa mano del inglés cuando la frase se le complica demasiado. Con el gallego tiene más problemas, asegura no entenderlo pese a que algunas de sus clases se imparten en la lengua vernácula. Contra esta desidia lucha Tommaso, uno de los organizadores del acto. Junto a unos amigos creó hace cinco meses Enxebre Compostela, una asociación con la que pretende ayudar a los estudiantes extranjeros de Santiago. "Es una pasión. Queremos que venir a estudiar aquí sea diferente de ir a cualquier parte del mundo, que Galicia no sea sólo un marco". Habla por experiencia propia, porque él mismo llegó hace seis años de Italia para estudiar en Santiago y sabe que "ver los carnavales de Xinzo, Verín y Laza es más útil que cualquier clase teórica sobre Galicia o el gallego. Es una pena que se vayan sin conocer todo eso", lamenta.

Pero al estudiante uzbeko sí le interesa el turismo. Cuando regrese a Bujara piensa aplicar lo aprendido en Galicia. Aunque en realidad ya lo aplica en Santiago. Se le nota el oficio, porque no deja de enseñar a los curiosos varios kallapush, el colorido sombrero que llevan las mujeres del campo, y algunos sums, la moneda uzbeka. "Los que vienen de los países más desconocidos son siempre los que más se esfuerzan en hacernos entender cómo viven", dice Tommaso, al que muchos estudiantes tratan ya como un amigo. Ha conseguido reunir a más de cien alumnos de veinte países diferentes, aunque las distancias se acortan pronto. Jasur habla en ruso con Arstanbek y Nodira, sus vecinos de Kirguizistán y Tayikistán -un legado de la dominación soviética- y asegura sentirse cómodo pese a las diferencias culturales.

Los alumnos asiáticos son minoría en Santiago, y apenas se los nombra cuando se habla de programas de intercambio, aunque en el campus compostelano cursan sus estudios jóvenes llegados de Japón, Filipinas, Bangladesh o Turquía. La representante turca, Esma Gamze, trajo consigo el nej, instrumento típico de Oriente Próximo, y Alejandro, recién llegado a Santiago desde Ciudad de México, entonó varias rancheras. Los estudiantes de su país no tenían representación porque se enteraron, lamenta, "demasiado tarde". Mexicanos y brasileños son los latinoamericanos que más eligen Santiago para realizar sus estudios universitarios.

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En sus cinco meses de vida, Enxebre Compostela ha viajado con los estudiantes a Lugo y a la Costa da Morte y ahora prepara una visita al triángulo mágico de los carnavales orensanos. Una de las obsesiones de Tommaso es que los alumnos extranjeros no vivan en una burbuja y conozcan a sus compañeros gallegos. Y que los gallegos los conozcan a ellos. "Cuando digo que soy francesa, inmediatamente me preguntan si vengo de París", se queja Anastasia, que estudia Ciencias Políticas y que en realidad nació en Nantes. Dice sentirse "harta" del debate sobre la identidad nacional promovido por el presidente Sarkozy y en la presentación de su país habló más de los departamentos de ultramar que del hexágono, la expresión con la que los franceses se refieren a su metrópoli. El International Day se une al Volangteer, el proyecto piloto que la Dirección Xeral de Xuventude puso en marcha al inicio del curso para favorecer el aprendizaje del gallego entre los alumnos extranjeros que como Jasir, Arstanbek y Nodira no quieren abusar de la mímica para hacerse entender.

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