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Reportaje:

Vivir con 557 euros menos

Las mariscadoras que se quedan sin pensión de subsistencia piden a Mar que recapacite porque en algunos casos suponía el único ingreso de la familia

Desde los 12 años, Carmen Hermo marisqueó en la ría de Noia, primero junto a su madre y después sola, cuando la recogida de almeja y berberecho se convirtió en su sustento. Hace dos días acudió a la cofradía de su localidad para solicitar la ayuda que la Consellería de Mar concede desde 2007 a las mariscadoras a pie que no han completado el período mínimo de cotización y se encontró con una desagradable sorpresa: la nueva convocatoria mantiene el abono del recibo a la Seguridad Social, pero elimina la pensión de 557 euros que cada mariscadora recibía al mes mientras no alcanzaba el mínimo de 15 años cotizados. Como ella, 32 mujeres que se ganaron la vida en las playas de la ría de Noia se quedarán sin una cantidad concebida para "facilitar la subsistencia" de las mariscadoras durante los años que les faltaban para acceder a una pensión.

Antes de 1993, ninguna de las afectadas por el recorte pudo cotizar
"Es muy triste que nos quiten lo poco que teníamos", dice Carmen, de Noia

La Xunta las ayudaba para corregir una situación anómala: hasta el año 2000 no estuvieron obligadas a pagar y cuando se les impuso este requisito para ejercer la actividad, el cambio pilló a muchas ya mayores y a punto de jubilarse. Con todo, ninguna de ellas pudo pagar la Seguridad Social como mariscadora antes de 1993, año en el que la consellería de Pesca de López Veiga impuso el permiso de explotación (permex) para poder extraer marisco de las rías. La lenta profesionalización del sector y "la falta de información" hicieron que muchas retrasasen al máximo, hasta 2000, su alta en la Seguridad Social. "Hubo mujeres que sí cotizaron porque aparecían como enroladas en la embarcación de un familiar, pero era algo irregular", explica Natalia Laíño, la presidente de la Asociación de Mariscadores (Agamar).

Elena Batalla, presidenta de la agrupación de mariscadoras de a pie de Noia, empezó a cotizar en 1998, dos años antes de que fuese obligatorio, porque algunas cofradías impusieron el pago a la Seguridad Social adelantándose a la propia Administración. Pero Batalla cumplió en abril los 65 años y ese mismo día perdió el permiso para trabajar. Le quedan algo más de dos años de cotización, pero ya no podrá disfrutar de la ayuda de 557 euros que sus compañeras mayores cobraban desde 2007. "Estamos atadas de pies y manos. Algunas mujeres no tuvieron ningún derecho", recuerda. Batalla se refiere a las mariscadoras que por unos meses no acumularon el mínimo de tiempo cotizado exigido por la consellería de la socialista Carmen Gallego -la que creó las ayudas en 2007- y se quedaron sin pensión, porque ni el permiso de explotación se puede prorrogar más allá de los 65 años ni ellas cumplían los requisitos para acogerse a las ayudas de Pesca y continuar pagando los años que les faltaban.

"A ver si nos podemos mover", sugiere Carmen. La pérdida de los 557 euros que la Consellería do Mar elimina de la ayuda -los únicos que suponían un ingreso, porque los 350 euros restantes son para abonar el recibo de la Seguridad Social- dejarán a la mariscadora retirada bajo el sustento exclusivo de su marido, que cobra una pensión mínima. En la misma situación está una compañera de Combarro, que insiste en que el hecho de que su esposo sí tenga ingresos no la deja a ella más tranquila. "La pensión de mi marido es de mi marido. Es muy triste que nos quiten lo poco que teníamos".

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"Nos enteramos malamente", se queja Carmen García, una mariscadora de Poio para la que la ayuda de la consellería suponía el único ingreso. "Tengo 13 años cotizados y es de lo que como", sentencia. Confía en que, como ella, las 15 mariscadoras retiradas de la cofradía de Pontevedra hagan lo posible por no perder una ayuda que en su día Carmen Gallego garantizó hasta 2013 y con la que Rosa Quintana continuó sin cambios a su llegada a Mar. "Nos la prometieron y ahora nos la quitan de golpe y porrazo", se queja. Asegura que a la mayoría de sus compañeras no les importaría seguir trabajando hasta completar su cotización. "A los 65 años dije que quería seguir trabajando para pagar lo que me faltaba, porque me encontraba bien, pero no pude porque el mismo día de mi cumpleaños me retiraron el carné", recuerda. "Si nos dejasen trabajar, estaríamos contentas", secunda Evangelina Martínez, una de sus compañeras, también retirada.

A las mariscadoras retiradas que soliciten las nuevas ayudas, convocadas el pasado 19 de enero, se les exige cotizar ininterrumpidamente desde 2000 o, en todo caso, demostrar el pago a la Seguridad Social por un período mínimo de 11 años. Recibirán como máximo 350 euros para abonar las mensualidades correspondientes del seguro. En las próximas semanas planean reunirse con la conselleira de Mar para exponerle su desacuerdo con la supresión de la pensión, para la que Quintana se escuda en razones económicas. "Igual que luchamos para tenerla, lucharemos para mantenerla", avisan.

Mariscadoras jubiladas de la cofradía de Pontevedra
Mariscadoras jubiladas de la cofradía de PontevedraCARLOS PUGA

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