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Elecciones municipales

Los bipartitos luchan contra la abstención en las siete ciudades

El PP se vuelca en Vigo y Ferrol, donde pueden decidir unos centenares de votos

EL PAÍS

De poco le servirá al PP el previsible ascenso electoral si no lo decora con al menos la alcaldía de una ciudad. Y si lo primero se da por hecho, mucho tendrá que luchar para alcanzar el gobierno de alguna de las siete grandes, dada la tradicional falta de aliados a la que se enfrenta el PP en Galicia. Pese a la extinción del bipartito en la Xunta, socialistas y nacionalistas han seguido gobernando juntos en las principales alcaldías, con gobiernos liderados por el PSdeG en seis de los casos y con el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores en Pontevedra.

Pontevedra y Vigo son dos de las plazas que el partido de Alberto Núñez Feijóo tiene al alcance de la mano. En las dos se quedó en 2007 a muy pocos votos de la mayoría absoluta, y en ambas se volcará el PP para convertir en alcaldes a Telmo Martín y Corina Porro, respectivamente. Ourense también está a un concejal de distancia, pero la división del último congreso provincial dificulta la meta.

Ninguna de las otras alcaldías se le niega, pero el aumento de los apoyos deberá ser muy notable para gobernar en A Coruña, Santiago, Lugo o Ferrol.

- Vigo. Vuelven a enfrentarse los mismos cabezas de cartel que en 2007, que también traen a primera línea del debate electoral algunos de los asuntos que parecían haber quedado resueltos entonces, como el plan general de urbanismo y la cuota de vivienda protegida en él. No es el mejor estímulo a la participación en las votaciones, que en los anteriores comicios registraron una abstención alta, de casi el 40%.Entonces el PP (13 ediles) se quedó a 1.800 votos de la mayoría absoluta. El bipartito que han liderado Abel Caballero (PSOE, nueve concejales) y Santiago Domínguez (BNG, cinco) podría pasar a la historia como el Gobierno humanizador, por el despliegue -realmente sin precedentes, gracias al Plan E de Zapatero- aplicado a la transformación urbana: centenares de calles humanizadas en el centro, la periferia y para rescatar el Casco Vello. Es ahora su mejor aval frente a un PP de oposición ruidosa y con su candidata, la exalcaldesa Corina Porro, en otros cometidos durante el mandato.

Porro ha dado en los dos últimos años su batalla municipalista desde la presidencia del Puerto, sin superar la languidez pese a su frecuentación de los juzgados y, ahora que entra en campaña, sin participar en debates. Confía más en sumarse a la marea de la tendencia que señalan los sondeos y que, en el caso de Vigo, retratan una situación de incertidumbre equivalente a la de hace cuatro años, pero con mayor dosis de aburrimiento en el electorado.

- A Coruña. El reparto dio en 2007 11 ediles al PSOE, 10 al PP y seis al BNG. Se prevén cambios, pero está por ver que sean suficientes para renovar una alcaldía que lleva ya 28 años ininterrumpidos en manos socialistas, los últimos cuatro por primera vez en coalición con el BNG. El PP tendría que sumar otros cuatro ediles para operar el cambio en la alcaldía.

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La clave está en la participación electoral. Y la movilización del electorado, que necesita sobre todo el PSOE, no parece fácil. Pero el auge electoral de los populares, que esperan incluso mayor que el de 2007 (con una subida del 23%), tampoco parece suficiente para alcanzar la mayoría absoluta. El Bloque, mientras, estrena su experiencia en el Gobierno local, pero acude a las urnas sin sus dirigentes más emblemáticos y tras una traumática renovación.

Caben novedades. En 2007, Esquerda Unida, ahora coligada con Os Verdes e Izquierda Republicana, se quedó a las puertas de María Pita. Y el peculiar líder de Unión Coruñesa, Carlos Marcos, también aspira a un escaño si hay una fuerte abstención.

- Santiago. Los partidos de la capital de Galicia también llegan al 22 de mayo pendientes de la abstención. La misma que en 2007 jugó una mala pasada al candidato socialista y actual alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, a quien las encuestas situaban al borde de la mayoría absoluta y que acabó como segunda fuerza, con 10 concejales y superado por el PP de Conde Roa (11).

Si en 2007 los socialistas atribuyeron su descalabro a la falta de tensión de su electorado, que veía la victoria hecha, los sondeos apuntan ahora a un triunfo del PP que, sin embargo, estaría lejos de la mayoría absoluta (según el CIS, se quedaría con 11 concejales, lejos de los 13 que precisa para gobernar, por 10 de los socialistas y cuatro del BNG, que estrena cartel con Rubén Cela). Ni siquiera la demoscopia que manejan los populares anticipa un Gobierno del PP, cuyo candidato tiene un nivel de rechazo en Santiago del 76% de su electorado.

- Ourense. El bipartito que preside Francisco Rodríguez (PSOE, ocho ediles) aspira a revalidar gobierno, del que el PP está a solo un concejal. Su socio, el BNG, llega dividido y a la baja, con dos ex tenientes de alcalde y un ex director general imputados tras una demanda judicial del PP, por el intento de adjudicación de unos paneles informativos que nunca llegaron a colocarse. Pero si el BNG (seis ediles) se encuentra dividido, más lo está el PP (13), en cuya lista ni siquiera reina la unidad, con baltaristas y antibaltaristas mirándose con recelo. Solo el previsible crecimiento que las encuestas, con grandes horquillas, atribuyen al PSOE podría mantenerse el bipartito, ante la pérdida de uno o dos concejales del BNG y con un PP estable en su suelo.

El presidente de la Diputación, José Luis Baltar, ocupa en esta ocasión el número dos de la lista al Ayuntamiento de la capital, un puesto más arriba que en 2007. El partido ha optado por colocar su foto al lado de la del candidato a la alcaldía, Rosendo Fernández, con escaso tirón. La sorpresa podría venir de la mano de la agrupación Democracia Ourensana que, en el caso de que llegue a superar la barrera de los 2.000 votos (consiguió casi 1.800 en 2007) tendría la llave del gobierno. Su candidato, el empresario Gonzalo Pérez Jácome, reitera que no pactará, solo acuerdos puntuales sobre la base de su programa.

- Pontevedra. Los comicios de 2007 dejaron preocupados a los responsables del BNG pontevedrés. De coquetear con la idea de la mayoría absoluta, los nacionalistas se encontraron con que tan solo un puñado de votos separaban al PP de Telmo Martín, un recién llegado, de hacerse con el bastón de mando. El equipo de Miguel Anxo Fernández Lores tomó nota y, cuatro años después, se muestra convencido de haber recuperado el favor de los ciudadanos. Pero nadie habla ya de mayoría absoluta.

En el PSOE está por ver la incidencia del efecto Louro, que sustituye a una Teresa Casal que ejerció de teniente de alcalde en uno de los bipartitos mejor avenidos de las ciudades gallegas. El PSOE, que no supera al BNG en votos desde 1991, quiere reducir al mínimo la distancia con sus compañeros de Gobierno para poder optar a las concejalías de mayor peso, y sueña con el sorpasso. Todo dependerá, no obstante, de la actuación del electorado tradicional del PP. Con una lista hecha a medida, Telmo Martín confía en que sus muy ambiciosos proyectos de infraestructuras cautiven a los vecinos. Al de Meaño solo le vale la mayoría absoluta y ya anunció que si no la consigue se irá.

- Lugo. En la ciudad de Lugo, ninguno de los tres principales candidatos renuncia a gobernar sin aliados. Hasta el cabeza de lista del BNG, Antón Bao, con posibilidades más limitadas, mantiene que no se espere de él que vaya a ser "monaguillo de nadie". Una cosa está clara para el PP: que solo le vale la mayoría absoluta, la cifra mágica de 13 concejales. También son conscientes los populares de que subir cuatro concejales será una meta complicada. Su candidato, Jaime Castiñeira, no se cansa de repetir en sus intervenciones políticas que socialistas y nacionalistas están cocinando el pacto para gobernar en coalición.

El socialista Xosé López Orozco, actual alcalde, es el más optimista y no descarta lograr una mayoría absoluta como la que alcanzó en 2003. Al fin y al cabo, tiene experiencia en cualquiera de las modalidades de gobierno; lo hizo pactando con los nacionalistas, con mayoría absoluta y, en la actualidad, en minoría.

Todos miran a unas encuestas que apuntan a un resultado ajustado entre socialistas y populares. El desgaste de 12 años de Orozco juega en contra del alcalde, lo mismo que hace la bisoñez con el aspirante popular. La llave puede estar en los nacionalistas, aunque también se dibuja una caída en sus expectativas electorales. Algunos estudios demoscópicos rebajan a la mitad la presencia del BNG en la corporación lucense que salga el 22 de mayo, actualmente de cuatro ediles.

- Ferrol. En Ferrol, el PSdeG de Vicente Irisarri se enfrenta al difícil reto de revalidar su cargo, algo que ningún alcalde de la ciudad ha conseguido desde 1983. Las quinielas dejan a los socialistas con peores resultados que en 2007, su mejor año, con nueve ediles. Lejos de la mayoría (13), quedarían a merced de reeditar su fallido pacto con IU, probar con el BNG o con ambos a la vez. Solo así podrá frenar el avance de una derecha liderada por José Manuel Rey Varela, que crece en todos los sondeos y que confía en pasar de siete a 10 o hasta a 11 ediles, según el PP.

Los pronósticos no pintan demasiado bien para Izquierda Unida y BNG, que temen "la desmotivación del electorado de izquierdas" y el castigo de una abstención que amenaza con ser protagonista. IU-EU, con cuatro, se estanca o cae, y los nacionalistas (dos) subirían ligeramente en votos después del batacazo de los últimos comicios, en los que perdieron cuatro concejales. Al PP todavía le queda una baza de poder en las filas de Independientes por Ferrol, el partido independiente eternamente liderado por Juan Fernández, exconselleiro con Manuel Fraga que siempre araña alguno de los 25 asientos de la corporación.

Con información de Primitivo Carbajo, Paola Obelleiro, José Precedo, Cristina Huete, Víctor Honorato, Pepe Seijo y Lorena Bustabad.

Las cuatro Diputaciones, en el alero

En A Coruña, socialistas y nacionalistas confían, aunque pierdan peso electoral, en reunir votos suficientes para seguir gobernando la Diputación un tercer mandato. Suman ahora 18 del total de 31 escaños. El PP, con 13, necesita ganar tres para alcanzar la mayoría absoluta y recuperar la institución que gobernó entre 1999 y 2003. Pese a que se pronostica su crecimiento en todas las comarcas, no es un objetivo fácil. Donde tienen más fácil arrancar un diputado es en el Barbanza. En 2007, el PSOE obtuvo por los pelos su representante en esta comarca. Al PP, que tiene en Ribeira su alcaldía más importante, le faltaron 180 votos para sumar dos de los tres escaños. El BNG se llevó el otro.

La Diputación de Lugo se juega en los partidos judiciales de A Fonsagrada y de la capital, muy mimadas por PSdeG y PP ya en precampaña. Ambos partidos empatan a 11 diputados, igualdad rota con el apoyo de los tres del BNG al socialista José Ramón Gómez Besteiro. El partido judicial de Lugo será especialmente disputado, ya que aumenta su representación provincial. Así que la Diputación dependerá en buena medida de lo que acontezca en la capital.

La provincia de Ourense es un campo de minas para el PP. El sempiterno Baltar se juega la presidencia de la Diputación, que quiere legar a su hijo, el diputado autonómico José Manuel Baltar Blanco, al que ya consiguió traspasar la presidencia del partido por elección congresual tildada de fraudulenta por el sector afín a Feijóo. La saga Baltar se juega por lo tanto su futuro en estas elecciones. El PP debe aplicarse en la campaña en una provincia en la que apenas dos diputados dan ahora la mayoría absoluta al barón del PP. Pero la fragmentación derivada del fratricida congreso provincial ha provocado la proliferación de listas independientes, que dificultan la meta.

El PP gobierna la Diputación de Pontevedra por el escaño de ventaja -por 248 votos en A Estrada- que sacó a PSOE y BNG en 2007. Ahora, la supresión del voto emigrante alienta las expectativas de cambio, cuyas opciones se ventilan en A Estrada y en Tui, que pasa a contar con tres escaños, asumiendo uno que pierde Ponteareas. En Tui (ocho municipios), en 2007 el PP obtuvo un escaño y otro el PSOE; el BNG se quedó a 600 votos de conseguirlo, algo que bien podría suceder ahora, siempre que la integración de grupos independientes en el PP no trastoque en lo sustancial sus resultados de 2007. También tendrían que mantenerse los resultados de Vigo y Pontevedra, que aportan 18 de los 27 diputados de la corporación.

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