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Reportaje:

El brazo de la izquierda en Argentina

La Federación de Sociedades Gallegas mantiene su lucha tras 89 años de vida

Acercarse a los 90 años de vida y mantener coherencia con los principios que inspiraron su fundación es algo que no consiguen muchas instituciones. Sí lo ha logrado la Federación de Sociedades Gallegas de la Argentina (FSG), que nació con una declaración de principios que denunciaba la explotación del campesinado en Galicia a principios del siglo XX por parte de la "clase caciquil gobernante". La historia de la FSG siempre estuvo vinculada al pensamiento político de izquierdas y en su seno se registraron importantes controversias entre las diversas facciones que la integraban. Su papel fue fundamental para apoyar a la República y para acoger a miles de perdedores de la Guerra Civil que se exiliaron en Argentina. Hoy las luchas son otras, pero la federación sigue en primera línea de fuego.

Nació en Buenos Aires para denunciar la explotación de los labriegos en Galicia
El colectivo apoya que se investiguen las dictaduras de los dos países

Ruy Farías, historiador y responsable de Investigación del Museo de la Emigración Gallega (Mega) de Buenos Aires, explica que la FSG es un claro exponente de la importancia que ha tenido la emigración en el desarrollo político y social de Galicia a lo largo del siglo pasado. "Hay que tener en cuenta que un 50% de los gallegos que emigraron a Argentina acabó volviendo a Galicia y eso contribuyó a generar intercambios de todo tipo entre ambas orillas", señala Farías. La FSG nace a finales de octubre de 1921, después de un congreso constituyente que duró más de un mes, su primer secretario general fue Ángel Martínez Castro, dirigente socialista y agrarista.

Una de las primeras decisiones de la directiva de la institución fue la puesta en marcha de un periódico que inicialmente se llamó El despertar gallego y que posteriormente tomó el nombre de Galicia. A través de sus páginas se puede comprobar la variedad de posturas ideológicas que convivieron en la federación a lo largo de los años. "El diario no es solo una herramienta de concienciación, sino que también se convierte en un elemento fundamental para la vida social de la colectividad gallega en Argentina. Además, era muy leído en Galicia", apunta Farías.

"La federación nace con una vocación claramente agrarista para apoyar al campesinado en Galicia, pero enseguida llegaron otras ideas, como el galleguismo, el comunismo y el socialismo, que tendrían una gran presencia en la vida de la institución", explica Farías. Apenas ocho años después de su creación hubo una escisión entre galleguistas y socialistas, que volvieron a unirse en el seno de la FSG en 1936. Con el estallido de la Guerra Civil, la federación se convierte en un instrumento de apoyo permanente a la causa republicana. Se crea la Central Gallega de Ayuda al Frente Popular Español, que sirve para canalizar la ayuda. "Argentina es el tercer país del mundo que más apoyó a la República después de Francia y Suecia, y en gran parte se debe a la ayuda de los gallegos encabezada por la FSG", indica el historiador.

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Tras la derrota republicana se presta apoyo a los perdedores y se facilita la llegada de los que quieren exiliarse en Argentina. Llegan muchos intelectuales y algunos de ellos tuvieron un papel importante en la vida de la federación. Una de las disputas más célebres tuvo lugar entre Castelao, partidario de la creación de centros provinciales que debilitarían a la federación, e intelectuales como Eduardo Blanco Amor, Arturo Cuadrado y Luís Seoane, que estaban en contra de esta posición. Con la dictadura franquista, a la federación se le cierran los caminos para actuar en Galicia, pero alguno de sus miembros, como Antonio Seoane, deciden cruzar el océano para tomar las armas y combatir al enemigo desde dentro. Murió ejecutado a garrote vil en A Coruña en 1948.

En las décadas de los cuarenta y cincuenta, la FSG llegó a agrupar a medio centenar de sociedades y a unos 10.000 miembros. En la actualidad, esa cifra se ha reducido a 11 sociedades y unos 4.000 afiliados. Su actual presidente es Francisco Lores, quien destaca que la entidad sigue luchando por los principios que llevaron a su creación y que se resumen básicamente en "la lucha por la dignidad del hombre". Una de las asignaturas pendientes es la incorporación de jóvenes para reemplazar a los mayores que han llevado el peso de la FSG a lo largo de varias décadas. Iniciativas como la creación del Museo de la Emigración Gallega han permitido abrir la institución a nuevas generaciones.

Como las banderas siguen siendo las mismas, cada año se organiza en abril un homenaje a la República y se apoyan causas como la investigación de los crímenes del franquismo en España, la persecución de los represores en Argentina o la lucha contra la restricción del voto a los emigrantes. "Seguimos de cerca lo que pasa en Galicia y estamos contra el ahogamiento de nuestro idioma. Con la Xunta actual mantenemos una relación de respeto e incluso hay alguna ayuda de ellos para el museo", explica Lores, quien, cuando se le pregunta por las protestas contra el voto emigrante, vuelve a exhibir el espíritu guerrero que forma parte del ADN de la FSG: "Soy partidario de tomar medidas contundentes. Para hacer otra manifestación y sacarnos una foto que no cuenten conmigo".

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