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Reportaje:

En busca del nuevo Einstein

51 equipos de Galicia, Cataluña y Euskadi exponen sus inventos en Galiciencia

La esponjosidad de las magdalenas puede ser un buen tema de debate durante un desayuno. Y también objeto de un estudio científico hecho por alumnos del instituto El Cairat, de Esparraguera, en Barcelona. Algunos experimentos como el de Berta Cúria y Eva Camps, tienen trasfondo culinario con fin científico, pero los hay con auténticas trazas de ingeniera industrial. Ellas no son las únicas con aspiraciones científicas. Esta semana, 51 equipos de estudiantes de Galicia, Cataluña y Euskadi exponen sus inventos y estudios en Galiciencia.

La sexta edición de la mayor feria científica de la comunidad ha llevado hasta el Parque Tecnológico de Galicia, en San Cibrao das Viñas, a estudiantes ansiosos por dar a conocer sus descubrimientos. Es la actividad de referencia de la Semana da Ciencia 2011 en España por medio de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología.

En la feria participan escolares y profesores de secundaria
"Al principio, la llama explosionaba mucho, en un rato no veíamos nada"

En los expositores se puede encontrar papel fabricado a partir de algas marinas, rampas con fluido newtoniano diseñadas para aumentar a vida útil de los amortiguadores de un coche, un estudio sobre la importancia de la música en el mundo de la publicidad o nuevos modelos de pantalla multitáctil. La mayoría de los jóvenes serán científicos en el futuro, pero muchos ya acumulan más méritos investigadores que la mayoría de adultos.

Las respuestas a preguntas tan llamativas como si es sano beber directamente de una lata de refresco o cómo influye la música en nuestra velocidad de masticación, se pueden encontrar dentro de Tecnópole. En Galiciencia participan escolares y profesores de centros de secundaria y de formación profesional, a los que se suman equipos de alumnos de las Aulas Tecnópole, una iniciativa de capacitación de habilidades científicas e innovadoras puesta en marcha por el Parque Tecnológico.

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Un corrillo de chicos y chicas comentaba el primer día del encuentro, historias de una serie de televisión que bucea en la investigación científica y que siguen con asiduidad cada semana: Fringe. La ciencia es una vocación que la mayoría lleva más allá del mundo académico.

Algunos grandes inventos surgieron por casualidad. Las famosas notitas autoadhesivas de color amarillo fosforito son un éxito en las oficinas de medio mundo porque un investigador llamado Spencer Silver fracasó en su intento de hacer un pegamento más resistente. Otros, como el de Martín Rego y David Puñal, surgen de la necesidad. Y el resto de mortales se lo agradecemos, porque todos nos hemos visto en la molesta encrucijada de mantener fresca una botella de agua o una lata de refresco en la playa. Gracias a estos dos alumnos del IES Alfredo Brañas de Carballo, podremos poner fin a la permanentemente búsqueda de sombra. Su nevera solar fabricada con una placa fotovoltaica, una célula Peltier, aluminio, poliuretano y fibra de vidrio, aprovecha la energía del sol para enfriar bebidas sin enchufes: en 10 minutos, enfría algo más de 10 grados.

Las calorías que quemamos en los gimnasios también pueden ser aprovechadas. Sara Garrido y Enma Lorenzo, del colegio Guillerme Brown de Pereiro de Aguiar, estudiaron fórmulas para producir electricidad a través la energía mecánica producida en los aparatos deportivos.

Otros son menos prácticos para el día a día, pero tienen visión de futuro. Alberto Freire y Moises Cons, dos amigos del colegio Montecastelo de Vigo, asaltaron el frutero de su casa e hicieron acopio de plátanos, manzanas y fresas. Esa materia prima sería usada por la mayoría de personas para hacerse una macedonia. Ellos han fabricado bioetanol. Con un tratamiento posterior, de ese bioetanol puede salir combustible que reduzca nuestra dependencia energética del petróleo.

Seguro que si alguien pregunta si los metales arden, la mayoría responderíamos que no. "Como mucho, se funden", decían los espectadores del encuentro. Eva Periscal y Andrea Vázquez se hicieron esa pregunta una mañana y decidieron comprobarlo. Con la ayuda de su profesor de física y química, concluyeron que los metales sí arden. El hierro en polvo o en forma de hilo combustiona gracias a una reacción provocada con agua oxigenada y dióxido de manganeso. Con gafas protectoras, guantes aislantes y bata, estas dos carballesas descubrieron algunos fenómenos químicos llamativos a través del peróxido de hidrógeno, del dióxido de manganeso y la lana de hierro. Su llamativo experimento incluso provocó algún incidente. "Las primeras veces, la llama explosionaba mucho. Como si fuesen 10 flashes de cámaras y durante un buen rato no veíamos nada", comentaban entre risas. Las dos quieren dedicar su vida laboral a ámbitos relacionados con la química.

Otros debaten sobre termalismo, miran el cielo en un planetario o afrontan charlas sobre periodismo. Quién sabe si de aquí puede salir un nuevo Einstein que teorice sobre los neutrinos.

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