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Reportaje:

Un casino contra Napoleón

El club social de Lalín rememora en un libro sus dos siglos de historia

Es probable que la historia del casino de Lalín se remonte a comienzos del siglo XIX, en concreto a la Guerra de la Independencia, cuando se reunían los grupos poderosos de cada zona para organizarse frente a los franceses. Estas agrupaciones echaron raíces y acabaron siendo clubes culturales. "Después de la invasión francesa empezaron a jugar a las cartas o a reunirse para charlar", explica Amalio González Moure, actual secretario de la entidad lalinense. Para recopilar la historia de casi 200 años, los directivos del casino han encargado la reconstrucción de su historia.

El material lo está recopilando Daniel González Alén, que ya ha participado en más actividades en torno a la recuperación de la historia en la comarca del Deza, además de haber sido presindente de la sociedad entre 2004 y 2008. Aunque solo hay actas escritas a partir de 1861, los socios del casino creen que sus inicios pudieron remontarse bastante tiempo atrás, pues en ese año quisieron homenajear a sus fundadores y no tenían claro quiénes habían constituído esta sociedad. "Si en el año 61 no pudieron recordar a los fundadores significa que el club llevaba bastante tiempo en marcha", explica el secretario.

El acceso a la sociedad estaba vetado a las clases menos favorecidas
La institución sigue sin aceptar a personas con antecedentes penales

Uno de los aspectos que caracterizó al casino a lo largo de su historia fue su elitismo. El ingreso en la sociedad estaba vetado a todo aquel que no formase parte de las clases más acomodadas. Ahora la situación ha cambiado, pero en sus inicios, cuando alguien quería hacerse socio de la institución, se sometía su petición a la votación de los miembros. "Se utilizaban bolas blancas para expresar la aprobación, y negras para rechazar al candidato", explica González Moure.

En los estatutos de la sociedad estaba prohibida la entrada a gente de determinadas parroquias de Lalín, como Donramiro, por la fama de tramposos que tenían sus vecinos. Ahora, erradicada la discriminación geográfica, todo el que quiera formar parte de la sociedad puede hacerlo si no tiene antecedentes penales. "En los últimos 30 años solo recuerdo un caso en el que se expulsase a alguien, y fue por hacer trampas marcando las cartas", recuerda González Moure. Desde su inauguración, más de 1.200 socios se han dado de alta. Según el cronista, esto demuestra que, a pesar del afán de distinción de sus socios, el casino tuvo un importante arraigo en la sociedad lalinense.

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También se registran algunas anécdotas curiosas que sucedieron durante los más de 150 años que tiene el casino. Un ejemplo fue cómo se las arreglaron los socios para comprar la primera radio. "Engañaron al alcalde, al cura y a la Guardia Civil para evitar pagarla". Al final, 10 años después tuvieron que asumir el abono de la radio. Para comprar el primer televisor se hicieron varias reuniones, pues había desacuerdos entre los socios. Un acta informa de la compra de un piano, "que costó diez veces más de lo que cobraba el conserje del casino por aquel entonces". Y en la década de los cincuenta del siglo pasado ocurrió una de las historias más tristes, cuando la sede de la sociedad fue testigo de un homicidio. Un joven mató al que podría haber sido su suegro después de que este no aceptase el matrimonio con su hija.

El club tuvo a lo largo de su vida 35 presidentes. Desde Gumersindo Goyanes, hasta el actual, Manuel Fernández Barros, pasando por personajes como Xosé Cuíña. La mayoría de los presidentes de la institución pertenecían al mundo de la Justicia, como el abogado Antonio Granja Alvarellos. Otros personajes como el aviador Joaquín Loriga o el astrónomo Ramón María Aller fueron habituales en las reuniones de la sociedad.

El casino se emplazó en lugares diferentes a lo largo del tiempo. Todos los traslados quedan reflejados en el libro que está preparando González Alén. Al principio, los socios se reunían en un local alquilado, pero, después de haberse trasladado en varias ocasiones a locales más grandes, el casino pudo comprar uno.

En la actualidad, el casino tiene más de 300 socios y arrastra "problemas económicos serios", aunque mantiene bastantes actividades durante el invierno. Sin embargo, el secretario de la asociación explica que antes la entidad era un local social a donde se acudía para todo. "Si querían celebrar un cumpleaños, charlar un rato o escuchar música, se acercaban hasta allí", pero ahora los lugares de ocio se han multiplicado. La finalidad de este trabajo es que los casi dos siglos de historia que ahora parece que se acaban se conserven. "Supone una riqueza para la historia reciente del Deza plasmar las actividades del casino". Para ello, los directivos del centro social solicitan la colaboración de los vecinos para que aporten fotografías relacionadas con la vida del casino.

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