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Reportaje:

La ciudad flotante de la Armada

La familia real asiste hoy en Ferrol a la botadura del mayor buque de Navantia

A las 18.09 horas de hoy, cuando la pleamar inunde la costa gallega, una gigantesca mole de acero de 20.000 toneladas se deslizará por la rampa de lanzamiento hasta adentrarse en las aguas profundas de la ría ferrolana por obra y gracia del basekote, como se denomina en el argot naval la grasa que se aplica sobre las bandas deslizantes. Si todo fluye como está previsto, en pocos segundos el astillero ferrolano habrá botado el L-61 Juan Carlos I, el mayor buque construido por Navantia en Galicia.

Este hito de la construcción naval española tendrá, además, una madrina de excepción, la Reina Sofía, y tres observadores ilustres en primera fila: el Rey y los Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, en la primera visita oficial de la pareja a Ferrol. Con 230 metros de eslora y 32 de manga, el BPE (Buque de Proyección Estratégica o LHD en la nomenclatura OTAN) es una auténtica "ciudad flotante" capaz de alcanzar los 20 nudos a plena carga, unos 36 kilómetros a la hora, y una autonomía de 9.000 millas, capaz de dar la vuelta al mundo "con un solo repostaje".

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"El camino para llegar hasta aquí ha sido largo y duro", reconoce Jesús Fernández, jefe del proyecto a pocas horas de la botadura. Las cifras del BPE son tan gigantescas como sus dimensiones.

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Su construcción ha supuesto tres años intensos para los astilleros de Ferrol y Fene, que firman la obra con casi 10 millones de horas de trabajo (el 60% subcontratada), 850.000 horas de ingeniería y 360 millones de presupuesto para las maltrechas arcas de Navantia con cargo a Defensa.

"Polivalente y multipropósito", sus constructores no ahorran elogios para referirse a este buque anfibio que "será la mejor baza de la Armada" en tiempos de guerra y paz, operativo tanto en misiones bélicas como en labores de ayuda humanitaria. En 2009, cuando suban a bordo sus primeros tripulantes, la ciudad flotante de la Armada dispondrá de un hospital completo -clínica dental incluida-, gimnasio e incluso su propio aeropuerto como plataforma eventual de la aviación embarcada. Dispone de espacios protegidos contra agentes contaminantes nucleares, químicos o bacteriológicos, puede proporcionar agua potable a 5.000 personas y suministrar electricidad a pequeñas zonas urbanas.

El Juan Carlos es capaz de aproximarse a casi cualquier puerto y maniobrar en aguas poco profundas con unas hélices que giran 360 grados sobre sí mismas, y transpotar una fuerza embarcada de 1.450 personas, incluyendo la tripulación (247) y entre "500 y 800 personas de más en caso de que fuera necesario evacuar refugiados", señala Fernández.

"Es un diseño ciento por ciento español, es moderno, innovador y bate un nuevo récord en la construcción naval", subraya Fernández. El buque será el máximo exponente de la capacidad constructiva de la ría gallega y el mejor escaparate internacional para Navantia, que fabricará dos buques anfibios similares para la marina australiana.

Todo el conocimiento naval acumulado durante siglos en el fortificado arsenal ferrolano se mostrará a partir de hoy a entendidos y profanos en Exponav: la primera Exposición Permanente sobre la Construcción Naval y las Actividades Marítimas del mundo. Con varios años de retraso y coincidiendo con la visita regia a Ferrol, Exponav abrirá sus puertas en Herrerías, un emblemático edificio del siglo XVIII enclavado en el Arsenal militar y rehabilitado para albergar los secretos mejor guardados de la Armada. Restos de naufragios, antiguos planos de buques, artefactos y reliquias de guerra para explicar la evolución histórica de la construcción naval con ayuda de la ciencia. "Será una exposición museográfica y tecnológica a la vez", resume el contralmirante, José Castro Luaces, comisario de la exposición, "y está en el lugar idóneo para hablar de construcción naval. En esa ría todo el mundo entiende de barcos".

Exponav se empezó a gestar hace 15 años y desde el 2004 está impulsada por la Fundación Herrerías, integrada por el Ministerio de Defensa, la Xunta, la Diputación provincial, el Ayuntamiento de Ferrol, la Universidade de A Coruña, el Colegio Oficial de Ingenieros navales y la Cámara de Comercio de Ferrol. "Será el mejor instrumento para dar a conocer el patrimonio cultural y el acervo industrial de la ría", dice el alcalde de Ferrol, Vicente Irisarri. El gobierno ferrolano aspira a que el museo actúe como reclamo turístico y refuerce las opciones del Arsenal ferrolano a convertirse en Patrimonio de la Humanidad.

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