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El concurso eólico atrae a multinacionales extranjeras

Ence renuncia a presentar ofertas como vía para facilitar su traslado

El concurso eólico tendrá un gran ausente. A la convocatoria de la Xunta para repartir 2.325 megavatios de potencia, cuyo plazo de presentación de solicitudes finaliza el lunes, el grupo papelero Ence descarta presentarse. Eso a pesar de las facilidades establecidas por la Consellería de Economía e Industria en la orden que desarrolla el proceso para propiciar el traslado de la factoría de Pontevedra.

La compañía, que fue una de las protagonistas de la anterior convocatoria al aliarse con empresarios como Manuel Jove, Epifanio Campo y Jacinto Rey para afrontar el cierre de la planta de Lourizán, ha tomado la decisión pese a que el concurso fija que determinados planes industriales, considerados de "especial trascendencia para la economía gallega", serán valorados al margen de las propuestas ordinarias. La orden establece que esos aspirantes podrán solicitar más potencia del tope fijado para cada uno de los posibles adjudicatarios, que se sitúa en 350 megavatios por empresa.

Inveravante y Campo, ex socios de la pastera, sí preparan ofertas

La Administración gallega ya tiene constancia de la decisión de Ence, que la compañía justifica en que sus planes de actuación pasan "casi exclusivamente", por todos aquellos proyectos complementarios a su negocio "relacionados con la biomasa, pero no con el sector eólico". Los requisitos de baremación establecidos en la orden del concurso incluían esa excepción de la que ni el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ni el titular de Economía, Javier Guerra, quisieron ofrecer detalles en la presentación del concurso, el pasado mes de marzo.

Cuando diseñaron las nuevas concesiones, la intención de la Administración gallega era recuperar la posibilidad de que la adjudicación de megavatios pudiera propiciar el traslado de Ence de Pontevedra. En el polémico proceso anterior, la compañía lo había negociado con el bipartito con la mirada puesta en 2018, año en que tendrá que abandonar Lourizán.

Para ello, el grupo presidido por Juan Luis Arregui había constituido la sociedad Inverabán, que se presentó con la solicitud de 638 megavatios repartidos entre un total de 19 parques. Tras semanas de negociaciones paralelas al proceso, Arregui se descolgó con una solicitud que la consellería dirigida por el nacionalista Fernando Blanco consideró inaceptable. Para afrontar el traslado, al margen de la concesión de toda la potencia solicitada, Ence planteó como imprescindible el pago de hasta 400 millones de euros por el "lucro cesante", que representaba cerrar la fábrica de Placeres, trasladarse y levantar otra planta.

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Ence y sus socios salieron escaldados de la aventura al no recibir ni un solo megavatio de los solicitados, tanto juntos como por separado, con la excepción de Jacinto Rey, presidente de Constructora San José. Tanto Manuel Jove (Inveravante) como Epifanio Campo (Nueva Cerámica Campo y Banco Gallego) tienen previsto solicitar en esta nueva convocatoria entre 300 y 350 megavatios. Este último límite es el fijado por aspirante de forma individual.

La orden establece que las propuestas de una misma empresa en varias solicitudes alternativas serán computadas como una única petición, lo que abre más las opciones para un reparto equilibrado de los 2.325 megavatios.

PSA Peugeot Citroën sigue sin confirmar oficialmente cuándo construirá coches eléctricos en su fábrica gallega, aunque la industria da por descontado que será pronto gracias a las ayudas del Gobierno central y de la Xunta de Galicia. Ayer, el conselleiro de Industria, Javier Guerra (en la foto al volante), probó en Vigo el Citroën C-Zero, que la empresa producirá con Mitsubishi.

La hora de las multinacionales

El concurso eólico diseñado por el Partido Popular tiene poco parecido al que impulsó en su día el bipartito. Las circunstancias y los protagonistas han cambiado. En este nuevo reparto, multinacionales energéticas presentan sus credenciales con socios locales, como es el caso de la alemana E.ON con el Banco Pastor, Electricidade de Portugal (EDP) con el grupo propietario de Eloymar Tranvías de Vigo o la mismísima RWE, también alemana y uno de los líderes mundiales del sector.

Al concurso de la Xunta también acudirán las cajas gallegas (Caixanova y el Banco Gallego con Eólica Galenova y Caixa Galicia con la lucense Norvento), pero se descuelgan muchas de las cooperativas que optaron y recibieron megavatios en la anterior convocatoria, caso de los grupos conserveros y lácteos. Coren, que se había aliado con Gadisa y Copasa, no acudirá, y el grupo constructor presidido por José Luis Gutiérrez lo hará a través de sociedades como Eólica Libis o Airosa Vento, de reciente constitución. Otro de los ausentes será Inversiones Subel, matriz de Transportes Azkar, mientras que la multinacional anglo-sueca Astra Zéneca, hasta el año pasado con fábrica en O Porriño, también negocia con socios locales. La Cooperativa de Armadores, con su presidente, Francisco Javier Touza, al frente, ha creado Clupesca Eólica para tomar parte de la adjudicación.

La Xunta da por hecho que las grandes del sector eléctrico (Endesa, Gas Natural-Unión Fenosa, Iberdrola y Gamesa) se presentarán, mientras que otras compañías como Jealsa, Puentes y Engasa (esta vez por separado), Villar Mir y los cordobeses del Grupo Montealto también concurrirán con solicitudes de megavatios. Cupa Renovables, del grupo pizarrero de Valdeorras Cupa Group, ha ampliado capital con la vista puesta en la convocatoria.

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