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Reportaje:

El corredor de fondo octogenario

Julián Bernal, campeón del mundo de 5.000 metros en 2005, corre cada día

Empezó a correr un día en la playa de Valdoviño para llenar el vacío que le dejó la muerte de su esposa. Tenía 76 años y desde entonces no ha dejado de correr. A sus 88 años, Julián Bernal Medina (Burgos, 1919) acumula un palmarés digno de un deportista de élite y no tiene intención de rendirse. "Correré hasta que me canse", dice con el aplomo de un adolescente.

Las piernas de este octogenario ferrolano no conocen las agujetas y se enfunda el pantalón corto de deporte como si fuese una segunda piel. Vistió la camiseta roja de España para proclamarse campeón del mundo de veteranos en la distancia de 5.000 metros en San Sebastian en 2005. Batió el récord del mundo en esa distancia y en los 3.000 metros, y dos años después consiguió la medalla de bronce en Italia. En 12 años de competición, ha sido campeón gallego y de España en más de ocho ocasiones en carrera en pista y campo a través, y ha pulverizado todos los récords nacionales de su categoría en seis distancias distintas desde los 400 hasta los 10.000 metros.

Ha pulverizado todos los récords nacionales de su categoría
Empezó a correr hace 10 años para intentar superar la muerte de su mujer

Su único hijo, Jesús, es su entrenador personal y compañero de viaje. "Él es soltero, yo viudo. Así que corremos. Mientras trabaja, yo hago de ama de casa y luego vamos a entrenar". Dice que no necesita ni busca otra motivación más que correr y correr hasta la meta, para buscar nuevas metas que cruzar.

"A veces me acobardo y me pregunto qué hago corriendo, pero luego sigo hasta el final". Su edad, veteranía y aplomo ya son conocidos en los circuitos gallegos, donde casi siempre se lleva el premio al más veterano y el mejor aplauso. En las paredes y estanterías de casa, en el barrio ferrolano de Canido, acumula tantos trofeos y medallas que no puede ni contar.

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Confiesa que le tiene un apego muy especial a la medalla que consiguió en San Sebastián y reconoce que si fuera joven le gustaría empezar de cero para competir en las grandes maratones de Madrid y Nueva York, incluso aspirar a un oro olímpico. "Me gustaba correr desde niño, pero luego me cogió por medio la Guerra Civil y anduve de un lado para otro desde Guadalajara hasta A Coruña".

Julián Bernal acabó jubilándose en Galicia como radiotelegrafista de la Guardia Civil y en su retiro dorado descubrió una afición tardía para la que parece tener las mejores aptitudes y que le ha colmado de distinciones y medallas pasados los ochenta. "Empezamos de casualidad, en un carrera popular en el barrio de Caranza (Ferrol). Quedamos los dos de últimos", se ríe. "Casi no habíamos entrenado, pero luego nos apuntamos a otra y a otra. Hasta hoy".

De las alpargatas de lona con las que disputó sus primeras carreras hasta las zapatillas deportivas que acumula en su habitación hay 12 años de experiencia deportiva. Ahora milita en el club Egovarros de Viveiro (Lugo), prefiere las distancias largas -3.000 y 5.000 metros- y el pasado fin de semana disputó tres carreras en sólo dos días en Asturias.

Antes del 31 de diciembre planea superar las cien carreras en 2007. Cumplirá 89 años en febrero, habla despacio pero es puro nervio y no recuerda la última vez que fue al médico. "A mí no me duele nada", asegura.

Con el frío de diciembre acechando los huesos, Julián todavía recomienda un chapuzón en en el mar. "Me baño casi todos los días en la playa de Cabanas. Nado, me seco al sol y luego corro". Asegura que no tiene la fórmula mágica para su longeva vitalidad y dice que come de todo, pero sin excesos. Dulces "sólo en las fiestas".

Bernal exhibe orgulloso un papel donde él y su hijo han ido anotando cada carrera hasta completar una suma aún abierta de 5.730 kilómetros recorridos en las 607 carreras que lleva disputadas desde 1995. A sus 88 años, Julián Bernal ha recorrido sólo en su etapa de jubilado aproximadamente la misma distancia que toda la Gran Muralla china.

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