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La costosa visita que se puede repetir

Repsol revisará sólo el exterior del 'Prestige' y el Gobierno no descarta tener que bajar de nuevo

Sonia Vizoso

A 250 kilómetros de la costa y 4.000 metros de profundidad, duerme el 'Prestige' un sueño de cuatro largos años. Cuando los gallegos pensaban que guardaría para siempre en su estómago el fuel que le queda, el petrolero ha vuelto a escupir chapapote. El equipo organizado por Repsol para averiguar por qué se han producido las nuevas fugas llegará el lunes a la zona donde se hundió el buque en 2002. Los ingenieros sumergirán dos robots con cámaras de vídeo que grabarán el estado del casco. La inspección encargada por el Gobierno central, que costará 7,2 millones de euros, se limitará a revisar el exterior del pecio para "saber exactamente cómo está la situación". Vicepresidencia no descarta que los escapes obliguen a financiar otra operación.

El primer descenso de los robots determinará si la inspección de todo el casco es viable
Vicepresidencia admite "muchas" dificultades pero defiende que ha puesto todos los medios

El barco noruego Siem Danis navega en estos momentos hacia el remoto punto del Atlántico donde hace casi cuatro años el Prestige fue engullido por el mar. A bordo del buque viaja una treintena de personas dispuestas a desentrañar las misteriosas fugas de fuel detectadas hace ahora un año. Si el tiempo acompaña, el lunes por la noche llegarán a la zona y el martes comenzarán la investigación, que se prolongará al menos diez días. "Son diez días estimados de trabajo efectivo", explica Luis Polo, técnico de Repsol responsable de la operación, "si se produjeran contingencias técnicas o meteorológicas, tendríamos que prolongarlos".

La duración y resultados de la costosa inspección dependen en gran medida de la meteorología que reine en un lugar de mar especialmente bravo. Para averiguar de dónde sale el chapapote, el equipo debe sumergir dos robots llamados Argus y Fugro que sólo podrán bajar en unas determinadas condiciones. Unidos al barco por unos cables de hasta 4.000 metros de longitud -la profundidad a la que tendrán que descender para llegar junto al pecio-, las máquinas están dotadas con cámaras de vídeo para transmitir a los equipos del buque por fibra óptica las imágenes del petrolero hundido.

Los robots retransmitirán al Siem Danis el estado en el que se encuentran las fugas que selló Repsol en 2004 cuando bajó al pecio para extraer fuel con unas lanzaderas. También comprobarán si están bien cerradas las válvulas que colocaron entonces los técnicos de la compañía para poder extraer el hidrocarburo. "No creo que vengan [las fugas] de ahí, tiene una doble compuerta", esgrime Polo.

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Las máquinas buscarán nuevos escapes, recogerán con un capturador muestras del chapapote que esté saliendo del petrolero, medirán el flujo con un dispositivo láser y retirarán las placas que se dejaron hace tres años en el lugar para evaluar el grado de corrosión que sufre el casco. Está previsto que se extraigan muestras del sedimento marino cercano a los restos del petrolero.

Los técnicos que viajan en estos momentos en el Siem Danis no saben lo que se pueden encontrar allí abajo. El primer descenso de los robots será, según el responsable de la operación, "de reconocimiento del terreno". Repsol explica que las máquinas submarinas se acercarán con cuidado al buque "para evaluar el estado general del pecio y la viabilidad de la inspección más detallada". La Vicepresidencia del Gobierno, departamento que ha organizado la expedición, defiende que se han puesto "todos los medios técnicos" para que la inspección se pueda completar, aunque admite que "garantías no puede haberlas". "Las dificultades son muchas: hay una profundidad tremenda y es una zona de mar complicado", explican fuentes de la cartera de María Teresa Fernández de la Vega.

El siguiente paso que tomará el Gobierno central en relación con el pecio del Prestige dependerá de los resultados de esta operación. Vicepresidencia sopesará los datos recogidos por los técnicos y decidirá si es preciso financiar una nueva operación para sellar las fugas. A bordo del barco noruego Siem Danis trabajarán, además de los miembros de la tripulación, una docena de técnicos de las compañías propietarias de los robots, dos supervisores de Repsol y tres miembros de la Administración (del Instituto Español de Oceanografía, de la Sociedad de Salvamento Marítimo y del Cepreco).

Vicepresidencia calcula que el cadáver del Prestige está soltando entre 20 y 60 litros de fuel diarios. Desde que se certificó que las manchas de chapapote halladas en el mar en la zona del hundimiento del petrolero provenían de sus tanques, el departamento de De la Vega ha defendido que las nuevas fugas no son una amenaza para el medio ambiente y que destina más de 7 millones de euros a la inspección del pecio sólo con el fin de asegurarse "al 150%" de que no hay peligro de otra marea negra.

En su llamamiento a la tranquilidad, el Gobierno se agarra a un informe del Instituto Español de Oceanografía que, tras visitar el área y tomar muestras de la contaminación flotante, considera que las "repercusiones negativas en el ecosistema marino no sean significativas". Los investigadores de esta entidad lo deducen de la distancia de la costa a la que se encuentra el pecio y de la escasa cantidad de fuel que, según el Ejecutivo y Repsol, quedan en la barriga del buque.

Tras no poder completar en 2004 la operación de extracción del hidrocarburo con el que se hundió el Prestige, la compañía aseguró que sólo quedaban en el pecio 700 toneladas de las 77.000 que llevaba el buque cuando naufragó el 13 de noviembre de 2002. Hace unos meses, después del Consejo de Ministros que aprobó esta nueva operación, el Gobierno multiplicó por dos la cifra, alegando que se había realizado otro cálculo del hidrocarburo que puede permanecer pegado a las paredes de los tanques.

Un estudio asegura que en los restos del Prestige permanecen entre 16.000 y 23.000 toneladas de fuel, frente a las 1.400 toneladas que dice el Gobierno. La investigación, firmada por científicos del CSIC, del Centro de Investigaciones Medioambientales y Tecnológicas y de la Universidad de Pensilvania, fue publicada en 2004 y ya entonces vaticinó las fugas que se han producido este año. El Gobierno del PP había asegurado que no habría escapes en el pecio hasta el año 2025.

Dos técnicos de Repsol, con la maquinaria utilizada por la empresa en 2004, cuando descendió al pecio para extraer el fuel del 'Prestige'.
Dos técnicos de Repsol, con la maquinaria utilizada por la empresa en 2004, cuando descendió al pecio para extraer el fuel del 'Prestige'.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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