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El cura Moure va a pie a trabajar tras eludir la cárcel por incapacidad

La familia de la víctima exige a Moure que devuelva los honores que le dio Fraga

Nueve patologías, varias de ellas óseas y certificadas por el Instituto de Medicina Legal de Galicia, y la necesidad de usar una "cama motorizada ortopédica" le sirvieron al cura orensano Benigno Moure para eludir la prisión. La condena, de cinco años, se debía a los 600.000 euros que estafó a una anciana enferma de alzheimer. Pero Moure se pasea sin bastón por Ourense y continúa ejerciendo la presidencia de la Fundación San Rosendo.

El sacerdote orensano Benigno Moure Cortés (Arnoia, 1932) que estafó a una anciana con alzheimer hasta despojarla de todo su patrimonio (más de 600.000 euros), camina diariamente erguido, sin bastón y con aparente buen aspecto a su puesto de trabajo como presidente de la Fundación San Rosendo. Moure gestiona, como desde hace dos décadas, el destino de la fundación benéfica integrada por 54 centros de los que 48 se dedican a la atención a la tercera edad pese a la condena firme del Supremo que le obliga a ingresar durante cinco años en la cárcel y a no presidir fundaciones asistenciales.

"La grave enfermedad" que le certificó el Instituto de Medicina Legal de Galicia, hasta nueve patologías, varias óseas, lo exime de ingresar en la cárcel y de la inhabilitación. La Audiencia de Ourense tuvo en cuenta el informe médico según el cual el cura necesita cama motorizada ortopédica, "un impedimento para un régimen carcelario".

Tras el ajetreo del juicio, la condena, los recursos, la petición de indulto al Consejo de Ministros y las pruebas médicas para avalar su impedimento y librarse de la cárcel, Moure sigue con su vida de siempre. La demanda interpuesta por César Vázquez, uno de los sobrinos de la anciana estafada, sólo fue un paréntesis en su trayectoria en la Fundación San Rosendo, que en este año de crisis contó con un presupuesto de 42,7 millones de euros.

El sacerdote no sólo se ha librado, de momento, del cumplimiento de las penas, sino que mantiene intacto su pasado y las dos medallas que le concedió el Parlamento a través de su gran amigo, el ex presidente de la Xunta Manuel Fraga. En 1993 le impuso la Medalla Castelao y en 2004, la Medalla de Plata de la Xunta. Ambas por su "meritoria labor" asistencial en el cuidado de los ancianos. Ayer, el mismo sobrino de la anciana estafada que lo denunció judicialmente reclamó, en sendos escritos dirigidos a la presidenta del Parlamento y a los portavoces de PSdeG y BNG, que conminen al cura a devolver las medallas.

Lo mismo que hizo la Generalitat de Cataluña con Félix Millet, el ex presidente del patronato de la Fundació Orfeó-Català Palau de la Música de Barcelona que confesó haber desviado para su beneficio personal 3,3 millones de euros. De la misma forma que Fraga hacía con Moure, Pujol admiraba a Millet y le impuso en 1999 la Cruz de San Jordi. La diferencia, destaca Vázquez, es que mientras en Cataluña la Generalitat reaccionó reclamando la devolución de la Cruz apenas conocida la imputación del ex presidente del Palau -"no esperó siquiera al juicio ni a una condena"- en Galicia nadie se ha inmutado "y los más importantes galardones que definen a un pueblo los lleva un condenado por estafar a una anciana impedida", señala. El Gobierno catalán llegó a modificar el decreto del galardón para poder arrebatárselo a Millet en caso de que se negase a devolverla.

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Vázquez se extraña de que Moure ni dimitió de sus cargos ni está en la cárcel. "Se pasea con su pasado glorioso intacto". "¿Será quizás debido a algún milagro o alguna gracia divina que la mente humana no alcanza a comprender?", se pregunta en el escrito registrado ayer en el Parlamento. Y parafrasea a Rajoy: "¿O será que en este país la justicia se interpreta según la dirección en la que chifle el viento?".

El cura Moure, entrando el pasado martes en la Fundación San Rosendo que dirige en Ourense.
El cura Moure, entrando el pasado martes en la Fundación San Rosendo que dirige en Ourense.N. GÓMEZ

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