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Columna
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¿A qué se dedica Feijóo?

En el conjunto de España se sabe que Feijóo es un asiduo participante en los medios de comunicación y un adicto a las tribunas mitinescas desde las que solemniza lo obvio, niega la evidencia, vende duros a cuatro pesetas y deriva sus responsabilidades hacia cualquier actor político, social o institucional que encuentre a mano. Pero pocos saben a qué se dedica Feijóo como gobernante, y cuál es el resultado de su acción política. Por eso conviene subsanar esta falta de información, sobre todo si tenemos en cuenta que Rajoy proclama a los cuatro vientos que si gana las elecciones generales hará en España lo mismo que hace en Galicia el actual presidente de la Xunta.

Pues bien, cuando nos acercamos al tercer aniversario del triunfo electoral de Núñez Feijóo nada sabemos todavía de un proyecto económico que merezca tal nombre, y resulta evidente que el presidente de la Xunta no solo carece de ese proyecto, sino que ha renunciado a utilizar las competencias e instrumentos de que dispone para luchar contra la crisis. El resultado es incuestinable: en las variables fundamentales (crecimiento económico, generación de empleo y equilibrio de las cuentas públicas), Galicia se encuentra entre las comunidades autónomas con peores datos, tal como pone de manifiesto el reciente informe elaborado por el gabinete económico de CC OO. En efecto, a partir de 2009 Galicia ha perdido el diferencial positivo del crecimiento del PIB que tuvo durante los años del denostado Gobierno bipartito y ha pasado a ser la comunidad que más empleo destruye. Durante los años de Gobierno Feijóo se han perdido 56.000 puestos de trabajo y la caída media del empleo es casi el doble que la estatal. Respecto a los éxitos en la corrección de los desequilibrios de las cuentas públicas tan celebrados sin fundamento por Feijóo, un dato es suficientemente esclarecedor: en solo dos años y medio, la deuda de la Xunta aumentó en 3.000 millones de euros, pasando de 3.922 millones al final del mandato de Touriño a 6.923 millones en julio de 2011.

Rajoy dice que hará lo que Feijóo en Galicia, que no tiene plan económico ni combate la crisis

Si tomamos como referencia la situación en la que se encuentran los pilares básicos del Estado del bienestar, nuestra preocupación no desaparecerá. La Xunta parece decidida a deteriorar los logros históricos que, conquistados a lo largo de un amplio proceso civilizador, configuran hoy nuestro estilo de vida. En sanidad asistimos a un proceso de creciente externalización y privatización de los recursos y provisión de servicios sanitarios. La apuesta decidida por la enseñanza privada en detrimento de la pública es un hecho incontestable, lo que conduce a profundizar el carácter dual de nuestro sistema educativo y la existencia subsiguiente de patrones diferentes de fracaso escolar entre los diferentes grupos sociales. Por lo que respecta a los servicios sociales, seguimos ocupando los últimos lugares de España, siendo ésta una de las causas que inciden en la catástrofe demográfica de Galicia.

En los últimos meses, nuestro sistema financiero, creado durante decenios con el esfuerzo de varias generaciones, se ha evaporado. Pues bien, el presidente de la Xunta, que había presumido de protagonizar el impulso a la mayor operación financiera de la historia del país, ha demostrado fehacientemente su falta de liderazgo e influencia para evitar, o al menos limitar, esta catástrofe política y económica para Galicia. Por supuesto, seguimos sin noticia acerca de la prometida regeneración democrática. Del incumplimiento de las primesas de Feijóo en esta materia dan buena cuenta la situación de los medios de comunicación públicos y la política seguida con los medios privados, destinada a poner a la Xunta y su presidente fuera del control de la sociedad.

Finalmente, es preciso recordar que fue Feijóo, y solo él, quien ha dinamitado los principales consensos políticos y sociales (Estatuto, lengua...) sobre los que se había asentado el desarrollo de la Autonomía y en cuyo contexto se han producido las sucesivas alternancias de poder. Y, desde luego, no ha pasado un solo día sin que Feijóo haya utilizado las instituciones del autogobierno gallego como ariete contra el Gobierno central y al servicio de la estrategia electoral de su partido. Asi pues, si algo han dejado claro estos dos años y medio en Galicia es la existencia de un Gobierno de segunda categoría y carente de rumbo definido, con los resultados ya comentados. Y esto es lo que nos propone Rajoy para el conjunto de España. Tomamos buena nota.

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