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"Me eliminaron de la lista del paro sin que yo supiese nada"

Una usuaria del Servicio de Colocación identificada con una clave de la Xunta desaparece de las listas de desempleo - Traballo dice que no elimina a nadie

Los economistas dicen que si le retuerces el cuello a una estadística acabará confesando lo que quieras. De eso precisamente fue acusado el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo en febrero, cuando el líder de la oposición, Pachi Vázquez, exhibió una circular de la Consellería de Traballo que ordenaba marcar con una clave de suspensión a los parados "que no recibieron ningún servicio en los últimos años".

Con el acuerdo de los sindicatos UGT y CC OO, cerca de 55.000 personas comenzaron a ser identificadas con la secuencia S-698. Una "tropelía de muy dudosa legalidad" para la oposición, que, sin embargo, y teóricamente, es inocua para la estadística. Es lo que asegura la Xunta y así lo ha reconocido el Gobierno central a través del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez: ninguna comunidad autónoma puede inventarse códigos para maquillar los datos, aunque sí pueden identificar de manera interna a ciertos colectivos.

Traballo: "La clave no menoscaba los derechos de los demandantes"
Inés Viqueira no computó como parada durante dos semanas

El Ministerio, que recibe los informes mensualmente de los distintos Gobiernos autónomos a través del sistema informático del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), determina quién computa o no en las listas. Y a los parados que están anotados en un curso de formación se les asigna un código común en todas las autonomías que los suspende temporalmente de los registros oficiales. Para las cifras del paro ellos no cuentan, como tampoco los demandantes de empleos de menos de 20 horas a la semana o los que rechazan acciones de inserción.

La oficina del Servizo Galego de Colocación a la que está adscrita Inés Viqueira, que ayer cumplió 29 años, le informó el pasado 22 de julio que estaba "suspendida en el paro". Ella, que lleva un año y medio sin empleo desde que no le renovaron el contrato en un call-center, va cada tres meses a pasar revista por la oficina de Ordes. Además de la visita habitual le tocaba suscribir la prórroga del subsidio y realizó una consulta para saber cuánto tiempo le quedaba por cobrar. "Me dijeron que me habían suspendido, que allí figuraba como que estaba haciendo un curso de formación. Yo no me había enterado", asegura.

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La suspensión tenía fecha del 15 de ese mes. En los registros de la oficina, a su ficha se le había asignado la clave de orientación creada por la Xunta, y tras una consulta al departamento de Prestaciones en Santiago, le confirmaron que también estaba bajo el paraguas de la clave de formación, esa que en Madrid borra a los desempleados.

"Estuve dada de baja unos 15 días, hasta el 8 de agosto. No sé si seré la única a la que le ha pasado esto, supongo que no. Supongo que es una cuestión de política", desconfía. Ni siquiera es probable que la confundieran, porque como solo ha cursado el graduado escolar no puede acceder a los cursos de formación ocupacional que ofrece el servicio público de empleo. "No me han dado ninguna alternativa. Te exigen que seas graduado en ESO o de lo contrario no puedes entrar, y no veo justo que me obliguen a tener un nivel de estudios. Estoy separada, tengo un niño de cuatro años y no puedo ponerme a estudiar ahora aunque sea joven".

La Consellería de Traballo asegura que la aplicación del código "en nada influye ni menoscaba los derechos de los demandantes de empleo". "Las personas clasificadas en esta clave siguen siendo demandantes de empleo, ya que no causan baja en la demanda. Dicha demanda figura como tal, tanto en la base de datos del Servicio Público de Empleo de Galicia como en la base de datos del Servicio Público de Empleo Estatal". Según la explicación de Traballo, lo que le ha pasado a Inés Viqueira es imposible.

En teoría, la orden del departamento que dirige Beatriz Mato de aplicar su propia clasificación responde a la necesidad de "mejorar la empleabilidad" en el colectivo formado por los menores de 30 años y los parados que llevan más de un año sin recibir apoyo. "El Gobierno gallego ha sido una de las primeras comunidades autónomas en poner en marcha este programa, consciente de la situación que viven los jóvenes", explica Traballo.

Como Inés tiene menos de 30 años, el programa creado por la Xunta la ayudará a introducirse en el mercado laboral lo más rápido posible gracias a la intervención del Servicio Público. "Básicamente te explican cómo tienes que presentar el currículum y te recomiendan que hagas la ESO, poco más", lamenta Inés.

Nunca están todos los que son

En España hay dos formas de medir el número de parados: a través de la Encuesta de Población Activa, que realiza trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística, y mediante el paro registrado que publica mensualmente el Ministerio de Trabajo. Ambas son fórmulas aceptadas y válidas, pero con metodologías y resultados diferentes. Según la EPA, en Galicia hay 219.600 personas que buscan empleo. El Ministerio eleva esa cifra en 3.400 personas, hasta las 223.000.

Dentro del cómputo del paro registrado, en 2004 se introdujo un nuevo concepto: los Demandantes de Empleo No Ocupados (DENOS). Se presentó como una clasificación para "aproximar los valores del registro de demandantes de empleo del Inem a la cifra de la EPA", dado que a veces ambos arrojaban conclusiones muy dispares.

Con esta filosofía, el Gobierno de Zapatero decidió que el grupo de DENOS debía incluir varios colectivos: trabajadores eventuales agrícolas que cobrasen subsidio, estudiantes, los demandantes de ocupaciones "coyunturales", los parados que hacen cursos o los que rechazasen acciones de inserción. A todos ellos, aunque estén inscritos, no se les tiene en cuenta en el cómputo mensual, por lo tanto desaparecen de las listas mientras no cambia su situación. La medida, cuestionada por los expertos como una forma de enmascarar la realidad, permitió al Ministerio decir -el mes pasado- que en España buscaban trabajo 4.079.742 personas. Otras 372.105 también, pero figuraban dentro del colectivo DENOS.

En Galicia, los demandantes no ocupados son 12.722 además de los 223.000 que sí cuentan. Desde el mes de febrero, cuando Feijóo anunció que iba a aplicar la clave de suspensión por orientación laboral, los que no computan han aumentado un 8,49%, por encima de la media española. Traballo lo explica por "el incremento del colectivo de demandantes con expediente de regulación de empleo, jubilados, estudiantes, fijos discontinuos, o los demandantes suspendidos con intermediación", pero no por las personas que estén haciendo cursos de formación.

Según la consellería, los que reciben formación son casi los mismos -en número- que hacían cursos hace un año. En otras comunidades, apuntan, han aumentado mucho más los DENOS.

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