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Educación reconoce la necesidad de potenciar el gallego entre los niños

La oposición pide medidas para evitar la desaparación de la lengua propia

Pablo Linde

La Encuesta de condiciones de vida de las familias que hizo público ayer el Instituto Galego de Estadística deja muchas conclusiones. Algunas son que la lengua propia de la comunidad cae en casi todos los ámbitos pero sigue siendo mayoritaria, que hay una tendencia al bilingüismo y el considerable abandono del gallego entre los niños. La Consellería de Educación toma nota y asume que "uno de los principales retos para la lengua gallega se encuentra en el uso de los más jóvenes" y que los datos "apuntan a la necesidad de una actuación planificada en estas edades". Paradójicamente, el departamento está a punto de aprobar un decreto que recorta el gallego en la enseñanza.

En una nota que envió ayer la consellería, califica como "muy positivos" el conocimiento de los dos idiomas y destaca que el gallego se mantiene como lengua habitual en las relaciones personales, afectivas y que es también la lengua "mayoritaria en el ámbito sociolaboral".

"Existe una presión por abandonar el idioma", asegura la Mesa

Lejos de esta visión optimista, la Mesa pola Normalización Lingüística asegura que el estudio "es un baño de realismo que demuestra la falacia del discurso lingüístico del PP". Su presidente, Carlos Callón, argumenta que "la presión por dejar la lengua propia se traduce en estos resultados". "Las autoridades no cumplieron con su obligación de garantizar una vida en gallego. La Xunta actúa con chulería y contra el idioma con medidas como el decreto del plurilingüismo o la eliminación del gallego como requisito para acceder a la función pública", añade.

En el polo opuesto se sitúa Román Rodríguez, portavoz de educación del PP, quien piensa que la caída del gallego entre 2003 y 2008 "es una prueba inequívoca de que la política de imposición lingüística del bipartito, en vez de protegerlo, disminuye el número de hablantes". "No hay que olvidar que el periodo coincide con su Gobierno. La encuesta tendría que llevar a una reflexión al BNG y al PSdeG de que algo fallaba", dice Rodríguez, quien defiende una política lingüística diferente: "Nosotros apostamos por cordialidad y normalidad lingüística, que al final se ve que es más positiva".

Algo parecido dice Gloria Lago, presidenta de la asociación Galicia Bilingüe, quien asegura tener "la sensación de que la imposición no beneficia a una lengua". Lago admite que es simplemente una intuición, ya que no dispone de estudios que lo avalen y añade, que en cualquier caso, la tarea de su asociación no es "proteger idiomas sino los derechos de los ciudadanos".

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El diputado socialista Francisco Cerviño, por el contrario, muestra su preocupación "por el futuro de la lengua gallega". "La encuesta refleja la necesidad de las medidas que puso en marcha el anterior Gobierno, como los exámenes de gallego para acceder a la función pública o el decreto de la enseñanza", asegura. Entre los datos, Cerviño también quiere ver lo positivo: "El gallego tiene todavía una base muy potente y tenemos un punto de partida desde el cual se podrían llevar a cabo medidas que evitasen la desaparición de la lengua, que con estos datos puede verse a medio plazo".

El portavoz de lengua del BNG, Bieito Lobeira, asegura que la encuesta "constata algo que se sabía o que se intuía". "Algo de lo que es perfectamente consciente el Gobierno gallego. Lamentablemente es una tendencia histórica frente a la que hay que tomar medidas radicalmente diferentes de las que se ponen en marcha desde la Xunta, donde se desprestigia la lengua propia", dice.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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