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La campaña | ELECCIONES 2009

La falta de fondos obliga al PP a multiplicar actos minúsculos

Pons y Saenz de Santamaría mitinean en Poio y Monterroso

Tras desembarcar con todos sus ejércitos el sábado en Pontevedra, el Partido Popular retomó ayer la guerra de guerrillas. Junto a la caravana de Feijóo que para cada día en cinco localidades, y a la de Rajoy, que aterriza cada dos días en Galicia, el PP distribuye a líderes nacionales con buen cartel por pueblos y aldeas en actos que apenas se publicitan y a los que acuden pocos centenares de personas.

La portavoz en el Congreso de los Diputados, Soraya Sáenz de Santamaría, estuvo este fin de semana en Poio y Monterroso. Otro hombre fuerte del partido, Esteban González Pons, mitineó ayer en Poio primero y A Estrada después. Jornadas similares esperan a la número dos, María Dolores de Cospedal y al responsable de Exteriores del PP, Jorge Moragas. Todos afines a Rajoy y todos con una misma consigna: evitar la refriega nacional relacionada con la trama de corrupción para centrarse sólo en Galicia.

La estrategia tiene una explicación sencilla. Y económica. El partido hegemónico de Galicia que programaba actos de 30.000 personas en el Monte Faro, ahora en la oposición apenas tiene fondos para la campaña. "No buscamos un perfil bajo, es que no hay un duro", señala un candidato en puestos de salida. Los líderes invitados que llegan de Madrid se extrañan estos días de ver poco carteles de Feijóo junto a las caras de Touriño y Quintana en las carreteras. No hay dinero para vallas y por eso se lanzan campañas llamativas como el "gracias y adiós al bipartito". Y entretanto, Feijóo, lanzado a la carretera con jornadas kilométricas que ayer lo llevaron a Ourense, Lalín, A Estrada y Sanxenxo.

En su ración diaria de propuestas y palos al bipartito, ayer prometió en una reunión con jóvenes, un programa de ayudas para facilitar la compra de las 60.000 viviendas desocupadas, que calcula el PP, existen en Galicia. El candidato popular, que en las últimas horas pide el voto de los "verdaderos progresistas", denunció la política "salvaje" de vivienda de la Xunta actual, a la que acusó de permitir que desde 2005 se construyesen 45.000 pisos , "un 49% más que durante el último mandato de Fraga".

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