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Reportaje:

La fraga vuelve al sur de Galicia

Niños de Tomiño siembran carballeiras, un bosque que resiste el cambio climático

Sonia Vizoso

Los niños de Tomiño (Pontevedra) se proponen resucitar las fragas en Galicia, los bosques de especies autóctonas que fueron desplazados durante el siglo pasado por eucaliptos y pinos y que sobreviven, sobre todo, en los cuentos y leyendas. Una treintena de escolares de la parroquia de Barrantes sembraron ayer 3.400 bellotas en el monte para levantar una carballeira, la contribución gallega al programa de Naciones Unidas que pretende plantar en todo el mundo mil millones de árboles. De esta forma, uno de cada mil ejemplares que se siembren este año dentro de esta iniciativa internacional germinará en tierras de Tomiño.

Es el comienzo de una vida juntos. Los chavales, de entre 6 y 11 años y alumnos del CEIP Barrantes, crecerán con sus árboles. Científicos de la Universidad de Vigo colaborarán con los niños para seguir la evolución de su plantación durante los próximos años. En mayo los escolares le harán a su fraga la primera visita. El ecólogo Javier Montalvo calcula que deberán esperar entre 15 y 20 años para empezar a disfrutar de una carballeira joven. "Ellos son los comuneros del futuro", señala Montalvo, profesor de Ecología en la universidad viguesa, sobre los pequeños. "Hoy ha comenzado la reconquista del bosque autóctono desde el sur de Galicia".

"Ha comenzado la reconquista del bosque autóctono" desde el Miño
Los "comuneros del futuro" probarán con científicos técnicas forestales

La experiencia se repetirá en los próximos meses en un centro escolar de Pontecaldelas y en el resto de colegios de Tomiño, según comunicó ayer la alcaldesa de esta localidad, la nacionalista Sandra González, a los promotores del proyecto, entre los que se encuentra la Fundación Matrix, la Obra Social de Caixa Galicia y la Comunidad de Montes de Barrantes. El objetivo es extender estas siembras por toda Galicia para que las fragas, los bosques del pasado, sean ahora el futuro.

Montalvo, profesor del Laboratorio de Ecoloxía Aplicada de la Universidad de Vigo, defiende que los árboles autóctonos son los que mejor se adaptarán al cambio climático. El roble, explica el ideólogo del proyecto, ayuda a mantener el clima húmedo y resiste mejor los incendios y los periodos de sequía a los que deberá enfrentarse Galicia por el calentamiento del planeta. Las especies caducifolias, al contrario que pinos y eucaliptos, dan más luz en invierno y sombra en verano y ayudan, señala el ecólogo, a suavizar los fenómenos propios de cada estación.

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Pero de estas ventajas de las fragas se olvidó Galicia hace décadas. Aunque se trata del tipo de ecosistema forestal natural de la comunidad, los bosques autóctonos con un estado de conservación aceptable cubren hoy en día menos del 2% de la superficie gallega. En las 1.200 hectáreas que tiene el monte de Barrantes, por ejemplo, no existe ninguna mancha de más de una hectárea cubierta sólo por robles. En Galicia hay muchos carballos aislados pero pocas fragas o carballeiras.

La Fundación Matrix que dirige Montalvo aboga por una vuelta al modelo de las fragas y rechaza la teoría de que las comunidades de montes prefieren el eucalipto porque les es más rentable. "Las comunidades que plantan eucalipto lo hacen a su pesar, porque tienen menos recursos y una mala gestión", argumenta. "Hoy cuesta más sacar el eucalipto del monte de lo que vale la madera".

El programa educativo iniciado ayer en Tomiño servirá para la investigación científica. Con ayuda de los técnicos de la Universidad y de estudiantes universitarios de Biología, los niños han puesto en práctica una técnica de siembra directa, un método diferente a la plantación de árboles que se usa poco en Galicia y que los expertos consideran muy eficaz. "Sembrar bellotas es una opción más económica, sencilla y rápida que plantar directamente carballos", apuntan los promotores del proyecto.

Los chavales recogieron bellotas tiradas en el monte y las depositaron "con cuidado" en una parcela del monte de Barrantes. Excavaron un hueco para meter las landras de roble y lo cubrieron para proteger su "tesoro" de la humedad y los depredadores. Los científicos que les acompañaban han aprovechado la ocasión para probar dos técnicas que pretenden acelerar la geminación y, por tanto, incrementar las probabilidades de éxito de la siembra. Cuanto más tarden en brotar las bellotas, más previsible es que sean devoradas por los animales del monte de Tomiño.

Las actividades con los escolares ayudarán a los científicos gallegos a perfeccionar estas técnicas. "Queremos recoger y sembrar 25.000 bellotas en 2008", proclaman los promotores de la "reconquista" de las fragas.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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