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Las galescolas emplean a 319 personas sin pasar oposición

En dos años de legislatura, 319 personas se han incorporado a la plantilla del Consorcio do Benestar, que gestiona las galescolas, sin pasar por los rigurosos controles que caracterizan el acceso a la función pública. Lejos de ello, un comité de selección, en su mayoría nombrado a dedo por el ex alcalde de Vigo Lois Castrillo, del BNG, es el encargado de corregir exámenes y entrevistar a aspirantes, mediante un sistema en el que la conversación personal tiene un valor decisivo en la puntuación global.

El Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e Benestar, creado por la Vicepresidencia de la Xunta y presidido por Castrillo, tiene en marcha un ambicioso programa de creación de galescolas, que se completa con casas de juventud, casas del mar, puntos de atención a la infancia y centros de día de la tercera edad. Tan ambicioso como el programa de dotaciones es el de personal: alrededor de 1.300 personas trabajarán para el Consorcio cuando se agote la legislatura. Pasados tres años, toda esa plantilla podrá convertirse en personal laboral fijo de la Xunta. "Es un escándalo total; están metiendo a sus amigos en la Xunta por la puerta de atrás", denuncia Manuel Díaz, representante de la CIG en los servicios centrales de la Xunta. El gerente del consorcio, Lois Castrillo, discrepa, y asegura que el sistema de selección de personal es "idéntico" al que sigue la Administración pública.

El gerente del Consorcio equipara el sistema de contratación para las galescolas y el resto de dotaciones sociales con el habitual en la Administración: "De hecho, es contratación pública".

La realidad parece distinta. Las bases para la selección en las galescolas no detallan quién realiza la entrevista personal, que se valora con ocho puntos sobre un total de 38; el doble que la experiencia profesional. Pero sí quién forma la comisión de valoración: el gerente, Lois Castrillo; otro representante del Consorcio, uno de Vicepresidencia de la Xunta, que dirige el nacionalista Anxo Quintana, y dos del ayuntamiento donde radique la galescola. Consorcio y Vicepresidencia se garantizan la mayoría.

Otras convocatorias del consorcio establecen de la siguiente forma quién integrará el comité de selección: "Un número impar de miembros designados por el presidente del Consorcio". La comisión está facultada para interpretar las bases y para realizar la entrevista curricular. Las bases del proceso hacen referencia, en casi todos los casos, a "la necesidad de proveer con carácter urgente a los servicios generales del Consorcio", lo que "hace necesaria la elección de un sistema de selección que permita dotar estas plazas con la máxima celeridad".

La CIG compara este sistema con el que siguió la Xunta del PP con las fundaciones sanitarias, muy criticadas por los nacionalistas. El Gobierno bipartito, en pleno proceso de cambio jurídico de esas instituciones sanitarias, ha asumido como personal del Sergas a 1.200 empleados de aquellas fundaciones.

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El vicepresidente de la Xunta defiende la "tramitación ejemplar" de las contrataciones, cuyo sistema atribuye a la participación de dos administraciones, central y autonómica. Quintana replicó a las críticas de amiguismo que ayer realizó una diputada del PP con la siguiente frase: "Si supone que tengo 1.000 amigos, que son los puestos que se van a crear, sepa que nunca pensé tener una pandilla tan grande".

El controvertido sistema de contratación se mantiene mientras Vicepresidencia porfía en impedir que los ayuntamientos adheridos al Consorcio gestionen directamente las galescolas, pese al compromiso asumido por Quintana con la Federación de Municipios (Fegamp). Su presidente, Xosé Crespo, aseguró ayer que cada vez son más los alcaldes molestos por la negativa de Anxo Quintana, con quien solicitaron una reunión urgente. De no celebrarse, Crespo convocará a los alcaldes integrados en el consorcio para explicarles "el incumplimiento" del vicepresidente.

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