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Una guerra interna del PP da una alcaldía al Bloque

El enfrentamiento de la familia del presidente provincial con el histórico exalcalde popular de A Mezquita lleva al PP a apoyar la coalición BNG-PSOE

En el pequeño municipio ourensano de A Mequita (1.500 habitantes), la política es la vida: un enfrentamiento visceral entre "familias". Una especie de reedición de la historia de Montescos y Capuletos se ha traducido aquí en un apoyo del PP al bipartito de nacionalistas y socialistas. Cualquier cosa antes de darle la alcaldía al enemigo propio.

El histórico exalcalde popular del municipio Francisco José Montesinos, es encarnizado rival de su exteniente de alcalde -suegro del presidente provincial del PP- Guillermo Caldelas. La enemistad con el padre político de Baltar Blanco expulsó a Montesinos del seno del baltarismo y lo echó en los brazos del oficialismo del PP en el congreso provincial del partido en el que se impuso José Manuel Baltar Blanco.

Montesinos mantiene escaño en el grupo del PP en la Diputación
El portavoz popular asegura que será leal a nacionalistas y socialistas

Montesinos cayó en desgracia. En vísperas de las municipales, el exregidor de A Mezquita se hizo con la mayoría casi absoluta de la asamblea local. Pero Baltar Blanco lo despojó -como hizo con todos los infieles de la provincia- del poder que le quedaba y decidió poner a dedo a otro presidente local. La guerra estaba declarada.

Montesinos mantuvo -y mantiene aún, con una estricta disciplina al grupo del PP- su escaño de diputado provincial. Pero mientras en la Diputación era del PP, formó su lista de independientes con la que plantarle cara a sus rivales del partido. Fue la lista más votada. Obtuvo el 46% de los votos, tres veces más que el PP, y se quedó a solo 11 votos de la mayoría absoluta. Pero el PP le cerró todas las salidas aunque para ello tuviera que incumplir su compromiso, recitado como un mantra durante toda la campaña, de que debía gobernar a la lista más votada. Lo demás era "antinatura".

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Pero los populares votaron al candidato del BNG que contaba ya con el apoyo del PSOE para reeditar un bipartito que ha acabado siendo casi un tripartito. Un bipartito con el PP instalado en las comisiones de gobierno para autorizar la gestión que realiza la izquierda.

Baltar Blanco autorizó a su hombre nuevo en A Mezquita, el economista Roberto Diéguez, a apoyar la coalición de BNG y PSOE. Cualquier precio antes de permitir que gobernara el "traidor".

Montesinos está indignado. Asegura que la decisión del presidente provincial del PP, partido al que él aún sigue representando en la Diputación, no obedece a razones políticas, sino personales. "Lo hace por la manía que me tienen él y la familia de su mujer".

Montesinos asegura que en 2007 el suegro de Baltar "ya trabajó para el PSOE" -con el supuesto objetivo de que Montesinos no alcanzara la alcaldía- que acabó gobernando en coalición con el BNG. Y, en esta ocasión, el candidato del PP, Roberto Diéguez, le aseguró hasta el último momento que su intención era votarse a sí mismo, lo que le garantizaba la alcaldía, "salvo orden contraria de la dirección provincial".

Y hubo orden contraria. Diéguez se puso en contacto con el candidato del BNG, Rafael Pérez, y le anunció que apoyaría su investidura a cambio de participar en las comisiones de gobierno. "La política municipal no se basa en la ideología, sino en la gestión", explica Diéguez y ratifica, por su parte, el alcalde nacionalista.

El candidato del PP, a quien Montesinos triplicó por tres los votos, se ve insospechadamente instalado en un Gobierno local del que, sin embargo, no formará parte. "Esto era lo que nos exigían nuestros votantes, que no entregáramos la alcaldía a Montesinos. Por eso decidí finalmente no apoyarme a mí mismo en la investidura" y respaldar al bipartito.

Esta semana, el número dos del PP, Alfonso Rueda, eludió como pudo las preguntas de los periodistas respecto al "pacto antinatura" de su partido en A Mezquita. "Escuchamos las explicaciones que nos dio el presidente provincial", repitió una y otra vez Rueda para contestar, invariablemente, a todas las preguntas.

Mientras en el resto de la provincia y de Galicia el ataque es frontal, en A Mezquita el portavoz del PP proclama que será leal a nacionalistas y socialistas. "Bueno, a no ser que estemos muy en desacuerdo con algún tema y no seamos capaces de llegar a un consenso". "No hay tripartito; no pactamos con el PP" sostienen, por su parte, nacionalistas y socialistas.

El alcalde nacionalista, Rafael Pérez insiste en que los populares no forman parte del Gobierno local. "Solo pactamos con el PSOE, con el PP llegamos a un acuerdo", explica.

Un bipartito de tres

Para alcanzar el equilibrio entre el ataque sistemático a los bipartitos y la implicación en el de A Mezquita, el PP ha optado por no formar parte del gobierno local -no tiene ningún área a su cargo- pero manteniendo un pie dentro del Gobierno local mediante el control en las comisiones de gobierno.

Los grupos políticos, BNG, PSOE y PP, que han conformado este bipartito de tres quitan hierro al extraño pacto.

"Fuimos coherentes, nos votamos a nosotros mismos, ya que tuvimos más respaldo que nuestros socios del PSOE; lo que no podemos hacer es borrarnos del mapa para impedir que nos vote el PP", argumenta el ya alcalde nacionalista, Rafael Pérez.

El mismo discurso que mantiene el PSOE. La secretaria de organización de los socialistas ourensanos, María Quintas, explica que han asumido que cumplen su acuerdo de apoyar al BNG dado que "era la lista de progreso más votada. No sabíamos que el PP también la iba a apoyar; nosotros no negociamos con los populares".

El alcalde insiste en rechazar que haya un pacto con el PP. "Solo pactamos con el PSOE, con el PP solo llegamos a un acuerdo para poder gobernar".

Socialistas y nacionalistas atribuyen a la crisis interna del PP el origen y final de este extraño biparito con invitado de piedra siempre en la mesa. "Para supervisar".

Los líos de familia -política y sanguínea- que afectan al PP han hecho posible lo imposible en A Mezquita, el pueblo en donde el exbanquero y expresidiario Mario Conde consolida amistad con el suegro del presidente provincial del partido, Baltar Blanco.

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