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Entrevista:LEO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ | DOS AÑOS SIN VER UNA NÓMINA

"Me han despedido pero no me siento un parado"

María Fernández

Es la cara del desempleo de Vigo. Despedido del sector naval -más bien expulsado debido al salto al vacío de los grandes astilleros-, a Leo Fernández le dieron el finiquito en septiembre de 2009. La carta que recibió de Contsa, empresa de Bouzas donde llevaba tres años contratado como soldador, decía lo siguiente: "Debido a la profunda crisis que viene padeciendo el tejido industrial [...] nos vemos obligados a ajustar plantilla procediendo a la rescisión del contrato laboral que le unía con esta entidad. Reconocemos expresamente la improcedencia de este acto". Tuvo suerte, si es que se le puede llamar así. Su indemnización fue la equivalente a 45 días por año, 25 más que lo que se llevaron pocos meses después el resto de sus compañeros. La empresa, que trabajaba para Barreras, llegó a tener 300 trabajadores.

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"Después de aquello lo primero que hice fue sacar el carné de conducir", recuerda Leo, que tras dos años se le ha agotado el subsidio de desempleo y recibe la ayuda familiar. Tiene pareja y dos hijos. "No soy un parado, no he dejado de echar currículos, de hacer cursos. Y eso que me costó muchísimo encontrar un programa de calderería industrial para recibir una titulación oficial que, por cierto, no me darán hasta dentro de seis meses por cuestiones burocráticas". Se pregunta qué pasará si se suprimen más plazas de funcionarios. "¿Quién va a hacer su trabajo? Ahora mismo todo va muy lento".

Con 22 años cotizados y rozando la cuarentena, recuerda que los últimos ejercicios en el sector naval la mayoría de sus compañeros hacían veladas (horas extra) diarias. "Había quien se llevaba a casa 2.500 o 3.000 euros al mes trabajando sábados y domingos". Él no sacrificaba tanto su tiempo libre y ahora dice que su bolsillo lo agradece. "Esas personas también se metieron en gastos mayores con el coche, la hipoteca...".

El sector ha destruido en la comarca de Vigo 9.000 empleos directos y más de cien empresas han cerrado. Barreras y Vulcano están en suspensión de pagos, igual que Factoría Naval. M. Cíes fue el primero en presentar la liquidación. Cree que está en un sector incómodo para el poder, capaz de movilizarse como ningún otro. Pero las cosas están cambiando. "Nos están dejando morir lentamente. Parece que no está ocurriendo nada", critica. Sigue participando con CIG en numerosas movilizaciones para que nadie olvide al naval. Además, busca trabajo. "En automoción es difícil, tienen su propia bolsa de desempleados, los que venimos de otros sectores no podemos acceder a ella". Antes le ocurría lo mismo a quien buscase un hueco en la construcción de barcos. Dice ver muy negro el futuro sin un instrumento de financiación de los buques. No se queda de brazos cruzados. Por él, por su familia, por sus compañeros: "Hay que actuar".

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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