Los jóvenes del PP reparten condones contra el bipartito

Busca descaradamente a los jóvenes. Pero una cosa es repartir bebidas energéticas con el nombre del candidato en los mítines y otra, muy distinta, tocar los principios fundamentales del partido. A la caza del escaño 38, Alberto Núñez Feijóo intenta hacer ver estos días que otro PP es posible en Galicia. Y esta vez no ha pedido permiso a nadie. De haber consultado a Génova, no es probable que el Partido Popular hubiera lanzado la campaña que hoy estrena en Pontevedra.

Centenares de condones están listos para ser repartidos en la provincia con un mensaje insólito dentro de la formación conservadora. En color verde llamativo, el envoltorio de cada preservativo reza por fuera: "Porque hay mejores maneras de coaligarse..." Y una vez abierto, junto al látex, el cartón remacha el lema con una invitación: "Haz el amor y no el bipartito".

Feijóo delegará en los municipios las licencias para ampliar granjas

La iniciativa es casi revolucionaria en un partido que hace nada alentaba manifestaciones multitudinarias en pro de la familia, frente a los matrimonios homosexuales y que llegó a personarse en los juzgados contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Cierto que Feijóo nunca quiso sumarse a las algaradas del ala más a la derecha del partido. Pero tampoco se había significado en contra. Y cuando amagó con hacerlo, los sectores más ultras del PP -y sus medios afines- se le volvieron en contra.

Después de emplearse en renovar las caras de sus candidaturas, Feijóo parece ahora decidido a matar al padre. Su antecesor, Manuel Fraga, nunca toleró las bromas con la educación sexual. En vísperas de sus últimas autonómicas, un reportero de Caiga quien Caiga disimuló un preservativo mientras chocaba su mano. Al darse cuenta, el presidente de la Xunta lo despreció y soltó una de esas frases para animar la campaña y alejarse, un poco más, del votante joven. "Nunca he utilizado uno y prometo morirme sin hacerlo", espetó. De hecho, el veterano senador los considera "una telaraña para el contagio y una barrera para el placer".

Los creativos no polemizan sobre una propuesta "llamativa, pero que parte de la libertad, una de las señas de identidad del PP". Aunque la acción parte de Nuevas Generaciones, la filial juvenil del partido, que pretende exportar desde Pontevedra al resto de provincias, cuenta con la complicidad de la dirección regional. La publicidad pretende impactar en el electorado joven, clave en 2005 para desalojar al PP de la Xunta. Pero también desafía las instrucciones de voto de la Conferencia Episcopal que el pasado 30 de enero recomendó a sus fieles optar por "partidos o programas compatibles con la fe y las exigencias de la vida cristiana".

Nuevas Generaciones, de paso, invita a la mocedad indecisa a deshojar la margarita que dibujan sus panfletos. Proponen un pétalo por Feijóo y su propuesta de libertad lingüística -"me quiere"- y otro contra la coalición -"no me quiere"- porque Touriño "impone el gallego". Y así, con media docena de argumentos hasta que la flor aparece desnuda.

Mientras llama al público joven de las ciudades, Feijóo patea también el rural con un "mensaje de esperanza" para el campo gallego. Ayer clavó el atril en medio de un establo a las afueras de Santiago. Allí, con un centenar de vacas como atrezo, prometió resolver en seis meses todos los expedientes urbanísticos de las granjas gallegas. Y avanzó que su gobierno delegará competencias a los municipios para agilizar, sin barra libre, la ampliación de las explotaciones que no crecen por falta de espacio. Es el caso de Manuel Caamaño, su anfitrión ayer, que envía a criar sus reses a Aragón. Escuchó del líder del PP que Europa mantendrá ayudas a quienes tienen aún cuota láctea por pagar. Y entornó la cabeza cuando Feijóo le preguntó por qué bautiza a todos sus animales con nombre de mujer. "Son vacas", respondió. La caravana del PP partió a Ourense.