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Reportaje:

La larga sombra de Paco Vázquez

El PP pugna por los votos del exalcalde, cuya presencia incomoda al PSdeG

No estará en ningún cartel de los comicios municipales del 22 de mayo, y es probable que ni siquiera participe, por primera vez en democracia, en actos electorales. Y menos si se afianza su candidatura, ahora en el alero, para convertirse en Defensor del Pueblo. Pero Francisco Vázquez, que acaba de cesar como embajador de España en el Vaticano, es una pieza central de la contienda electoral en A Coruña, ciudad de la que fue alcalde casi 24 años. Acaban de cumplirse cinco de su marcha a Roma, y su regreso, en plena precampaña electoral, incomoda a su propio partido, el socialista, y especialmente a su sucesor en la alcaldía, el socialista Javier Losada.

La presencia en la ciudad de quien fue su mentor pero con el que ahora ya no tiene relación alguna es un problema para Losada y su equipo. El portavoz del PP, Carlos Negreira, intensifica por su parte una descarada apuesta por ganarse los devotos de Paco Vázquez. Nadie sabe que peso electoral tiene aún el que fue el alcalde más votado de A Coruña y el que más tiempo permaneció en el cargo. Pero Negreira no duda de la rentabilidad de intentar cosechar el voto vazquista aún a riesgo de desconcertar a votantes conservadores que sabe, no obstante, fieles. No en vano reabrió, y mantuvo encendida durante los últimos dos años, la vieja polémica del topónimo castellano de A Coruña que muchos consideraban caducada con la marcha de Vázquez a Roma. Negreira es el único candidato del PP de Galicia que luce un lema de precampaña en castellano. No se olvida tampoco de marcar en sus actos preelectorales con vecinos las diferencias entre Vázquez y Losada y comprometió su palabra de reponer la ele al nombre de la ciudad si gana los comicios.

Mientras que el PSOE aún no se pronunció formalmente sobre la candidatura de Vázquez para Defensor del Pueblo más allá de tibios y escuetos apoyos, como el del ministro José Blanco, se suceden en el PP gallego las adhesiones entusiastas, empezando por su presidente, Alberto Núñez Feijóo. "Lo apoyo como gallego y porque tiene el conocimiento, la formación y la independencia para ejercer ese cargo, unas características que no encuentro en otros candidatos", afirmó.

Para Javier Losada, la situación puede resultar muy difícil si no se concretan antes de las elecciones los deseos de Vázquez de ser Defensor del Pueblo. Trabajaron codo con codo durante 24 años pero ahora ni se hablan. Vázquez, que incluso negó en público el saludo al que fue su mano derecha, dice que sólo tiene "respeto institucional" con el actual alcalde de su ciudad. Pero a nivel personal, la relación es nula, tanto con Losada como con la teniente de alcalde Carmen Marón. "Entiendo que no se han portado como correspondería, pensé que eran mis amigos", explicó Vázquez en octubre pasado. Nunca perdonó a Losada, además de otros desmarques, como asumir el topónimo gallego de la ciudad, su pacto de gobierno en 2007 con el Bloque. Vázquez es un firme detractor de los nacionalismos periféricos y defensor acérrimo de que gobierne, aún en minoría, la lista más votada.

"Ya le puse una mejilla a Vázquez y no voy a poner la otra", confesó Losada, preguntado por la ruptura, unilateral, con su mentor. En la candidatura socialista que el alcalde volverá a encabezar para estas elecciones, sólo quedan dos vazquistas confesos: el presidente de la Diputación, Salvador Fernández Moreda, y José Nogueira.

Admira a Orozco, aprecia a Caballero

El mejor alcalde de Galicia, para Francisco Vázquez, es el de Lugo, el socialista José López Orozco. Ambos políticos se profesan abiertamente admiración mutua. El exalcalde coruñés considera valiente la gestión del lucense. Ensalza además cada vez que puede "su capacidad de gobernar en minoría". Una apuesta que Vázquez reprochó con dureza al actual alcalde de A Coruña, Javier Losada, por no hacerlo cuando perdió la mayoría absoluta en 2007 y se coaligó con el Bloque. Llegó incluso a enviarle una carta, con membrete de la Embajada en el Vaticano, para criticar ese pacto de gobierno. "Vázquez es el espejo en el que tenemos que vernos muchos alcaldes, fue un alcalde con mayúscula", afirma Orozco.

Quien sí se mira en el espejo del vazquismo e intenta imitarlo es el alcalde de Vigo, el también socialista Abel Caballero. Cuando rugía la batalla por la fusión de las cajas gallegas, muchos vieron la sombra de Vázquez en la encendida defensa de Vigo y de su entidad financiera que abanderó Caballero. Su cruzada localista reavivó el recuerdo del coruñesismo a ultranza que profesó Vázquez. Losada no quiso entrar en ese juego, pero su desencuentro con Caballero fue evidente. "No hay que reducir todo a un Celta-Deportivo", consideró Paco Vázquez, "y a veces a Caballero se le va la fuerza por la boca, pero yo lo aprecio mucho".

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