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La mayor fosa de la Guerra Civil será monumento

El alcalde de Aranga, del PP, se vuelca con el reconocimiento de las víctimas

En un cuadrado de tierra entre un lateral de la iglesia y una hilera de nichos del pequeño cementerio de Vilarraso en Aranga (A Coruña), yacen de forma casi clandestina, sin nombre, ni mención alguna, una treintena de cadáveres. Es una de las mayores fosas de víctimas de la represión franquista en Galicia. Solo se conoce ahora la identidad de 11 de esos 29 asesinados allí enterrados en el más absoluto ostracismo entre 1936 y principios de la década de los cuarenta. Proceden de las provincias de Lugo y A Coruña, e incluso de más lejos. Allí fueron a parar los restos del último alcalde republicano del concejo asturiano de Aller.

Con o sin nombre, todos, más de siete décadas después, serán al fin reconocidos y recordados con el monumento que esta tarde se inaugura cerca de allí y del río Mandeo en el que tras el golpe de 1936 aparecían a diario durante años centenares de asesinados de un tiro. Una escultura de cinco toneladas de peso, obra de Valdi, recordará para siempre en el Campo da Festa de Aranga a esos asesinados. Fue el cura de la cercana parroquia de Santa Mariña en Guitiriz (Lugo), Alfonso Blanco, el principal impulsor de que se levantará "la losa de silencio y olvido", como le gusta decir.

La localidad coruñesa hará un homenaje a los 29 enterrados

Con ayuda de la asociación coruñesa Pola Recuperación da Memoria Histórica, que logró una subvención del Ministerio de la Presidencia, y de historiadores que intentaron documentar los escasos datos sobre esa fosa y otras de una zona rural atravesada por la Nacional VI que favorecía el trasiego de paseados, dos años tardó el sacerdote y otros vecinos en impulsar el reconocimiento que se celebrará esta tarde. Será un homenaje festivo y en aras de reconciliar generaciones más jóvenes con el pasado más oscuro. La asociación coruñesa pone autobuses gratuitos para ir y venir desde A Coruña.

Y el homenaje cuenta con la plena colaboración del Ayuntamiento de Aranga. Gobernado por mayoría absoluta del PP, se involucró en ayudar a organizar este "pequeño recordatorio a los fallecidos olvidados", dice su alcalde, Alberto Platas. Es consciente que en su partido, no es habitual, sino todo lo contrario, participar en este tipo de actos de la Memoria Histórica y homenajes a los mártires de la represión franquista. Pero Platas se implicó. Logró que la Corporación municipal de Aranga, el pasado 25 de abril, en vísperas de comenzar la campaña electoral, aprobase por unanimidad una moción de apoyo y homenaje a "personas que fueron asesinadas después del golpe de Estado de 1936, que trajo 40 años de dictadura". Alberto Platas intervendrá en el acto de hoy. "Es un reconocimiento a grandes olvidados, nosotros luchamos por la democracia", comentó ayer a este diario.

Los historiadores Eliseo Fernández y Emilio Grandío, que recopilaron en un libro sus pesquisas sobre la fosa de Vilarraso, tienen varias hipótesis aún sin desarrollar sobre el porqué se concentró en esa parroquia rural "tanta cantidad de gente enterrada". En las fosas que pululan por Galicia se solían juntar dos, tres o cuatro cadáveres. En Vilarraso, hay por lo menos 29, que se sepa. Para Grandío, la cercanía de la Nacional VI, "que permite un acceso rápido", así como la lejanía con las localidades de origen de los desaparecidos "para hacer más difícil seguirles la pista" hicieron de Aranga un lugar predilecto para los represores.

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