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La mayor red sin cables de España conecta a internet las casi 500 aldeas de A Estrada

El servicio alcanza los puntos más remotos del municipio con un plan pionero en Europa

Sonia Vizoso

En A Estrada se le diseñan microchips a las vacas mientras abuelos y nietos navegan por internet sentados en los locales parroquiales. Los vecinos de las 473 aldeas de este municipio de difícil orografía pueden además perderse desde hoy en el ciberespacio sin levantar los pies de sus 'leiras'. El proyecto europeo Ciudades Digitales les ha trazado sobre los 280 kilómetros cuadrados del ayuntamiento la malla sin cables más extensa de España. Sólo algunas localidades de Irlanda y Finlandia disfrutan de un servicio similar. A Estrada encabeza ya la "revolución wifi".

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Hay personas en A Estrada que tardan casi una hora en llegar desde sus viviendas a la Casa Consistorial y muchos minutos de paciente espera frente al ordenador cuando quieren engancharse a internet. Desde hoy, sólo el segundo de estos problemas tiene solución. La mayor red wifi (inalámbrica) de España ha logrado salvar las colinas y corredoiras de este municipio pontevedrés para enviar a sus vecinos directos al ciberespacio. Por muy remoto que sea el lugar en el que vivan, los estradenses podrán moverse por autopistas virtuales pagando 10 euros al mes.

La llegada de internet sin hilos es el proyecto estrella de A Estrada Digital. Este plan, iniciado hace cinco años y financiado con más de 5 millones de euros de dinero público, se propone extender las telecomunicaciones en el ayuntamiento con más núcleos de población de España. Desde entonces se han otorgado a los vecinos 1.500 subvenciones para que compren equipos informáticos y se han creado centros en 30 parroquias rurales para que sus habitantes puedan navegar por la red y asistir a cursos de nuevas tecnologías. Hasta ahora han recibido lecciones sobre la sociedad de la información 6.000 de los 22.000 residentes en la localidad pontevedresa.

En la parroquia de Guimarei, junto a la iglesia románica, hay una nave de ladrillo con paredes desconchadas. Sobre el tejado y al lado de la estrella luminosa que alguien se olvidó de retirar cuando terminó la Navidad, se levanta una pequeña antena. Es la llave de la tecnología wifi. En el interior del local, cuatro ordenadores de último diseño comparten espacio con los trofeos ganados por el Guimarei Fútbol Club y con fotos que demuestran que en los años 40 hubo un vecino del lugar que triunfó en el mundo del boxeo.

De lunes a jueves, de 20 a 22 horas, los equipos informáticos de este lugar pueden ser utilizados por los residentes de la aldea. Sólo han de cumplir algunas normas: los menores de 10 años deben acudir acompañados de un adulto y ninguno de los presentes pueden utilizar internet para consultar webs pornográficas, violentas o sexistas. En la puerta, Carlos Andújar consulta con su PDA (computadora de mano) la prensa deportiva. Por obra y gracia de ese discreto aparato que está sobre el tejado, junto a la estrella de Navidad, este hombre no necesita cables para navegar por internet. A sus pies se extienden las tierras por las que, en el siglo XVII, cabalgó Melchor Mosquera de Sotomayor, Villar y Pimentel, el señor del pazo de Guimarei.

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Carlos Andújar es ingeniero de telecomunicaciones y vecino de A Estrada. Desde hace unos años, es el responsable de A Estrada Digital, un proyecto que, subraya, se propone cerrar la brecha tecnológica que separa siempre las áreas urbanas y rurales. Conseguirlo en A Estrada le ha costado muchos sudores. "Hay lugares en algunas parroquias que tienen tela", señala Andújar refiriéndose a la complicada orografía del ayuntamiento.

Antenas en el palco

Para extender el acceso inalámbrico a internet por las casi 500 aldeas del municipio se contrató a la empresa Tecnocom. Sus técnicos optaron por combinar tres tecnologías sin hilos para salvar los obstáculos del territorio (wifi, wimax y mesh), aunque el acceso final para el usuario siempre es a través de la wifi estándar. Por la superficie estradense se han instalado 73 antenas y como soportes se han aprovechado los postes de la luz, las farolas, los campanarios de las iglesias, los locales sociales y, en algún caso, el palco desde el que la orquesta ameniza las verbenas. La inversión ha superado los 560.000 euros.

El alta y el uso de la red wifi de A Estrada serán gratuitos hasta el 1 de julio y, a partir de ahí, la conexión costará 10 euros al mes. "Esta es una oferta para venir a vivir aquí", resaltó ayer en la presentación del servicio la responsable en la Xunta del programa Ciudades Digitales, Felicitas Rodríguez González. El objetivo del programa va más allá del extender el uso de internet en los hogares estradenses. "Los ciudadanos tienen que disfrutarla [la red] y usarla para convertirse en ciudadanos del mundo, y las empresas para incrementar su productividad", señaló Fernando Herrero, jefe de área del Ministerio de Industria.

El programa Ciudades Digitales ha subvencionado con 200 euros la adquisición de equipos informáticos por parte de las empresas y comercios del ayuntamiento. Sus avances también llegarán al sector agroganadero. Personal técnico diseña actualmente un nuevo sistema para identificar las vacas y jubilar los rudimentarios crotales que se cuelgan ahora de las orejas del ganado para tal fin. A finales de febrero se terminará de elaborar una aplicación informática para que las reses se marquen con un microchip. Estos dispositivos electrónicos permitirán a los ganaderos de A Estrada acceder a la información de cada res a través de un ordenador portátil o manual.

La red wifi ahorrará viajes a los habitantes de las aldeas que necesiten realizar gestiones ante la Administración local. Los vecinos podrán realizar papeleos a través de internet. "Esto tiene un problema", afirmó ayer el alcalde de A Estrada, el popular Ramón Campos. "Los miércoles, que es el día de la feria, los hombres de las casas bajaban a traer documentos al Ayuntamiento, pero a lo que venían es a comer el pulpo con un buen vino. Esto se acabó".

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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