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Un millar de personas se manifiesta en Vigo contra la degradación de la ría

'Goberne quen goberne, a ría non se vende' fue la consigna más coreada

Un millar de personas participó ayer en la manifestación convocada por 16 organizaciones integradas en la plataforma A ría non se vende contra la situación ambiental de la ría de Vigo y, singularmente, contra los rellenos (230.000 metros cuadrados previstos) y puertos deportivos proyectados en sus aguas (5.000 nuevos amarres). La marcha, con una participación menor de lo que se esperaba (los partidos con presencia institucional se inhibieron de respaldarla), recorrió más de tres kilómetros, entre la Praza da Estrela y Bouzas, escoltada por un amplio despliegue policial y mezclando el objetivo reivindicativo con los aires de fiesta que interpretaron un grupo de gaiteiros.

"Los problemas de Vigo son los de todas las partes de Galicia", dijo Rivera
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230.000 metros cuadrados de nuevos rellenos

La manifestación partió poco después del mediodía de la Praza da Estrela. Goberne quen goberne, a ría non se vende fue la consigna más coreada, con otras alusivas a la protesta, como O porto crece, a ría desaparece o Menos recheos e máis marisqueo. "Saludo a los que no están: a los políticos", dijo la actriz Mabel Rivera, la primera que se dirigió a los manifestantes en Bouzas, al final de la marcha. "Los problemas de Vigo son los de todas las partes de Galicia", añadió la actriz, portavoz del movimiento contra la planta de Reganosa, en la ría ferrolana, que propuso romper el aislamiento de las protestas locales aumentando la funcionalidad de la "red de redes" Galicia non se vende.

Tanto ella como el siguiente orador, del barrio de Teis, aprovecharon para repetir la movilización ecologista el próximo 8 de junio en una doble convocatoria, en Ferrol, por una parte, y en el citado barrio vigués, por otra, que ayer ya hizo un hueco específico a sus protestas contra los proyectos que se deparan para el ámbito de la antigua Escuela de Transmisiones y Electrónica de la Armada (ETEA), donde se instalará la Cidade del Mar. En el espacio marítimo vinculado a ella está previsto ocupar 250.000 metros cuadrados de lámina de agua para dar amarre a 1.076 embarcaciones y crear nuevos muelles y diques.

Los proyectos de nuevos puertos deportivos en la ría están en el ojo del huracán. La Xunta ha anunciado la creación de 5.000 nuevos puntos de amarre, lo que triplicará los 2.500 que existían el año pasado. Uno de los proyectos más polémicos se centra en O Salgueirón, parcela de la antigua fábrica conservera de Massó Hermanos en Cangas, paralizado desde hace dos años y medio por la obstrucción vecinal y sometido a varios litigios. También había pancartas alusivas a esa marina y al papel que juega en el proyecto Caixanova, que participa en la promotora del mismo.

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La situación de la ría, según el manifiesto que fueron leyendo por partes distintos portavoces de A ría non se vende, se acerca a lo "catastrófico". En estos momentos, sólo la depuradora del Lagares de Vigo vierte al mar 85 millones de litros diarios de aguas sin depurar. La contaminación de las aguas motivó la amenaza de multa por parte de la Comisión Europea, que señaló su incompatibilidad ambiental con el cultivo marisquero.

A ello contribuye también el funcionamiento insuficiente de las demás depuradoras de la ría: Baiona, Redondela, Teis, Arcade, Vilaboa, Moaña, Cangas... El proyecto de una nueva planta en el Lagares y los esfuerzos de la Consellería de Medio Ambiente para poner al día las demás no contenta a los ecologistas, que proponen la construcción de pequeñas instalaciones distribuidas por el territorio y separar, en las redes de saneamiento, las aguas pluviales de las residuales, urbanas e industriales, ya que los aliviaderos del litoral se desbordan cuando se producen precipitaciones normales y vierten al mar grandes concentraciones de coliformes, además de metales pesados, clorobifenilos e hidrocarburos.

Como consecuencia de todo ello, indicaron los portavoces ecologistas, en tres zonas tradicionales de marisqueo ha sido prohibida la actividad y 15.000 puestos de trabajo que dependen de la riqueza natural de la ría están en peligro.

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