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Reportaje:

El municipio que ahorra con el sol

Los vecinos de San Sadurniño gastan hasta 500 litros menos de gasóleo al año gracias a las placas fotovoltaicas instaladas por iniciativa del Ayuntamiento

San Sadurniño tiene 3.119 vecinos, repartidos por parroquias rurales muy distantes entre sí y el clima no le favorece, porque su ubicación en la costa norte de Galicia lo convierte en la zona de menos insolación de la comunidad y, por lo tanto, también de España. Pero todo eso no ha impedido que sea, proporcionalmente, el municipio gallego que más apuesta por la energía solar. Desde abril, 18 familias de San Sadurniño han colocado en sus casas placas solares para calentar el agua y ahorrar en electricidad o gasóleo. El programa, impulsado por el propio Ayuntamiento, arroja ahora los primeros resultados.

Modesto Lamas, vecino de Igrexafeita, el principal núcleo de población, ahorrará unos 500 litros de combustible de aquí al verano. Al alcalde del municipio coruñés, Secundino García Casal (BNG), que también las ha instalado "para dar ejemplo", le han bastado para tener agua caliente, sin necesidad de apoyo de gasóleo o electricidad, entre julio, el primer mes en el que funcionaron, y el pasado septiembre. "Cubre el 100% de las necesidades al menos seis meses al año", calcula García Casal. Pero es que además, y en poco más de tres años, San Sadurniño, con el apoyo de asociaciones locales, ha levantado una red de apoyo a la agricultura ecológica y un sistema de recogida de aceite usado, el primero de Galicia. Tal despliegue de iniciativas le ha valido al Ayuntamiento una mención en la guía que publica la Fundación Biodiversidad con las 35 propuestas más destacadas de los municipios españoles en favor del medio ambiente.

"La mejor promoción es ver que el vecino tiene el agua caliente gratis", dice el alcalde
Entre los meses de abril y septiembre, la caldera funciona sin otra energía de apoyo

"Este es el futuro. Funcionan de maravilla", asegura Lamas. A las tres de la tarde y gracias a las temperaturas primaverales de estos días, el agua de la caldera supera los sesenta grados. Son necesarios al menos cuarenta para que pueda ser usada sin apoyo extra de energía tradicional. Por eso Lamas calcula que, a partir de ahora y hasta el otoño, calentar el agua le saldrá gratis. Ya cuando los voluntarios de la Asociación Picos do Sol -el grupo ecologista que colabora con el Ayuntamiento- explicaron casa por casa a los vecinos las bondades de la energía solar, calculaban que el ahorro en la factura sería de un 60%. Los 8.000 euros de subvención de la consellería de Medio Ambiente cubren el 80% de los gastos y como el Ayuntamiento compró los paneles directamente a una fábrica de Cambados, el precio de las placas se quedó en torno a 1.000 euros, un 40% menos del valor de mercado. El ahorro en la factura permitirá amortizar la inversión en cuatro años. Mientras, la curiosidad de los vecinos por los paneles fotovoltaicos no deja de aumentar. "La mejor publicidad es ver que el vecino tiene gratis el agua caliente", asegura el alcalde.

Lamas se interesó por la energía solar cuando el Gobierno municipal instaló una placa provisional en la sede del Ayuntamiento. Ahora, los dos paneles que ha colocado en el tejado de su casa calientan un máximo de 300 litros de agua, más que suficiente para las necesidades de una vivienda.

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Que el sol no brille mucho en San Sadurniño no es, a priori, obstáculo para el aprovechamiento de la energía solar. "Austria y Alemania tienen mucho menos sol pero producen mucha más energía que España", compara Xavier Picos, presidente de la asociación Picos do Sol, que cada año celebra en Santiago un encuentro, la Feira do Sol, para divulgar las fuentes de energía renovables.

"Era complicado alcanzar un número de usuarios elevado porque la gente ya tiene su sistema montado", reconoce Ignacio Fernández, el técnico de desarrollo social. Aunque temía que los mayores fuesen más reacios al cambio, entre los beneficiarios de los panales solares hay tanto vecinos jubilados como familias jóvenes que aprovecharon la rehabilitación de sus viviendas para instalar los colectores fotovoltaicos. Los últimos se instalaron en octubre y, a la espera de nuevas incorporaciones, el Ayuntamiento está ahora inmerso en un proyecto internacional para aprender de las medidas de ahorro energético de otros países.

"Somos un municipio un poco raro", bromea Fernández. Presume de que San Sadurniño haya sido uno de los pocos municipios de Galicia que llevó a la práctica las exigencias de la Agenda 21, el programa de Naciones Unidas para fomentar el desarrollo sostenible. Encaminado a ese mismo fin está el huerto de árboles frutales con el que San Sadurniño intenta conservar las 250 variedades de árboles frutales autóctonas de la comarca de Ferrolterra. Su progresiva desaparición ya es, según Fernández, un problema grave. "Es imposible comprar manzanas gallegas en los supermercados", lamenta

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