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Reportaje:

Un pueblo con pluma

Un equipo de bádminton de As Neves acaba de ascender a División de Honor

No es normal que un ayuntamiento de 4.000 habitantes tenga un equipo en una máxima categoría deportiva nacional. Tampoco que una modalidad que no se juegue con una pelota casi monopolice la práctica deportiva en ese entorno, ni que se generen campeones en todas las categorías de deporte base para dejar entrever un futuro en el que sólo las limitaciones económicas pueden fijar los límites.

Nada de lo que ocurre con el bádminton en As Neves parece normal si no se profundiza en lo acontecido en los últimos años, justo desde que en 1997 entraron en contacto José Manuel Vila, director técnico de la federación gallega, y Manuel Guitián, profesor de educación física en el colegio público Marquesa do Pazo da Mercede. El docente buscaba potenciar la competición escolar entre sus alumnos y el deporte de la raqueta y la pluma se adaptaba a lo que buscaba: era barato y podía optimizar las escasas infraestructuras de las que disponía, acoger en una cancha polideportiva hasta a 40 niños jugando a la vez.

"Era una actividad escolar, pero la demanda hizo que nos federásemos"
Hasta mediados de los ochenta, pocos discutían la supremacía gallega

Hoy, As Neves es una de las capitales nacionales del bádminton, con un equipo recién ascendido a la División de Honor, que se codeará con rivales en los que abundan los jugadores chinos e indonesios. Todo en una modalidad mixta en la que los combinados se nutren de cuatro hombres y cuatro mujeres y en el que todos los jugadores del equipo de As Neves han nacido en el pueblo. "Conseguimos que la semilla enganche", rememora Vila, que operó de introductor y durante un tiempo de entrenador. Ahora dirige un nuevo proyecto en Vigo, pero considera As Neves como paradigma del trabajo bien hecho. "Comenzamos como actividad escolar, pero la demanda nos obligó a federarnos oficialmente. Ahora el primer equipo triunfa, pero es que hace un año, jugadores del club ganaron todos los campeonatos gallegos, de los sub-17 para abajo", advierte.

En As Neves nació Michel Salgado, pero ahora allí la pelota ya no seduce como antaño. "Hay un equipo de fútbol, pero la mayor parte de los niños están en la escuela de bádminton", asegura Pablo Méndez. Él fue uno de los primeros en apuntarse a ellas. Tenía 10 años. Hoy tiene 22 y crece desde hace cinco en el Centro Especializado de Tecnificación de A Estrada, un vivero abierto por la federación para recuperar la pujanza que tuvo su deporte en Galicia en los años ochenta. Méndez se estrenará con su equipo entre los grandes la próxima temporada porque no atenderá ofertas para defender otro escudo. "Es muy difícil que alguno de nosotros vaya a jugar fuera. Es tu casa, tu tierra, ayudé a mi padre a crear el club y jugar con él en División de Honor es algo que no se puede pagar con dinero".

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El club no deja de ser una apuesta apasionada. "Las escuelas se llevan entre dos personas y son más de 60 niños, necesitaríamos más gente para trabajar", lamenta Ana Durán, una de las responsables de mantener todo la estructura. Además el efecto emulación les ha llevado a abrir sucursales entre los vecinos. En Salvaterra do Miño y en Arbo también querían tener campeones. "Tenemos unas cien fichas en la zona", revela el director técnico de la federación gallega. Se trata de un porcentaje abrumador si se considera que en Galicia hay alrededor de unas 600 licencias. "Aunque en deporte escolar tenemos más de 3.000 practicantes", puntualiza Vila.

El bádminton tiene su historia en Galicia. Por aquí entró en España, por Vigo, que lo adoptó a finales de los sesenta en el Gimnasio El Carmen de la zona de As Travesas. Pronto germinó la inevitable rivalidad con A Coruña, donde el Club del Mar de San Amaro se convirtió en referencia y hoy es el decano del bádminton español. Hasta mediados de los ochenta pocos discutían la supremacía gallega, pero todo se vino abajo justo con el ciclo olímpico de Barcelona, cuando el bádminton entró en el calendario oficial de los Juegos Olímpicos. Hoy manda Andalucía, con poderosos clubes sostenidos por el dinero público, capaces de ingresar sólo en subvenciones 60.000 euros al año, justo lo que necesita juntar As Neves para competir el año que viene contra ellos.

"Nos encontraremos a equipos muy fuertes, pero saldremos sin presión, a disfrutar", anuncia Angela Soto, una de las jugadoras del equipo. El mes que viene estará en Bulgaria para disputar con la selección española el Mundial escolar para jugadores menores de 17 años. Entrena tres días a la semana un par de horas, pero se plantea dar el salto y acudir como Méndez a un centro de tecnificación, pero algo tiene As Neves que todavía le atrapa. "Tengo un grupo de amigas que estamos siempre juntas. Somos cinco. Las cinco jugamos al bádminton desde niñas".

Integrantes del equipo de bádminton de As Neves ante el ayuntamiento de la localidad pontevedresa.
Integrantes del equipo de bádminton de As Neves ante el ayuntamiento de la localidad pontevedresa.LALO R. VILLAR

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