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"Con la reforma universitaria del PSOE no hace falta el PP"

El historiador Bermejo ahonda en la agonía de lo público

Como Frank Donoghue en The last professors, su ensayo sobre el declive de las humanidades, José Carlos Bermejo Barrera encuentra, a las malas, una justificación a sus últimos trabajos: "Quizá la función de los humanistas en el futuro será relatar la destrucción de las universidades públicas".

Después de La fábrica de la ignorancia, el catedrático de Historia Antiga en la Universidad de Santiago vuelve a extraer ideología -del mercado- del frondoso mundo de normativas para la educación superior. En su reciente La maquinación y el privilegio. El Gobierno de las universidades (Akal), la sátira sigue ahí -para dimensionar la vanidad académica utiliza, entre otros, el tratado de Bernard Mandeville Una humilde defensa de los burdeles públicos (1724)-, pero lo que se retrata es la "reconversión brutal" de la enseñanza superior y la configuración de castas triunfadoras: "Las oligarquías que se van a beneficiar del expolio del Estado y las universidades".

Alternativas dice que las humanidades son para "formar jubilados"

El libro empieza con un poema admonitorio: "Viven felices y tranquilos muchos profesores / en sus chalés adosados al borde del abismo / de un abismo del no quieren saber / que de él nunca nadie ha vuelto". Según el autor de Para que serve a historia de Galicia?, lo que se avecina -con CIU solicitando ya la elección de los rectores por designio político- es una reforma universitaria, avalada por el PSOE y el PP, "que en nombre del mercado libre y la igualdad intentará conseguir que unos pocos funcionarios se hagan con el control de las universidades públicas y faciliten la entrada en ellas de la banca". Cita, entre otros, Propuestas para la reforma de la universidad española, el estudio de la Fundación Alternativas (2010). Además de afirmar que el interés básico de las humanidades consistirá "en la formación de los jubilados", ese documento socialista defiende liberalizar las tasas, acortar los grados y privilegiar los másteres. Menos docencia y más investigación, jerarquizada por número de artículos científicos citados en las carísimas revistas de referencia. Aquí Bermejo resucita el pánico a lo que no se puede medir, razón de ser de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), creada bajo mandato de Aznar y responsable de controlar los planes de estudio conforme al plan Bolonia. El PSOE -que en 2004 propuso la reforma "inmediata" de la Ley Orgánica de Universidades- criticó en su momento la vocación "mercantilista" de la Aneca.

En esa línea, pero publicado en el BOE (31 de diciembre), se aprobó el texto del Estatuto del Estudiante Universitario. Con 50 universidades públicas y 27 privadas y católicas en España, un nuevo consejo será interlocutor único de todos los estudiantes frente al ministerio. Con menos de 145.000 estudiantes -el 11,63% del total-, la privada concentrará el 33% de los votos en el nuevo organismo. "Si esta es la reforma universitaria del PSOE, la firmaría el Tea Party", zanja Bermejo. "Así no nos hace falta el PP".

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