_
_
_
_
_
Reportaje:

El registrador de naufragios

El mapa es un tesoro porque debajo de cada pecio hay un banco de peces

Una fotografía se hace sitio a codazos entre cientos de cartas náuticas que abarrotan los estantes de su caseta. "A José López, Olegario, del comandante y oficiales del buque de investigación y salvamento submarino Poseidón en agradecimiento a su inestimable colaboración en la localización del pecio Blas de Lezo. A bordo, en la mar, 15 de septiembre de 1995", reza el texto caligrafiado sobre la imagen. En un recorte de periódico los buzos de la escuela Technical Diving agradecen "a Olegario, un pescador de la zona, sus indicaciones" para descubrir la tumba del acorazado Cardenal Cisneros, hundido en la ría de Muros el 28 de octubre de 1905 durante unas maniobras, sólo tres años después de entrar en servicio.

"Muchos patrones se llevaron lo que sabían a la tumba por ser analfabetos"
"En Galicia hay mil barcos hundidos, entre ellos, 28 de la Armada Invencible"

Lo encontraron hace dos años. José López, Olegario, como lo conoce todo el mundo en la Costa da Morte por su abuelo, faenaba desde 1970 entre los restos del Cardenal Cisneros. "Me llevó más de un día encontrarlo. Me hinché a pescar mero, como en el petrolero Bonifaz".

Los actuales barcos van cargados de tecnología. "Ahora, con el GPS, puede andar en el mar cualquier paragüero. Antes para ser un buen patrón se necesitaban 40 años; alguno de los de ahora incluso se marea", bromea José López mientras desenrolla cartas náuticas. Su tesoro, el bien más preciado de un buen patrón. "Los bancos de peces buscan refugio en los pecios y cuando te encontrabas uno eras afortunado. Lo marcabas con dos señales visuales de tierra y echabas las redes cuando no había nadie. El mar es un mundo de pillos, incluso te daban señales falsas".

José López embarcó con 14 años. Lo que conseguía sonsacar a los marineros experimentados lo apuntaba en una libreta. Al llegar a tierra, en vez de correr como todos a la taberna, se encerraba en la caseta de su casa de Sardiñeiro (Fisterra) para pasar las notas a los mapas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"Muchos buenos patrones se llevaron lo que sabían a la tumba porque eran analfabetos. Era una lástima porque hasta 1960 no se trabajó con sónar. Descubrías los pecios porque algo se enganchaba a las redes. Un compañero se enteró de un submarino porque le arrancó el periscopio".

"Olegario siempre ha pescado mucho", comenta Fernando Carrillo en Fisterra cuando se le pregunta por el mejor marinero de la Costa da Morte. "Pescaba, sí", responde el aludido. "Había empresas de A Coruña y de Vigo que venían a buscar patrones de aquí. Los fichaban como a futbolistas, ganando muchísimo. Yo no me fui porque me iba bien con esto". Mientras termina la frase señala sus mapas.

José López, el patrón del Jordi, ha puesto latitud y longitud a cada barco que ha naufragado en la plataforma continental (15 millas) desde Estaca de Bares hasta A Guarda. "No creo que se me escape ningún naufragio de los que ha habido en Galicia. También tengo muchos localizados en el Cantábrico y en Portugal porque trabajé un tiempo en San Vicente". Esa información hace un tiempo valía un dineral. "Ahora en cualquier carta electrónica te vienen, aunque no sabes de qué barco se trata. Y la sonda tampoco te dice si es piedra o hierro lo que hay en el fondo".

No hay sónar más fiable que Olegario. No hay investigación submarina en la Costa da Morte que no pase a sondearlo. "Yo colaboro siempre que no sea para expoliar, como sucedió con el Douro", un barco inglés que naufragó frente a las costas de Laxe en 1882. El saqueo de 437 kilos de oro (20.000 monedas) se vio en el documental El oro de los abismos, emitido por La noche temática de TVE en 1997.

Olegario tiene 66 años. Está harto del mar, pero no de los mapas. "Cuando me jubilé decidí ponerle a cada barco su historia y las causas del naufragio. Doné un mapa al Club Náutico de Corcubión y llegaron a ofrecer 500 euros por él. Podían haber venido aquí...", añade con una carcajada. "En Galicia hay unos mil barcos hundidos. Desde submarinos hasta los 28 buques de la Flota de Padilla, de la Armada Invencible, que se hundieron en 1596 en la ensenada de Sardiñeiro cuando intentaban refugiarse del temporal. Hay muchos de madera que ya no aparecen en el sónar". En el mapa de Olegario sí están. Y, como escribe cuando termina un mapa, "todo lo que aquí está escrito puede ir a misa".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_