_
_
_
_
_

La revancha de las guitarras en los ochenta

Un ourensano escribe el primer libro sobre Nuevo Rock Americano

Eran los años finales de la Guerra Fría. Ronald Reagan hería de muerte a los sindicatos e hinchaba el ágora pública estadounidense con patrotierismo y retórica imperial. Mientras, en Inglaterra dominaba el relamido pop neorromántico y los tories desmantelaban el Estado del bienestar. Justo entonces, diferentes núcleos de bandas a lo largo y ancho de la geografía de Estados Unidos, armados con guitarras y el bagaje de la música popular americana a cuestas, comenzaron a impugnar el relato dominante del mainstream y a reinvidicar las raíces con una óptica no reaccionaria. Sobre esa escena y sus desvíos trata Nuevo Rock Americano, años 80. Luces y sombras de un espejismo, el primer libro del crítico ourensano Carlos Rego (1965) y la única monografía escrita hasta el momento alrededor de una etiqueta a la que se adscribieron REM, Los Lobos o Violent Femmes.

"Nuevo Rock Americano [NRA] nunca se utilizó como marca en los Estados Unidos", explica Rego, quien tardó más de dos años en dar forma al volumen publicado por la editorial Milenio, "y sí en Inglaterra. Pero, sobre todo, fue utilizada en la prensa musical española". Bajo ese paraguas se guarecían los instrumentistas que, en el albor de los ochenta y cuando parecía no tocar, invocaban las cadencias folk rock, a Neil Young o la Velvet Underground, o la rabia hedonista del garage. "En Estados Unidos se hablaba del sonido Paisley, que agrupaba a seis bandas de Los Ángeles todas amigas [entre ellas, las después célebres Bangles o los Dream Syndicate de Steve Wynn], del rock sureño en el que encajaba REM o del cowpunk de Jason & the Scorchers", puntualiza.

Aquel regreso de las guitarras a primer plano aún tardaría dos o tres años en tocar territorio español, recuerda Rego, y lo haría a través de dos conciertos fundacionales en el programa de TVE La edad de oro: The Dream Syndicate y Violent Femmes. "Resulta impensable en la televisión de hoy algo así", afirma el autor del Nuevo Rock Americano, años 80, "pero esas de 1984 fueron actuaciones fundacionales". Las imágenes de Gordon Gano, el compositor de la ubicua Blister in the sun, empujaron a no pocos aficionados a descubrir la veta norteamericanista del rock de la época. El hipotético canon del movimiento lo traza Carlos Rego precisamente a partir del debut de Violent Femmes. "Me quedo con The Days of Wine and Roses, de The Dream Syndicate, el primer elepé de REM o los Long Ryders", enumera. Estos últimos, con gran predicamento en la prensa especializada, fueron los encargados de rescatar al creador maldito del country rock, Gram Parsons, hoy referencia de manual pero entonces en el olvido.

Rego, que redacta eruditos informes sobre música pop para el mensual Ruta 66, también practica lo que teoriza. Aunque ahora en Brugas Beat, durante la eclosión del NRA capitaneaba Cosecha Roja, formación con base en Ourense y respetados por crítica y público. "Nos encantaban estos grupos, incluidos los primeros Lobos", hace memoria, "y no éramos los únicos". La respuesta gallega en tiempo real a la escena investigada por Rego incluyó a los lucenses Los Contentos -"los vi en Ourense tocando versiones de la Creedence"- o La Rosa, la banda de Magín Blanco. Y en la escena actual, de la que el NRA ya forma parte del equipaje común, no resulta difícil detectar la huella de lo que se tranformó en alt-country o americana: de la querencia por los Violent Femmes de Ataque Escampe a la reinvención country rock de Niño y Pistola.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_