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La ría de Vigo produce el doble de marisco tras un día de lluvia

Científicos del CSIC estudian el efecto de las precipitaciones en la calidad del agua

Cuando llueve en Vigo, sobre todo tras días de sequía, la productividad de la ría se duplica o incluso se triplica gracias a los nutrientes orgánicos contenidos en las precipitaciones, que estimulan la actividad de las bacterias marinas. Es la conclusión de los científicos del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo (dependiente del CSIC) tras recoger durante dos años muestras de agua de lluvia de Bouzas, O Viso e Illas Cíes. Querían conocer qué efecto tenían las precipitaciones sobre la ría, especialmente en épocas sin precipitaciones provocadas por el viento del norte. Estas nortadas ocasionan corrientes oceánicas frías que siguen aportando la mayoría de los elementos de los que depende la fertilidad de las aguas, y por lo tanto, la cantidad de marisco extraída.

Las corrientes oceánicas aportan la mayoría de nutrientes

Según Xosé Antón Álvarez Salgado, coordinador del proyecto -en el que colaboran la Universidade de Vigo, el Laboratorio de Medio Ambiente de Galicia y Meteogalicia- siempre se pensó que la productividad marina dependía exclusivamente de las corrientes oceánicas. El proyecto Impacto de los aportes atmosféricos de nutrientes orgánicos e inorgánicos a la Ría de Vigo (IMAN) demuestra que la lluvia que cae sobre las Rías Baixas contiene la cantidad de compuestos de nitrógeno necesarios para favorecer la actividad del fitoplancton. No es la única variable analizada de las 650 muestras de agua de lluvia extraídas desde 2008: el estudio de la cantidad de pH, iones, sales, materia orgánica o metales pesados en las precipitaciones no llega a niveles preocupantes a pesar de la cercanía de la ciudad, sobre todo en las estaciones de O Viso y Bouzas.

En estos dos puntos es mayor la acidez del agua, siempre dentro de los límites considerados no nocivos, debido a la mayor presencia de ácidos húmicos procedentes de los cultivos y de la vegetación circundante. La cercanía de la ciudad también es determinante, por eso la lluvia que cae sobre las Cíes contiene más proteínas que las de otros puntos urbanos o rurales, pero próximos al casco urbano.

Es la primera vez que un estudio se fija en las características químicas de la lluvia y su influencia sobre el agua de las rías. Estos efectos son especialmente perceptibles en primavera por la cantidad de precipitaciones y la menor incidencia del viento del norte, que provoca que las corrientes de agua fría emerjan a la superficie. Cuando esto ocurre, en verano y en invierno, no llueve. Son los vientos del sur los que favorecen las precipitaciones y, con ellas, el efecto positivo sobre la productividad de la ría, que se duplica, e incluso a veces triplica, los días posteriores a la lluvia, aunque "si llueve mucho tiempo seguido, la atmósfera queda limpia y el efecto es menor", explica Álvarez Salgado. El paso de los nutrientes de la atmósfera al agua de la ría contrarresta el descenso de las corrientes oceánicas frías en los últimos 40 años y evita que la productividad descienda.

Pero los 2.500 análisis realizados a la lluvia caída en Vigo también servirán de base para estudiar en el futuro la contaminación en la ría y en la atmósfera, sobre la que no existían datos hasta ahora. Aunque el balance es positivo, el coordinador del proyecto advierte de que "el impacto puede dar la vuelta si no se controla la contaminación atmósferica".

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También gana rigurosidad la previsión del tiempo: a raíz del proyecto, Meteogalicia acaba de instalar dos nuevas estaciones metereológicas en Bouzas y O Viso, que permitirán aplicar un modelo de alta resolución para las Rías Baixas.

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