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El telepeaje empieza en Portugal sin el aparato para pagarlo

El sistema excluye el dinero en metálico por el uso de las autovías

María Fernández

El sistema de telepeaje en las autovías del Norte de Portugal, que excluye la posibilidad de pagar en metálico, comenzará a aplicarse hoy sin que se haya facilitado a los automovolistas españoles el dispositivo que permite realizar el pago electrónico. Caixanova, autorizada para distribuir los aparatos en España, ignoraba ayer cuándo podrá repartirlos "porque no depende solo de nosotros", según declaró su director general, José Luis Pego. La medida tomada por el Gobierno portugués ha levantado sarpullidos a uno y otro lado de la frontera. El Eixo Atlántico, una institución transfronteriza donde están representadas 16 ciudades portuguesas, incluida Oporto, insistió en pedir que se paralice la entrada en vigor de la iniciativa hasta que el Gobierno luso "garantice la distribución de dispositivos y medios de pago para los ciudadanos", tanto portugueses como extranjeros.

El Eixo Atlántico pide la dimisión del ministro luso de Transportes

La desinformación era generalizada a ambos lados de la frontera. Estradas de Portugal remitió, pasadas las ocho de la tarde del miércoles, un folleto informativo al Eixo Atlántico sobre el funcionamiento de los peajes en las autovías scut, un correo que, según denuncian , "fue remitido cuando todas las oficinas en España están cerradas, de forma que su posible conocimiento se limitaría a las 24 horas anteriores a la entrada en vigor de los peajes". Las oficinas autorizadas para distribuir los aparatos en el norte de Portugal los tenían agotados ayer, y en Oporto, la central de distribución atiende 200 peticiones al día, por lo que lleva una semana con colas en las puertas.

El sistema de pago, además de excluir el dinero en metálico, es cuando menos complicado. La página www.estradas.pt aconseja a los extranjeros hacerse con un dispositivo prepago que, según los empresarios de este lado de la frontera, cuesta entre 50 euros (para turismos) y cien para camiones. El problema es que tiene una caducidad de 90 días si no hay movimientos, con lo que el usuario pierde el dinero. También se puede realizar el pago después de completar el trayecto, en los locales de la red Payshop, aunque con recargo.

Las autovías portuguesas del norte y centro comenzarán a funcionar hoy con estos sistemas y en abril lo harán las del sur. Para los gallegos, la principal es la conexión con Oporto. En la actualidad existen tres maneras de llegar a esa ciudad desde Valença de Minho, nada más cruzar la frontera a través de Tui: la autopista A3, que recorre una distancia de 112 km (una hora de trayecto) y cuyo coste asciende a 15,10 euros ida y vuelta; la autovía A-28, que recorre una distancia de 126 km (una hora y 24 minutos de trayecto) y que pasará a costar ocho euros y diez céntimos, y la N13, que triplica la duración del viaje (dos horas y 45 minutos), tiene un alto índice de siniestralidad en su trazado de 128 kilómetros Sin abonar el peaje, quien se adentre en la A-28 se arriesga a multas de hasta 200 euros.

Desde el Eixo Atlántico consideran que el ministro luso de Transportes debería dimitir, una vez demostrada su incapacidad para gestionar el asunto. Dicen que el sistema que se va a implantar está "diseñado para beneficiar económicamente no al Estado portugués, sino a empresas privadas".

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La Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) y las Cámaras de Comercio también se han puesto en pie de guerra contra el peaje. Ya que no pueden atacar una decisión del Gobierno portugués, denunciarán ante Bruselas el hecho de que solo se cobre por medios electrónicos. A última hora de ayer, la CEP informó de que la Comisión Europea está estudiando abrir un expediente a Portugal por este caso.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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