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La zambullida lingüística del colegio coruñés Andaina

El castellano domina en una escuela que enseña en gallego

Frente al archi-mundialmente conocido Papa Noël, en el colegio coruñés Andaina, uno de los escasos centros de enseñanza 100% en gallego, se prefirió dedicar tiempo de clases a descubrir la ancestral versión autóctona, O Apalpador, aquel viejo y gigante carbonero de alta montaña que hacía en diciembre incursiones nocturnas en las casas con niños para regalarles castañas asadas. La figura, además de responder a una de las principales señas de identidad del colegio, el compromiso con la lengua y la cultura de Galicia, encaja a la perfección con la temática elegida para este curso escolar: la pirámide de los alimentos.

Como si de unos comicios políticos se tratase, las clases comienzan cada año con un proceso democrático para decidir la temática conductora de las actividades de aprendizaje en las aulas durante el curso. El pasado año fueron los personajes históricos, el anterior los dibujos animados. Este curso va de alimentación, una decisión adoptada por los 320 alumnos del centro, de tres a 16 años, en un proceso electoral en toda regla, con varias propuestas candidatas defendidas y debatidas en asamblea y una votación final en urna. Es una de las muchas características de Andaina, una cooperativa de veinte profesores creada en 1987, donde la diversidad lingüística es eslabón fundamental de un sistema de enseñanza diferente, en el que priman el debate, las asambleas y el trabajo en equipo para mejor adaptarse, de forma individual, a las necesidades y personalidad de cada alumno.

Los alumnos deciden en parte los contenidos obligatorios
Su modelo de cooperativa, fundado en 1987, ha resultado premiado

En este centro concertado -salvo los dos últimos cursos, tercero y cuarto de Secundaria-, la zambullida lingüística es total y libre: en gallego, en el que se dan todas las clases; en castellano, idioma claramente dominante entre el alumnado; en inglés, que se imparte desde los tres años. En junio, Andaina despidió a la primera promoción de coruñeses que realizaron íntegramente su escolaridad en gallego.

"Que la Xunta nos pregunte a nosotros si no sabe como articularlo", dice, irónica, Elisa Vázquez, jefa de estudio y una de las fundadoras de la cooperativa, nacida inicialmente para ofrecer una alternativa diferente a las guarderías. Al principio, sólo parte de la enseñanza era en gallego. "Hasta que nos dimos cuenta que estaba en clara desventaja". Ante el dominio natural del castellano, mayoritario en el entorno familial y social de un centro situado en la frontera de A Coruña y Culleredo, se optó por dar todas las clases en gallego como única manera de garantizar que los alumnos comprendan y usen indistintamente los dos idiomas de Galicia.

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En realidad la lengua vernácula es sobre todo la de los profes. Los niños y adolescentes en su inmensa mayoría "se manejan y contestan en castellano", cuenta la directora Mabel García. Salvo al ayudante británico que este curso recorre todas las aulas. Cuando lo cruzan en los pasillos o lo interpelan en clase, los alumnos se pasan de forma automática y natural al inglés. "Para querer una lengua hay que vivirla, y con la inmersión lingüística, los niños aprenden que el idioma propio es útil", explica Elisa al remarcar que "lejos de mermar la capacidad de aprendizaje, se refuerza". Como ocurre en cualquier rincón del mundo con la fortuna de más de un idioma.

Ante los argumentos recurrentes en estos tiempos de revuelta sobre el gallego en la enseñanza, el equipo directivo de Andaina reivindica "su lucha incansable" por dignificar la lengua "sin que tenga nada que ver con una ideología política". Ni un ápice, subrayan las dos profesoras, hartas de que se asocie el uso del idioma vernáculo al nacionalismo. Al contrario de Cataluña, escasea en Galicia la oferta de enseñanza plurilingüe en gallego como la de Andaina de A Coruña, el colegio Fingoi de Lugo, creado hace más de medio siglo con Carvalho Calero de director, o el colegio Martín Codax de Vigo.

Y además de la lengua, el colegio coruñés, premiado por su modelo empresarial de cooperativa, tiene como piedra angular de su estrategia educativa el asociacionismo y el trabajo en equipo. Todos, desde los pequeños hasta las familias, están llamados a participar. Mabel y Elisa hablan de "educación cooperativista". "Los alumnos protagonizan el método de aprendizaje, aportan y se consensúa como se dan los contenidos obligatorios, ellos entenderán y aprenderán mejor si buscan la información, la exponen y la viven". Como esa comida de Navidad para la que se preparó, con recetas en gallego e inglés, un menú típico de Turquía, país de origen del ayudante británico.

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