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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Alain Bashung, mestizo de rock y de 'chanson' francesa

Le gustaba ser fiel a los escenarios; pese a la gravedad de su dolencia, aún tenía conciertos apalabrados

Antonio Jiménez Barca

El sábado 14 de marzo murió de un cáncer de pulmón, a los 61 años, el cantante francés Alain Bashung. Tan sólo 15 días antes había recibido tres premios Victories de la música. El artista, con un sombrero y unas gafas de sol que disimulaban muy poco su enfermedad, recibió también, tres veces, una impresionante ovación de un auditorio que, puesto en pie, era consciente de que aquélla constituía la última aparición pública de la estrella de la canción. Emocionado, el cantante agradeció los aplausos y los premios con una frase terrible: "Me acordaré de esto toda la vida. Toda la vida".

Bashung había nacido en París, de una madre que trabajaba en una fábrica y de padre desconocido. Pasó los primeros años de su vida en un pueblo de Alsacia después de que su madre se casara con un panadero de esa localidad. Su primer contacto con la música le llegó con las canciones que escuchaba de la radio alemana y del coro de la iglesia. La instalación de una base americana cerca del pueblo cambió todo: Bashung descubrió al mismo tiempo el rock and roll y su vocación.

Abandonó sus estudios de contabilidad y, a mediados de los años sesenta, atado a una guitarra eléctrica y a una armónica, formó su primera banda. Grabó singles que nadie escuchaba pero que hoy valen una fortuna. Uno de esos temas de aquella época se titulaba ¿Por qué soñáis con los Estados Unidos?

En 1974 se encontró con el letrista Boris Bergnan, con el que compuso su primer éxito: Gaby. Vendió millones de discos en Francia y se convirtió en una celebridad. "Antes de eso yo tenía tiempo y no dinero; después de Gaby empecé a tener dinero pero ya no tuve tiempo para nada", dijo en una entrevista.

Pero no se queda ahí. Los críticos y profesionales de la música que han escrito este fin de semana sobre él han coincidido en la inmensa capacidad de metamorfosis de Bashung, en su alergia a quedarse quieto, en su audacia a la hora de reinventarse. Por eso ayer muchos le encuadraban, a pesar de provenir del rock and roll, en lo mejor de la vieja canción francesa: "Es uno de los últimos gigantes. En el cielo estará al lado de Brel, Barbara, Brassens o Ferré", manifestó el presidente de Universal Music France, Pascal Negré.

Alain Bashung ha muerto con conciertos apalabrados. Hasta el último momento se mantuvo fiel al escenario. O el escenario a él, como ha recordado uno de sus colaboradores en Le Journal du Dimanche: "Las actuaciones le ayudaban a aguantar de pie. Este verano, le acompañé en uno. Estuve con él dos horas antes de que saliera a escena. Francamente, yo no era capaz de creer que pudiera cantar: sufría demasiado. Y sin embargo, simplemente brindó el más hermoso concierto de la gira".

Alain Bashung, en su última aparición pública, en febrero.
Alain Bashung, en su última aparición pública, en febrero.FRANCE PRESS

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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