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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Charlie Louvin, maestro del 'country' arraigado a la tierra

Su influencia se extiende desde Gram Parsons hasta Emmylou Harris

Fernando Navarro

Su música estaba arraigada a la tierra, a la tierra americana. Charlie Louvin, fallecido a causa de un cáncer de páncreas el 26 de enero en su casa de Wartrace, en Tennessee, era uno de los grandes padres del country, con una carrera que duró más de siete décadas e influyó en Gram Parsons o Emmylou Harris, entre otros. Miembro de los maravillosos Louvin Brothers, el cantante, que tenía 83 años, llevaba desde principios de los sesenta en solitario y había publicado recientemente The Battle Rages On, un disco de canciones de la Guerra de Secesión estadounidense con la colaboración de varios músicos.

Nacido en Henagar, Alabama, el 7 de julio ed 1927, Louvin fue hijo de una familia de granjeros que desde muy joven trabajó en los campos mientras pasaba las noches escuchando programas radiofónicos de bluegrass y folk. Los sonidos rurales de bandas como Blue Sky Boys o Monroe Brothers le inspiraron a él y a su hermano mayor Ira para formar un dúo a finales de los cuarenta.

Con su hermano Ira formó un dúo de imprescindibles armonías vocales

Su primer éxito, When I stop dreaming, llegó en 1955, el mismo año que giraron con Elvis Presley. Con Charlie a la guitarra y como voz principal e Ira a la mandolina y el apoyo vocal, los Louvin Brothers moldearon un estilo de country vivaz, sin abandonar las raíces de las abundantes composiciones que circularon durante los años de la Gran Depresión y asentándolo en las armonías vocales, anticipándose de esta manera a la obra de los Everly Brothers, que alcanzaron mayor éxito.

Pero los Louvin Brothers estaban llamados a ser una de las grandes influencias del género por su variedad de ecos y referencias. De fuertes convicciones religiosas, preservaron el poder seductor del gospel tradicional en su juego de voces, al mismo tiempo que ofrecían sugerentes coqueteos con la guitarra eléctrica (muchos de ellos a cargo de Chet Atkins, referencia absoluta a las cuerdas y hacedor destacado del sonido Nashville) o adornaban de bluegrass sus canciones con una mandolina que recordaba a Bill Monroe. Así, bajo la herencia sonora de los Montes Apalaches donde crecieron, su country escondía también sabor a Lesley Riddle. Habían creado un estilo propio, con olor a tierra, y que marcó para siempre a The Byrds, Flying Burrito Brothers o Uncle Tupelo.

Sin embargo, las diferencias entre los hermanos hicieron que el dúo se separara en 1963. Ira, que se había casado varias veces y era alcohólico, murió dos años después en un accidente de coche. Charlie había emprendido poco antes su carrera en solitario, aunque, como confesaba en varias entrevistas, algunas recientes, nunca se acostumbró a cantar sin su hermano.

Debutó en 1964 con un éxito, I don't love you anymore, y siguió en esa senda durante al menos una década. Su estilo sobrio y su afán tradicionalista cautivaron a Emmylou Harris y Gram Parsons, que buscaban señas de identidad para crear un lenguaje propio cuando el pop dominaba las ondas. Y como estrella del programa radiofónico Grand Ole Opry, el más prestigioso sobre country en EE UU, también fue faro que iluminó a artistas del rock con inquietudes rastreadoras como The Raconteurs y Neko Case.

Si bien en los ochenta y los noventa tuvo un perfil bajo, su nombre volvió a sonar con insistencia en los círculos del género en esta última década por discos tan notables como Charlie Louvin (2007), en el que colaboraban Elvis Costello, Marty Stuart y Jeff Tweedy, y Steps to heaven (2008), en el que rendía tributo a su religión cristiana y su pasado gospel.

Para todos, Louvin era como un viejo maestro de escuela, sabio y cercano, que había vivido mucho. De hecho, ayudó en sus comienzos a un joven Johnny Cash, al que invitó a uno de sus conciertos cuando el hombre de negro, tras acabar su jornada en el campo de algodón, vendía entradas en Arkansas para sacarse un dinero. Y Cash, precisamente, en su autobiografía, al hablar de la trascendencia del country, captó la esencia de la música de Louvin cuando escribió: "La vida en el campo como yo la conocía es posible que sea algo del pasado y cuando los músicos actuales, intérpretes y fans por igual, hablan de ser country, eso no significa que sepan qué es o se preocupen por la tierra y la vida que esta sostiene y regula. Hablan más de opciones: un modo de vestir, un colectivo al que pertenecer, un tipo de música a la que llamar suya. Lo que suscita una pregunta: ¿hay algo detrás de los símbolos del country moderno, o son esos mismos símbolos toda la historia? ¿Son los sombreros, las furgonetas y las poses de honky-tonk todo lo que queda de una cultura que se desintegra? En aquella Arkansas, un modo de vida producía un cierto tipo de música". Y Charlie Louvin era parte de ese modo de vida que se desintegra.

Charlie Louvin, en su casa de Wartrace, en Tennessee, en 2009.
Charlie Louvin, en su casa de Wartrace, en Tennessee, en 2009.AP

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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