Enrique Monsonís, un liberal convencido
El expresidente del Consell preautonómico valenciano entre 1979 y 1982, Enrique Monsonís (Burriana, Castellón, 1931) falleció ayer en su pueblo natal, tras una densa vida dedicada tanto a la política como a sus negocios privados. Hijo de un comerciante de naranjas y licenciado en Derecho, Monsonís se marchó a Alemania en 1954 para continuar con el negocio, y a los pocos años se hizo con el 2% de la exportación total de España.
En 1972 fue elegido presidente de la Cámara de Fráncfort y dos años después llegó a la Federación de Cámaras Europeas, al tiempo que entraba en las filas del Partido Liberal alemán. Su activismo en el país europeo le permitió en 1976 ingresar en la Federación de Partidos Demócratas Liberales, encabezada por Garrigues Walker e integrada después en la Unión de Centro Democrático (UCD).
Con 30 años plantó cara al estilo caciquil del que años más tarde ha sido el todopoderoso presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra. Según confiesa en sus Memorias incompletas, Monsonís se sintió "molesto" con Fabra porque le "intentaba comprar" con un terreno a cambio de que "le consiguiera un puesto de responsabilidad en la dirección de la UCD en Castellón", mucho antes de que Fabra migrara a AP y recalara en el PP, y mucho antes de verse acosado por supuestos delitos de tráfico de influencias.
Llamado al orden por el vicepresidente Fernando Abril Martorell, que acabó nombrándolo asesor, Monsonís ironiza en sus Memorias con "la presión religiosa agobiante" de su época de escolar y se dibuja como un defensor de la "aconfesionalidad del Estado".
Liberal convencido, tras el hundimiento de la UCD en 1982 regresó a la política en 2004, con Unión Valenciana y el objetivo declarado de hacer del partido nacionalista una corriente "liberal y de centro". No lo consiguió.
