Gérard Lauzier, la sátira a través del cómic

Tras una larga enfermedad, el 7 de diciembre fallecía en París, a los 76 años de edad, el dibujante, dramaturgo y cineasta Gérard Lauzier. Un autor que incorporaría a la historieta francesa una forma diferente de entender el cómic adulto, con historias basadas en la vida cotidiana, en las que se satirizaba con mordacidad la actitud de una hipócrita progresía que se acomodaba en la burguesía más conservadora. Aunque su formación era en Filosofía y Arquitectura, pronto destacó como humorista en publicaciones como Liberté Cherié y Frivolité, donde publicaría sus primeros dibujos. Tras una larga estancia en Brasil, donde seguiría trabajando como dibujante y publicista, volvería a Francia en 1965 para colaborar en publicaciones como Lui, Paris-Match, France-Soir, o Le Journal du Dimanche. Su paso definitivo a la historieta se daría en 1974, con la publicación del álbum Lili Fatale, donde demostraría su habilidad para el sarcasmo afilado, que seguiría practicando en obras como Un certain malaise (1975), Les sextraordinaries aventures de Zizi et Peter Panpan (1975) o el atípico western de humor negro Al Crane (1976), junto al dibujante Alexis.

Su obra se multiplica durante estos años, con series como Las crónicas de la Isla Grande (1975) -donde recuperaría sus experiencias en Brasil y Bahía- y, fundamentalmente, Tranches de vie (traducida en España como Cosas de la vida), donde daría rienda suelta a su ácida visión de la sociedad francesa.

Pese a la importancia de su contribución a la historieta, la abandonaría tras Portrait de l'artiste (1992), hastiado de un medio que, según él, había perdido a los lectores adultos que lo valoraban. Su paso al teatro y al cine se iniciaría con la adaptación de Tranches de vie (en España la escenificó Dagoll Dagom con el nombre de Glups!). Su último trabajo en el cine fueron los diálogos de Astérix et Obélix contre César (Claude Zidi, 1999).