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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jan Kaplicky, arquitecto checo

Sus ideas resultaron fundamentales en el diseño del Centro Pompidou

Anatxu Zabalbeascoa

El fundador del estudio de arquitectura y diseño Future Systems, Jan Kaplicky (Praga 1937-2009), murió de un infarto la noche del miércoles en su ciudad natal, donde acababa de nacer también su segunda hija, Johanka, y donde se le resistía el que consideraba el mayor proyecto de su carrera, la controvertida Biblioteca Nacional. Hacía poco que el arquitecto había decidido vivir una nueva vida en su país. En 1968, tras la primavera de Praga, Kaplicky huyó a Londres con 100 dólares en el bolsillo y una muda de calcetines. Tenía un pasado como arquitecto racionalista y una idea: combinar las formas de la naturaleza y la tecnología, algo que parecía contradictorio.

En el estudio que entonces compartían Richard Rogers y Renzo Piano, las ideas de Kaplicky resultaron fundamentales en el diseño del revolucionario Centro Pompidou, pero el arquitecto checo no pudo trasladarse a París por carecer de pasaporte británico. Trabajó entonces cuatro años para Norman Foster y, finalmente, abrió su propio estudio en 1979. Era un garaje en un callejón de Paddington. Lo pintó de rosa y lo llamó Future Systems. Su apuesta era cuestión de futuro. Y él consiguió reunir fuerzas para esperar. Durante una década, dibujó todo tipo de proyectos visionarios: desde un puente flotante hasta arquitecturas desmontables que no le permitieron construir más que edificios temporales, pero la editorial Phaidon supo ver que aquel arquitecto-inventor tenía algo que decir. Y comenzó a publicar sus libros con coches eléctricos o sofás en forma de nube.

En 1989 Kaplicky se asoció a su mujer, la arquitecta inglesa Amanda Levete, y juntos construyeron su casa, un laboratorio donde arrancaría un nuevo Future Systems. Un miembro del parlamento británico les encargó una vivienda en Gales que, absorbida por el paisaje, proponía vivir en burbujas cubiertas de un manto de césped. Engullida por la naturaleza y realizada con nuevos materiales, la imagen de la casa dio la vuelta al mundo.

A partir de ahí, y a mediados de los noventa, Future Systems triunfó en el escenario de la moda: Comme des Garçons o Marni les encargaban sus tiendas por el mundo. Y entonces llegó el esperado momento. En 1999, su tribuna de prensa en el londinense Lord's Cricket Ground, ovalada y de aluminio, recibió el premio Stirling. Por fin se reconocía no sólo su talento creativo. Era, finalmente, juzgado como un arquitecto serio. Comenzaron a lloverles invitaciones a concursos y grandes proyectos. En los almacenes Selfridges de Birmingham, cubrió una fachada con un manto de discos de aluminio. Nada de escaparates, misterio. El RIBA, Royal Institute de British Architects, les concedió su medalla. Y la idea del manto culminó con la expansión internacional: el Museo Enzo Ferrari, en Módena, o la estación de metro, que firma con el escultor Anish Kapoor en Nápoles. Un manto de aluminio color champán quería cubrir también la singular Biblioteca de Praga. Kaplicky creía que ese iba a ser su gran proyecto. Para defenderlo, y tras romper su relación con Levete, se trasladó a su ciudad. Empezaba allí una nueva vida con su nueva mujer Eliska cuando cayó fulminado en la calle. Su arquitectura paradójica, entre lo orgánico y lo tecnológico, tiene una estética pop, de cómic, que más allá de un lenguaje propio encierra un convencimiento: la negación del edificio-caja.

Jan Kaplicky.
Jan Kaplicky.EFE

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