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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jerry Wexler, productor discográfico en EE UU

Con el sello Atlantic trabajó con estrellas del 'soul'

Diego A. Manrique

Gerald, Jerry, Wexler, ilustre productor discográfico, falleció el 15 de agosto en su casa de Sarasota (Florida), víctima de una dolencia cardiaca. Wexler, de 91 años, trabajó con la plana mayor del soul en el sello Atlantic; posteriormente produjo a Bob Dylan, Dire Straits, Carlos Santana y George Michael.

La trayectoria de Wexler recuerda la eficacia de aquella alianza de marginales que juntó a desprejuiciados empresarios judíos con músicos afroamericanos. Nacido en Nueva York el 10 de enero de 1917, era hijo de un limpiaventanas y una dama con aspiraciones literarias. Aficionado al jazz, vivió la bohemia hasta que, ya treintañero, entró en la revista Billboard. Fascinado por la música negra, cambió la despectiva etiqueta de race music (música racial) por la más poética de rhythm and blues.

Intimó con los fundadores de Atlantic Records, que aceptaron hacerle socio. De talante práctico, Wexler se ocupaba de organizar las sesiones de grabación -durante un tiempo, se hacían en las mismas oficinas de la compañía- y adquirió el entonces insólito título de productor. Siempre se mostró elíptico sobre la naturaleza de su trabajo, pero nadie puede dudar sobre los resultados: Ray Charles, los Drifters, Ruth Brown, Solomon Burke o LaVern Baker. Sabía hacer discos, pero también se ocupaba de otras tareas, incluyendo el soborno de locutores (payola).

Cuando Wexler descubrió el soul sureño, se entusiasmó con la espontaneidad de aquellos blancos y negros que no usaban partituras. Pactó un acuerdo de distribución con Stax Records (que resultaría enormemente desfavorable para la disquera de Memphis) y forjó una alianza con los instrumentistas de Muscle Shoals, en Alabama. Grabó allí a estrellas de Atlantic como Aretha Franklin, Wilson Pickett, Dusty Springfield, Lulu o Cher.

El rock ya era un gran negocio y Wexler trajo a Atlantic un grupo británico llamado Led Zeppelin, abriendo otra provechosa cantera. La incertidumbre ante los nuevos tiempos llevó a los propietarios de Atlantic a malvender la empresa, quedando como empleados de Warner. Wexler se instaló en Miami; convocando a músicos sureños, lanzó lo que definía como "rock del pantano". Siempre recordaba que había pinchado con sus dos discos favoritos: Gumbo, de Dr. John, y Doug Sham and Band. También contribuyó al reciclaje de Willie Nelson con otro disco ignorado, Phases and stages.

El distanciamiento de Wexler respecto a los nuevos centros de decisión le costó caro. Chocó con la estrella ascendente de Warner, el ejecutivo David Geffen, al que describió públicamente como "capaz de lanzarse a una piscina de pus para recuperar una moneda con los dientes". Se corrió la voz de que estaba desfasado, y en 1975 dejó Atlantic. Le indignó que su empresa se negara a pagar una cantidad razonable por Michael Jackson y sus hermanos, los Jackson Five, cuando dejaron Motown.

Como productor independiente logró grandes resultados. Era una presencia erudita, con gran conocimiento de las formas añejas, y sabía cómo crear el ambiente propicio para generar música duradera. Tenía la precaución de apoyarse en colaboradores con mayores conocimientos musicales: Barry Beckett, Tom Dowd o Arif Mardin. Siempre decía que su arma secreta era su oído, bromeando con el tamaño de sus orejas.

Aunque presumía de ateísmo, guió a Bob Dylan en su etapa fundamentalista, cuando se pasó al gospel; trabajó con ambiciosos artistas británicos como George Michael o Dire Straits. También reavivó la carrera de Linda Ronstadt al mostrarle las obras maestras de las vocalistas de standards. En los noventa, tras sufrir un ataque al corazón, dejó el negocio. Con típica franqueza contó sus experiencias en el libro Rhythm and the blues y en el documental Immaculate funk.

Jerry Wexler (izquierda), junto a Aretha Franklin y Henry Allen en 1971, recoge un disco de oro.
Jerry Wexler (izquierda), junto a Aretha Franklin y Henry Allen en 1971, recoge un disco de oro.REUTERS

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