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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

José Antonio Muñoz Yunta, neurocientífico

Era director de neuropediatría del Hospital del Mar barcelonés

"Muñoz Yunta ha fallecido ahogado en El Salvador" (adonde iba a participar en el congreso iberoamericano de neurología pediátrica), así de rotunda se corrió la noticia hace unos días por Internet en todo el mundo, y al unísono se agarrotaron las gargantas de los que incrédulos la recibían.

Y es que José Antonio era una persona entrañable con una espontaneidad tal que en su caso era un don, de tal manera que no tenía doblez, decía siempre lo que pensaba, pero sobre todo pensaba siempre lo que decía, y esa forma de ser, la de una persona llana y "buena gente", hizo que muchos le quisieran como era, por lo que se ha ido dejando un enorme hueco en nuestros corazones (aunque tal vez él hubiera preferido decir en la amígdala del hipocampo...).

A nivel profesional era un neurocientífico en el hondo sentido de la palabra, todo lo veía con un espíritu analítico y crítico constructivo, buscando siempre una lógica y la verdad intrínseca del racionamiento científico ligado a la etología y la neurobiología. No por casualidad su centro propio se llama de neuropsicobiología, en Barcelona, en donde también dirigía el servicio de neuropediatría del Hospital del Mar. Su actitud siempre era muy respetuosa en el campo científico y chocaba ver cómo trataba de usted y con gran respeto tanto a colegas con más experiencia como a los noveles, y sobre todo ese trato era aún más correcto cuando discrepaba.

En los últimos 10 años desarrolló sus teorías sobre la importancia del tálamo en el neurodesarrollo, sobre todo en el autismo, promoviendo estudios como los de magnetoencefalografía en estos pacientes y también en su relación con la epilepsia que culminaron en una reciente publicación de una de las más prestigiosas revistas científicas, refrendándose así la aceptación de estos últimos planteamientos. El tiempo le dará o no la razón, como pasó con tantos maestros y científicos, pero lo importante es que haya personas así, que tengan inquietud científica e investigadora y gracias a ellos la medicina y el saber progresarán. La pérdida de José Antonio supondrá el freno de una trayectoria que prometía ser aún mucho más fructífera, pues ya comenzaba su andadura en el campo de la estimulación magnética transcraneal, y tenía la virtud de saber contagiar sus inquietudes a sus colaboradores y sus colegas más próximos.

Pero estas inquietudes iban más allá del saber científico médico, estaban también presentes en la vitalidad y ganas que tenía por vivir la vida, saborear la relación personal con los demás, el intercambio de opiniones, y disfrutar de las sensaciones que despierta la curiosidad de quien pasa por la vida de forma activa disfrutando con todo, como se dice, como un niño. Los que le trataron de cerca están impactados por la circunstancia añadida de su juventud científica siendo prueba de ello las muestras de dolor y sentimientos de los colegas españoles e iberoamericanos que han sido testigos de su bagaje científico y excelencia, concediéndole a título póstumo el Premio Ramón y Cajal de la Academia Iberoamericana de Neurología Pediátrica, reservado para los eméritos.

Todos los que le conocimos, y seguramente aún más sus pacientes y sus familiares, le echaremos de menos y le tendremos siempre en el recuerdo y en nuestro corazón. Adiós, José Antonio, colega, neurocientífico, amigo del alma, tu ejemplo nos va a seguir ayudando a luchar por los niños con autismo, epilepsia o trastornos del neurodesarrollo, y como estés donde estés seguirás inquieto, esperamos que nos eches una mano para seguir tu estela hasta que volvamos a encontrarnos.

Fernando Mulas es jefe del Servicio de Neuropediatría del hospital La Fe de Valencia.

José Antonio Muñoz Yunta.
José Antonio Muñoz Yunta.

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