Josep Grau-Garriga, la renovación del tapiz
Josep Grau-Garriga, creador de referencia en la renovación del tapiz artístico, murió ayer a los 82 años en Angers (Francia) como consecuencia de un derrame cerebral. Actualmente trabajaba en un mural de 18 metros de altura para la iglesia de Saint-Mathurin-sur-Loire, pueblo cercano a Angers donde el artista residía desde hace una década.
Menos conocido en España de lo que le correspondería por la importancia de su obra, Grau-Garriga nació en la localidad catalana de Sant Cugat del Vallès en 1929, donde precisamente iba a inaugurar esta misma semana una exposición en la galería Canals y a mediados de septiembre la muestra del Museo del Tapiz Contemporáneo-Casa Aymat, que exhibe su obra textil.
De formación académica -estudió pintura, dibujo, escultura y grabado-, en la década de 1950 inició su trayectoria artística como muralista. En 1957 entró en contacto con la Casa Aymat, empresa dedicada a la producción de alfombras y tapices. Para aprender la técnica del tapiz viajó a Francia, donde entró en contacto con las grandes corrientes del arte contemporáneo. Ya como director artístico de Casa Aymat, trabajó con artistas de la talla de Joan Miró, Antoni Tàpies, Joan Guinovart y Albert Ràfols-Casamada, al tiempo que impulsaba la escuela catalana del tapiz.
Su primera gran exposición individual de tapices tuvo lugar en la Sala Gaspar de Barcelona, en 1964. A partir de ahí se suceden las muestras en las principales capitales europeas y también en Estados Unidos, donde residió en los años setenta. Hasta 1988 Barcelona no le rindió homenaje con una gran retrospectiva de sus obras. Una de sus últimas es el tapiz que desde 2007 preside el vestíbulo del Ayuntamiento de su ciudad natal. Sus creaciones integran la colección permanente del Metropolitan de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de París, el Museo Rufino Tamayo de Ciudad de México o el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona.
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