_
_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Leslie Nielsen, el comediante involuntario

Toni García

Había venido a nuestro país a presentar un pequeño cameo en una película española, Spanish movie, y se paseaba por el hotel Arts de Barcelona como uno de esos vaqueros crepusculares que habrían fascinado a Clint Eastwood. Su voz cavernosa y las curvas de su rostro, donde destacaba una nariz que parecía estar buscando pelea, dejaban entrever a un hombre al que las divinidades habían obsequiado con una cara de malo, de muy malo.

Sin embargo, Leslie Nielsen (Argenta, Canadá, 1924) era un tipo bueno, muy bueno: se le notaba en sus gestos, en la forma de dirigirse a su interlocutor, en las risas de sus vecinos de Fort Lauderdale (Florida), cada vez que se presentaba en sus casas con alguna idea de bombero. Así, de aquel hombre con mofletes rocosos surgió un cómico casi por descuido, cuando alguien se dio cuenta de que en sus tripas se escondía un cachondo de tomo y lomo.

Todos le conocían por Aterriza como puedas y la posterior trilogía de Agárralo como puedas, que el actor (y el público) identificaba como su santo grial. Lo cierto es que había sido un personaje de pequeña pantalla desde que empezó su andadura en el mundo del espectáculo, allá por los años cincuenta. En su haber, una tonelada de series de televisión cuya sola mención es capaz de ponerle la piel de gallina al más pintado: Hawai 5.0, Bonanza, El fugitivo o Alfred Hitchcock presenta. El actor tenía claro que era un animal catódico y menos claro que su trasvase a la gran pantalla fuera a producirse con éxito.

La propia Metro Goldwyn Mayer se aseguró en 1956 sus servicios como actor de quita y pon que igual te arreglaba un roto que un descosido, y aunque su relación nunca fue para tirar cohetes le sirvió a Nielsen para foguearse en las grandes ligas.

El curioso podrá recordar sus rasgos en películas como El planeta prohibido, Creepshow o La aventura del Poseidón y deleitarse con la posibilidad de que el actor hubiera dado vida a Mesala (aquel tirano aceitoso que se las hacía pasar canutas a Charlton Heston en Ben-Hur y que acabó interpretando Stephen Boyd) o con sus múltiples villanos cortos de miras, de esos que acababan -inevitablemente- cayendo en la arena a manos del héroe.

Nielsen jugó con lo mejor de ambos mundos, con la sabiduría del perro viejo y una modestia a prueba de bombas: "Sí, ya lo sé, habré participado en más de 300 producciones, entre cine y televisión, ¿y sabes lo mejor? Que todo lo que he hecho es bueno, mejor dicho: es fantástico [risas]".

Tampoco le dolían prendas al reconocer que "normalmente" no miraba atrás. "Han sido 50 años de trabajo y simplemente puedo decir que estoy más que orgulloso de ello. Pero hay algo que sí echo de menos, echo de menos a los Zucker y a Jim [Abrahams, director] y a Pat Proft [guionista y actor], porque hablábamos la misma lengua, podíamos coger un guión y hacerlo mejor en cuestión de cinco minutos. ¿Química? La química está ahí, no se inventa, la mayoría de veces surge por accidente: sabes que algo es divertido y no sabes por qué" decía a EL PAÍS hace poco más de un año.

Los Zucker y Abrahams fueron sus grandes cómplices y los tipos que le pusieron en el cañón y le dispararon al estómago del espectador, como quien pretende atravesarte a base de carcajadas. De sus manos surgieron Agárralo como puedas y Aterriza como puedas, y sin ellos Leslie Nielsen sería otro hombre, probablemente igual de valioso pero menos familiar y, sin duda, menos querido.

El actor vivía en el retiro gozoso de quien había firmado más de 300 producciones e innumerables sesiones dobles donde daban ganas de curvar los labios al verle con el rabillo del ojo. Nielsen, un cómico involuntario que hacía reír sin mover ni un músculo y que arqueaba las piernas como un futbolista veterano, murió la noche del domingo por culpa de una neumonía sin ningún respeto por los iconos. Lo hizo en su casa, rodeado de los suyos. Y deja un inolvidable testamento fílmico: para partirse el pecho. Literalmente.

Leslie Nielsen.
Leslie Nielsen.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_