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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Mariemma, maestra del ballet y coreógrafa

Fue directora del Real Conservatorio de Danza de Madrid

La bailarina, maestra y coreógrafa Mariemma (Guillermina Martínez Cabrejas) murió en Madrid ayer a los 91 años, y con ella desaparece la última figura de una importante generación fundacional del ballet español. Había nacido en Íscar (Valladolid) en 1917. Su carrera de bailarina de la Escuela Bolera y Danza Española opacó su faceta de bailaora, a la que siempre se refirió como llena de sentimiento, clase y emociones muy refinadas. Su madre le enseñó jotas y sevillanas, y comenzó sus estudios de ballet clásico en París, donde residía de niña con su familia materna, a los nueve años en la academia del teatro Chatelet y donde permaneció hasta los 12, considerada en la época la segunda escuela en importancia después de la de la Ópera Garnier. Muy pronto conoció y recibió lecciones de Francisco Miralles, figura de enlace muy importante entre la Escuela Francesa de Ballet y la Escuela Bolera Española. Miralles, que dio clases en la Ópera de París, le enseñó estilos y bailes que conservaba de los antiguos "Bailes de Palillos" y le cedió un valioso concepto que relacionaba la ejecución de los "boleros" a partir de la estructura académica.

Vuelve a España Mariemma en 1934 y comienza a estudiar con el guitarrista Amalio Cuenca y después con El Estampío. Muy pronto formó pareja escénica con su hermana María Asunción, realizando unas primeras giras europeas por Francia, Bélgica, Suiza, Polonia y Reino Unido, con un repertorio que se basaba en la Escuela Bolera aprendida por Millares con dúos y solos de exhibición que divulgaron y refrescaron esas danzas olvidadas. La Segunda Guerra Mundial devuelve a las dos hermanas a España y en 1940 hace su primera representación en el teatro Calderón de Valladolid, donde se vuelve a presentar en 1945 junto a Vicente Escudero. A raíz de aquellos actos, abre una escuela en el mismo edificio del teatro, siendo uno de los primeros casos en España en el siglo XX donde se asocia la academia de danza a un teatro, como antaño en el Real de Madrid y el Liceo de Barcelona. Sus primeras presentaciones en el Teatro Español de Madrid son en 1943 y 1947, con las que cosechó elogiosas críticas y un gran éxito de público que la entroniza como seguidora fiel del estilo, las maneras y los decálogos de Antonia Mercé, La Argentina, a quien había conocido en sus tiempos escolares parisienses.

La relación de admiración y estudio entre la legendaria Mercé y Mariemma marcó su carrera y reviste una enorme importancia en el desarrollo estilístico del ballet español. Ya en 1943, su Íscar natal le regala una casa solariega y pone su nombre a una calle, mientras en los siguientes 10 años gira por todo el mundo, con estancias en La Habana y Estados Unidos. Ya en 1950 recibe el Premio Nacional de Danza. Antes, en 1947 y 1949, recrea la coreografía clásica de El amor brujo (Manuel de Falla) de Antonia Mercé para la Ópera Cómica de París. En esos tiempos, se hace depositaria de parte del legado de La Argentina.

En 1953 llega al teatro de la Scala de Milán con Antonio Ruiz Soler para bailar El sombrero de tres picos, según la coreografía de Leónidas Massine. La propia Mariemma contó muchas veces las desavenencias con Massine por criterios estilísticos de Le tricorne, que fue un gran éxito e hizo que le encargara el protagónico de Capricho español (Rimski-Kórsakov) y en 1955 la creación coreográfica de España (Chabrier) para Luciana Novaro. Por esas obras, recibe la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Luego, en la Ópera de Roma, vuelve a formar pareja escénica con Massine, y en 1958 es estrella invitada del Ballet del Marqués de Cuevas, donde crea varios ballets. En 1961 presenta una serie de programas de televisión didácticos sobre las formas del baile español, una experiencia pionera. Desde 1970 fue, por varios años, la directora del Real Conservatorio de Danza de Madrid, poniendo en práctica sus métodos de aprendizaje.

Cuando se funda el Ballet Nacional de España (BNE), es llamada por Antonio Gades y en 1979 crea dos ballets importantes: Diez melodías vascas (Guridi) y Fandango (Padre Soler). En 1984 María de Ávila, a la sazón directora del BNE, le encarga Danza y tronío, su obra coral. El último trabajo de Mariemma fue en 1989 para el centenario del nacimiento de Mercé, donde articuló un espectáculo de solos de concierto, Triana, Fandango del candil y otros fragmentos. En 1997, la Fundación Autor editó Mis caminos a través de la danza. Tratado de danza española, donde desarrolló su concepto sobre técnica y estilística.

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