_
_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Maurice Grimaud, prefecto de París durante la revuelta de Mayo del 68

Fue partidario del diálogo con los estudiantes y contrario a la violencia policial

Maurice Grimaud, fallecido el 16 de julio a los 95 años, nunca quiso ser policía. Quería escribir, seguir los pasos de Roger Martin du Gard, su amigo de la infancia, Nobel de Literatura en 1937. Pero al cumplir los 50, Grimaud era el jefe de todos los gendarmes de Francia. Y en el trienio en que fue prefecto de París le tocó lidiar con la revuelta estudiantil de Mayo de 1968, "el fin de Francia, el fin de la Iglesia, el fin de todo", en palabras del presidente De Gaulle.

Todo se torció con el suspenso en el examen de acceso a la Universidad, "la gran decepción de mi vida", según escribiría después. Desorientado, el joven Grimaud aceptó un trabajo en el extranjero: dar clases al hijo del gobernador francés en Marruecos. Con el tiempo se convertiría en uno de los más influyentes diplomáticos del protectorado.

Consideraba las protestas "una purga necesaria para la sociedad"

En la II Guerra Mundial estará con la Resistencia y en la posguerra tendrá cargos cada vez más relevantes: negociador en la ocupación francesa de Baden-Baden (Alemania), delegado de la Organización Internacional de Refugiados, director de Información en el protectorado marroquí, consejero de François Mitterrand en el Ministerio del Interior...

En 1954 se inicia su carrera policial. Prefecto en las provincias de Landas, Loira y Saboya.En 1963 ya es director de la seguridad nacional, gran comisario de Francia. Su perfil moderado le convertirá en el sustituto ideal de Maurice Papon, prefecto de París, criticado por la violencia policial contra los independentistas argelinos.

Al llegar a la prefectura se fijará un objetivo insólito para la época: una ciudad sin automóviles. Obsesionado con reducir el tráfico parisiense, no podrá evitar la ironía cuando los jóvenes del 68 empiecen a quemar coches. "No podían sospechar que compartíamos las mismas preocupaciones", dijo en una entrevista a la revista Le Point.

El Mayo del 68, "la guerrilla contra la muerte climatizada que se os quiere vender como porvenir", en palabras de Julio Cortázar, no alterará la sangre fría de Grimaud, partidario del diálogo con los estudiantes. Muchos le atribuyen haber frenado a De Gaulle cuando estuvo tentado de sacar el Ejército a las calles. Quiso evitar las muertes y lo consiguió. Cinco fallecidos en Francia pero ninguno en París (excepto un manifestante al que le estalló en las manos un explosivo).

Daniel Cohn-Bendit, líder de la revuelta, recordaba a Grimaud como "el arquetipo del policía honesto". Después del 68 ambos se reunieron para conversar en varias ocasiones. "No tuvimos miedo porque eran sólo estudiantes", solía decir Grimaud, consciente de que alguno de sus hijos participó en las protestas. Definía la rebelión estudiantil como "una purga necesaria para la sociedad, porque entendieron los fallos de nuestra sociedad productivista".

El 29 de mayo de 1968, tras cargas violentas que dejaron ensangrentados a varios estudiantes, escribió una carta dirigida a todos los policías de París. En ella se apelaba a una ética policial basada en "la grandeur" y la dignidad. "Golpear a un manifestante que está en el suelo es como golpearse uno mismo. Ganaremos, quizá, la batalla en la calle, pero perderemos algo mucho más precioso: nuestra reputación". Este miércoles, horas después del homenaje que le rindió el presidente Sarkozy, esta carta fue leída de nuevo en todas las comisarías de París, informa Le Monde.

Nacido en 1913 en Annonay, al sur de Lyon, se defendió de la soberbia a base de sarcasmo. "Para convertirse en eso que en las necrológicas llamamos un gran servidor del Estado no basta con una buena educación, hace falta también ser incompetente".

Después del 68 pasó por la Dirección de Aviación Civil, en los años de la construcción del avión Concorde, y por la Régie Immobilière de París, organismo encargado de demoler fortificaciones militares para construir casas populares en su lugar. En los ochenta, como director de gabinete del Ministerio del Interior, participó en las negociaciones sobre cooperación antiterrorista entre Francia y España.

En 1992 se retira y se dedica a la literatura. Entre sus libros destacan En mayo, haz lo que te guste (1977) y Yo no nací en mayo del 68 (2007). El hombre que nunca quiso ser policía creía que no había sido capaz de participar en los grandes momentos heroicos de su época. Siempre se quedó en un segundo plano, manteniendo la calma. Entre otras frases, dejo ésta para la posteridad: "La vida es tan imprevisible que es imposible corregirla".

Maurice Grimaud, en mayo de 1968 en el Barrio Latino de París, escenario de las primeras protestas.
Maurice Grimaud, en mayo de 1968 en el Barrio Latino de París, escenario de las primeras protestas.AFP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_