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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Nikolái Baibakov, ministro del Petróleo con Stalin

La economía planificada floreció en la URSS y obtuvo los mayores éxitos durante su mandato

Nikolái Baibakov, el último comisario del pueblo -como en la época estaliniana se llamaba a los ministros- falleció a los 97 años de edad. Personaje legendario, fue el ministro más joven en el Gabinete de la II Guerra Mundial: cuando pasó a encabezar la industria petrolera en 1944, tenía 33 años.

Hacía cuatro años que era vicecomisario del petróleo, desde 1940, y fue en aquella difícil época cuando le tocó cumplir la tarea más peligrosa de su vida. Los nazis avanzaban en el Cáucaso y Grozny, donde entonces había vitales yacimientos petrolíferos, podía ser conquistada por el enemigo. Stalin lo llamó al Kremlin y le ordenó viajar urgentemente a la zona con la tarea de impedir que los yacimientos cayeran en manos de los alemanes. Tenía que minarlos y destruirlos en el caso de que los nazis se apoderaran de ellos; si no lograba hacerlo, sería fusilado, le dijo Stalin. Y le advirtió de que si hacía volar los yacimientos pero los alemanes no llegaban a ellos, también lo fusilarían. Baibakov tuvo suerte: las tropas del Tercer Reich se detuvieron en Vladikavkaz -entonces Ordzhinikidze-, a pocos kilómetros de Grozny. Durante la II Guerra Mundial, fue también el responsable de la construcción de un oleoducto bajo el hielo del lago Lágoda para abastecer de gasolina al sitiado Leningrado (hoy San Petersburgo). Los expertos sostienen que Baibakov echó los cimientos de la industria petrolera moderna en la Unión Soviética.

De extraordinario talento organizativo, Baibakov pasó a encabezar a finales de los años cincuenta del siglo pasado el Comité de Planificación de la Federación Rusa (Gosplán) y a partir de 1965 dirigió durante más de 20 años el Gosplán de la URSS. Fue precisamente bajo su persona, en los años setenta, cuando la economía planificada floreció en la URSS y obtuvo sus mayores éxitos. Destituido durante la época de reformas de Mijaíl Gorbachov -la perestroika-, Baibakov continuó siendo hasta el final un partidario entusiasta de la planificación en la economía. Tampoco dejó de admirar a Stalin, el sangriento dictador que industrializó el país, ni a Lenin, fundador del Estado soviético.

Nikolái Baibakov había nacido en la petrolera ciudad de Bakú, capital de Azerbaiyán, en 1911. Su padre era un ingeniero que trabajaba en la compañía petrolera de los hermanos Nobel, por lo que es natural que estudiara en el Instituto del Petróleo de Azerbaiyán y a su término, en 1932, trabajara en los yacimientos petrolíferos. Después de hacer el servicio militar, en 1937 ocupa puestos directivos en la industria petrolera de Bakú y Kúibishev y tres años más tarde es nombrado vicecomisario de la Industria Petrolera, comenzando así su ascenso al Olimpo soviético.

Durante un viaje a Japón, en 1968, un joven nacionalista, furioso porque las islas Kuriles habían pasado a ser soviéticas después de la II Guerra Mundial, le atacó con una espada de madera. Trece años más tarde, él mismo fue utilizado como arma en el extranjero: viajó a Polonia, según escribió The Washington Post en 1981, para amenazar al Gobierno con reducir los suministros de petróleo si éste no lograba controlar al sindicato Solidaridad.

La única anécdota de su vida privada que circula se refiere a su esposa, Klavdia, a quien conoció en su trabajo. En lugar de una romántica declaración de amor, le dijo que él no podía perder su valioso tiempo, así es que le daba 30 minutos para decidir si aceptaba ser su esposa o no. Se casaron al día siguiente.

Nikolái Baibakov en 1981.
Nikolái Baibakov en 1981.EFE

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