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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Teo Macero, productor de míticos discos de jazz

Configuró la 'revolución eléctrica' de Miles Davis

Diego A. Manrique

Teo Macero, productor discográfico y músico de 82 años, falleció el 19 de febrero, en Riverhead (Nueva York), tras una larga enfermedad. Productor de plantilla en Columbia Records, trabajó con numerosos artistas de jazz y pop, pero destacó su estrecha colaboración con Miles Davis: el trompetista le daba libertad para la edición de sus grabaciones en estudio y en directo, que Macero reconstruía amorosamente con métodos manuales.

La monumental obra con Miles Davis ha oscurecido otras actividades de Atilio Teo Joseph Macero. Nacido en la localidad neoyorquina de Glens Falls el 30 de octubre de 1925, se formó en la Juilliard School of Music. Interesado por el jazz, gravitó hacia el Jazz Composers Workshop, un colectivo encabezado por Charles Mingus. Como saxofonista, Macero grabó discos que revelaban que tenía un gran dominio técnico pero carecía del don de la improvisación: sus mayores aportaciones estaban en sus composiciones, a veces situadas en la corriente del third stream, que aproximaba el jazz a la música clásica. Era una vía prometedora e incluso consiguió becas de la Guggenheim.

Pero Teo tenía familia y necesitaba ganarse la vida. Aceptó un empleo fijo en Columbia Records, donde pronto se estableció como el productor que se entendía con los jazzmen y que podía sacarles discos vendibles. Tras el enorme éxito de Time out, el elepé de Dave Brubeck que incluía Take five, tuvo carta blanca para fichar artistas teóricamente "difíciles" como Thelonius Monk o el mismo Mingus. El nombre de Macero aparece también en los créditos de discos de Ella Fitzgerald, Stan Getz, Jimmy Rushing, Tony Bennett, Charlie Byrd, Count Basie, Johnny Mathis, Duke Ellington, Ramsey Lewis, John Hammond y otros muchos. Su curiosidad le llevó a colaborar con André Kostelanetz, el maestro del easy listening.

Su trabajo más aclamado fue al lado de Miles Davis, un artista insumiso y exigente. A diferencia de otras eminencias del jazz, Macero aceptó sin rechistar la inmersión del trompetista en los instrumentos eléctricos y los ritmos del rock y el funk. No sólo cambiaba la tímbrica: en vez de tocar standards o composiciones definidas, Davis y sus cómplices se lanzaban a tocar sin red ni límite de tiempo. A Macero le correspondía luego dar forma a esa música torrencial, recortando y pegando fragmentos de aquellas sesiones para conseguir piezas coherentes. Una labor que requería paciencia infinita y memoria prodigiosa: sin los actuales recursos digitales, se hacía con una cuchilla y cinta adhesiva. Se adelantaba así a muchos discos visionarios del rock experimental y el hip-hop. Se puede argüir que Macero ejercía de compositor a partir de aquel material en bruto y, desde luego, tenía orgullo de creador: años después, deploró la edición de cajas que juntaban todas las sesiones que se registraron para grabar In a silent way, Bitches brew, Jack Johnson y On the corner. Insistía en que Miles tocaba para que él configurara los discos -elepés sencillos o dobles- haciendo un montaje con los mejores momentos, y que esas ediciones "completistas" traicionaban el concepto, aparte de revelar tomas que los implicados desecharon en su momento. Para entonces, Macero ya no era empleado de Columbia: como tantos productores de plantilla, se sentía mal recompensado. Aparte de Kind of blue, supuestamente el disco de jazz más vendido de la historia, también había hecho famosas bandas sonoras (El graduado) y grabaciones de populares musicales de Broadway, como A chorus line.

En 1975, Teo se convirtió en productor independiente, aunque siguió elaborando los discos de Miles para Columbia. No le faltó trabajo: colaboró con Robert Palmer, Gato Barbieri, Herbie Hancock, Vernon Reid, Tal Farlow, los Lounge Lizards o DJ Logic. En esta etapa, Macero también dirigió orquestas sinfónicas y potenció su faceta de compositor, realizando bandas sonoras y música para ballet.

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