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Necrológica:'IN MEMÓRIAM'
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

El pacificador

Habíamos quedado que con el final de Liga y la gira de El larguero, y los amaneceres en diferentes hoteles de diferentes ciudades, mejor dejar el comentario de matinal para la temporada que viene. Ese comentario que él traducía de mi letra casi egipcia a la pantalla del ordenador.

Esta vez sí acepté uno de sus mil consejos protectores. Después encendió otro cigarro, él no aceptaba los míos, recogió sus cosas y se subió al taxi de la madrugada. Como todos los días. Y se marchó. Pero esta vez para siempre. Sin avisar, sin esperarlo, sin poder siquiera imaginarlo ni suponerlo, con lo previsor que era él para todo. Su corazón se paró de repente en el taxi que lo llevaba a casa después de El larguero.

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Ernesto López Feito, periodista deportivo

En días así, cuando teníamos que ponernos al lado del micrófono, siempre pensábamos en ti, que estás ahí escuchando, con tus problemas cotidianos, y decíamos: "Alguien tendrá un problema y un dolor más fuerte que el nuestro", y la radio es una ayuda para dar compañía. Hagamos radio por mucho que nos cueste.

Nos costó mucho anoche. Porque sin estar, estaba. Estaban sus cosas sobre la mesa, sus papeles, sus notas, su maldito tabaco. Incluso hice el guión y escribí su nombre. Como todos los días, como todas las noches.

Debo confesaros que yo siempre escribo a mano, con pluma o un pilot, y que era él quien pasaba estas notas a la letra de imprenta del ordenador. Mi letra sólo la entienden él y Bustillo... Y posiblemente a mí también. Por eso su paciencia tenía varios récords, entre ellos no haber discutido nunca conmigo. Le llamábamos el pacificador.

Anoche me habría preguntado: ¿Qué vas a decir mañana a Francino en matinal? Y yo le contestaría las palabras de tu madre ayer, cuando tú ya no escuchabas: "Cuidaos todos mucho, hijos... cuidaos más de lo que se cuidó él".

Es posible que el cuerpo, si lo cuidas, dure toda la vida, pero Ernesto nunca creyó eso... Porque Feito cuidaba de todos menos de él.

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