Curas

Cuentan los muy optimistas que gracias a ese invento milagroso de la autopista de la información (un poco cursi el enunciado) la realidad no podrá ocultarse ni disfrazarse, que nos vamos a enterar al instante de todo lo que esté ocurriendo en el universo, que vamos a vivir en vivo y en directo las casi siempre atroces noticias del mundo. Imagino que ante certidumbre tan extendida, a los que controlan el estado de las cosas les asaltan incontrolables ataques de risa. Por ejemplo, a esos implacables tecnócratas que dirigen la siempre enigmática China y a los que unos monjes calvorotas les quieren arruinar el trascendental teatro que van a montar a propósito de las golosas Olimpiadas, ese pretexto supuestamente deportivo para venderle al mundo que han transformado su árido y mandarín país en lo más parecido a los ríos de leche y miel.
Los disidentes testifican que el Ejército ha enviado a criar malvas a 150 tibetanos. Los chinos reducen esa mortandad a la décima parte (dislate grotesco al que también nos tienen acostumbrados en este país cuando el PP y el PSOE ofrecen sus respectivas y sagradas cifras sobre los que se han manifestado en las protestas o exaltaciones que convocan) y no aclaran sus identidades, pero, en cualquier caso, no tienen dudas de que los culpables del horror son los los incendiarios tibetanos.
No vemos ningún fiambre, pero intuyes la carnicería que están perpetrando los nietos de la Revolución Cultural por la saña que emplea la madera con los indefensos cráneos de los manifestantes. También veo al Dalai Lama (qué mosqueo me dan las revueltas dirigidas por el clero) afirmando con ofensiva ingenuidad: Estamos en el siglo XXI. Las mentiras y las apariencias ya no funcionan. Destruida la teoría del nihilista Discépolo en Cambalache: Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé.. en el quinientos seis y en el dos mil también.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Cómo llegaron los líderes europeos al acuerdo para financiar a Ucrania
Así pone en peligro la vida de menores ChatGPT, según un experimento realizado por EL PAÍS
Todo lo que tienes que saber para seguir la jornada electoral de Extremadura
El Louvre, en su punto más bajo: ¿qué le pasa al museo más famoso del mundo?
Lo más visto
- Uno de los promotores de la señal V-16 de tráfico: “Es duro oír el testimonio de víctimas que han sufrido amputaciones al poner los triángulos”
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Cae una organización que enviaba camiones cargados de cocaína desde Marbella hasta varios países europeos
- La policía registra varios domicilios y las oficinas de la ministra francesa Rachida Dati por otro presunto caso de corrupción
- Manuel Castells, sociólogo: “El mundo está en un proceso de autodestrucción”




























































