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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El arte de la persecución

A los 34 años Steve Spielberg es el mejor y más comercial de los directores norteamericanos de la nueva generación. La serie de sus éxitos comienza con Tiburón (1975), sigue con Encuentros en la tercera fase (1977) y por ahora finaliza con En busca del arca perdida (1981). Sólo ha sido interrumpida por el gran fracaso 1941 (1979) y parece continuar con su última obra, El extraterrestre, con la cual se clausuró el pasado festival de Cannes, y está en los albores de su explotación comercial.Antes de estos títulos, Spielberg trabaja durante una temporada en televisión, que finaliza cuando hace El diablo sobre ruedas (1972). La calidad de este curioso telefilin, que gira en tomo a la enloquecida persecución que sufre un automóvil por parte de un misterioso y diabólico camión, hace que en la mayoría de los países se ha difundido en las salas cinematográficas en lugar de emitirse por televisión. Así mismo le da la oportunidad de dirigir su primera producción cinematográfica, The sugarland express (1973), rebautizada por los distribuidores españoles con el título Loca evasión y extrañamente inédita en muchos puntos del territorio nacional.

La película que esta noche emite Televisión Española presentada en el festival de Cannes sin mucho éxito, es una larga persecución que comienza cuando un preso ayudado por su mujer logra escapar de la granja del departamento peninteciario de Texas. En ella se resume concreta toda la experiencia narrativa de los norteamericanos para el arte de la persecución y anuncia el posterior atractivo del cine de Spielberg.

Huella personal

El mayor defecto de estas películas, hechas recientemente por nuevos directores que tratan de conectar con el clásico cine de aventuras norteamericano, es que en lugar de apoyarse en experiencias personales se reducen a reciclajes más o menos afortunados de obras anteriores, pero donde no hay la menor huella personal.

Esto se aprecia muy bien al leer la biografía de Raoul Walsh, del que Televisión Española ha emitido un largo ciclo durante los últimos meses y cuyas memorias caba de publicar la editoral "Jrisalbo".

La fuerza que tienen sus películas y que repetidas veces quieren captar estos nuevos directores, tiene más de un insustituible transfondo de hechos vividos que de una habilidad técnica igualada y quizás superada.

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