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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'La fuga de Colditz', nueva serie para los incondicionales del cine bélico

Los incondicionales del cine bélico en su variedad campos de concentración y audaces intentos de fuga podrán disfrutar, a partir de este sábado (a las 19.40, por TVE-1), con la serie británica La fuga de Colditz. Se trata de una coproducción BBC-Universal de 28 capítulos que adapta las memorias del mayor Pat Reid, reconstrucción novelada de su experiencia como prisionero de guerra en el castillo-fortaleza de Colditz (cerca de Leipzig, actualmente en Alemania Oriental) (durante la II Guerra Mundial. Robert Wagner y el ya experto en fugas David McCallum. (recuérdese su discreta intervención en la archifamosa película de John Sturgess La gran evasión, 1962) son algunos de los intérpretes.La fuga de Colditz tiene, como muchas otras series televisivas, un precedente cinematográfico. Se trata esta vez de una antigua película, The Colditz story (1955), realizada y escrita también sobre el material supuestamente autobiográfico de Reid- por Guy Hamilton e interpretada por John Mills, Eric Portman y Bryan Forbes. La historia volvió a resucitar en 1972, como consecuencia del revival que las gestas heroicas de la II Guerra Mundial conoció a comienzos de los setenta, y cuajó en esta versión televisiva, que los telespectadores españoles van a ver, por tanto, con unos cuantos años de retraso. Ambas, película y serie televisiva, se mantienen fieles a las constantes temáticas y estructurales del género. Un grupo heterogéneo de oficiales aliados recluidos en un campo de prisioneros alemán de máxima seguridad -aquí, Colditz, un castillo al que el alto mando alemán enviaba a los expertos en fugas- desafía los poderosos muros de su encierro con imaginación y coraje. Al principio son sólo intentonas frustradas y dispersas, que se convierten en la gran evasión cuando una mente rectora y unificadora -aquí, el coronel británico Richmond- consigue limar diferencias entre los diferentes temperamentos nacionales.

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