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Columna
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Entertainer

David Trueba

Una de las razones por la que estoy deseando que termine la campaña electoral es para no tener que volver a oír a los candidatos afirmar que "España es un gran país". Tal grado de adulación pueril no puede sostenerse sin rubor en unos momentos en que la Europa del dinero amenaza con expulsar de su reino a países como Italia o Grecia. Sería más bien al contrario, tendríamos que recordar lo que seríamos sin países como Italia o Grecia. Nadie sabe lo que es un gran país y confundir la salud contable con la categoría histórica es como juzgar por el tamaño de pie la grandeza de un ser humano.

El sábado pasado el pianista italiano Stefano Bollani llenó el Luz de Gas durante el Festival de Jazz de Barcelona y escenificó la demostración de que Italia sigue poseyendo un vínculo fundamental con las raíces culturales, algo mucho más valioso que el dinero. Su piano es capaz de abrirle nuevas ventanas a los clásicos norteamericanos, pero también a las inmarchitables creaciones brasileñas de Vicinius, Jobim o Chico Buarque. Agarrar de los pelos a Renato Carosone, Michael Jackson y los Beatles para traerlos junto a Beethoven y Keith Jarret en un ejercicio de repentismo a demanda popular. Un piano puesto al servicio del entretenimiento, donde la precisión se disfraza siempre de divertimento y la falta de grandilocuencia esconde una propuesta ambiciosa.

La RAI 3, que fue el canal público de orientación comunista hasta derivar en la cadena cultural, satírica y de calidad informativa donde se puede ver la mejor Italia, esa que está en proceso de demolición por suerte siempre inacabado, encargó hace unos meses seis programas de jazz a Bollani y él los envolvió con invitados y propuestas sugerentes. En la pura tradición del entertainer, ha acompañado al piano los descargos de conciencia televisados de Roberto Saviano titulados Vente conmigo (también en RAI 3 y ahora publicados en Anagrama), y ha sostenido dúos con Chick Corea o Phil Woods. En un territorio como el televisivo donde la música de calidad es tan rara como una confesión sincera en un mitin, este florentino de 39 años ha prometido regresar con nuevas entregas de su estimulante Sostiene Bollani.

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